En la Ley sobre Drogodepencias y otros Transtornos Adictivos, actualizada en diciembre de 2015, se recoge la prohibición de vender y consumir bebidas alcohólicas en la calle, “salvo terrazas, veladores o en días de feria o fiestas patronales o similares regulados por la correspondiente ordenanza municipal”. Manuela Carmena anunció hace poco que quería revisar en Madrid esa normativa municipal y cambiar las multas económicas, por trabajos en favor de la comunidad y ocio alternativo (¿?), para los que, sin duda, tendría bastante mano de obra.
En total, en Madrid se pusieron durante el año pasado 25.000 multas por lo que se denomina “botellón” que incluye desde una cerveza de esas “camineras” que te tomas por la calle, hasta montar un chiringuito con botellas, invitados y bolsas por los suelos. No hay termino medio.
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La multa en cuestión
Muchas de ellas se recurren, alegando que no hay medios para saber qué contienen los vasos y botellas, pero se siguen poniendo. Hemos encontrado a alguien que le ha caído una de éstas hace un mes y todavía ni la propia Policía sabía en qué podía consistir la sanción que acababan de poner.
“Fue durante esta Semana Santa pasada, iba con un amigo en la calle de la SGAE, sobre las doce y media de la noche, y había una persona vendiendo en la calle. Pillamos dos birras y, justo después de abrirlas, ni le había dado un trago, se presentaron dos Policías de paisano, se identificaron, nos pidieron nuestra documentación y nos multaron”, nos cuenta Andrés, uno de los dos implicados en el asunto.
Lo que no supieron explicarle ni a Andrés ni a su amigo es qué tipo de multa les iba a llegar, no supieron decírselo. “Podía ser dinero, entonces serían como 600 euros, o bien trabajos sociales, que eso no dependía de ellos, que ellos la pasaban a un departamento que es el que debía de decidir. La multa está sin firmar, porque nos dijeron que daba igual, que nos iba a llegar igual, eso resulta curioso”.
Su caso es bastante común, se repite, pero no tiene mucho que ver con el de Jorge, que es con el que nos hemos quedado alucinando esta semana. El que nos ha llevado a escribir este artículo, para prevenir a la gente del palo que te puede dar Hacienda (el Estado, en realidad) si te despistas.
Adios a la devolución de Hacienda
“Casi 800€ de multa por beberme una cerveza en la plaza de San Ildefonso en el 2013”. Leemos este mensaje en Facebook y lo vemos caro, lo normal son 600, según nos acaba de explicar Andrés. Pero la historia sigue: “Ni me ha llegado, me lo han quitado de la devolución de Hacienda”. La historia de Jorge (le vamos a llamar así, prefiere mantener su identidad en secreto) es curiosa, pero pasa bastante más de lo que creemos.
Las multas se pierden porque alguien cambia de domicilio y aunque lo publique en el Boletín Oficial, nadie se lee eso y la cosa sigue su procedimiento natural, hasta que Hacienda pilla la pasta de tu cuenta corriente, vía devolución en la declaración.
Imagen del extracto en el que Hacienda comunica las multas restadas a la devolución de Hacienda
En su caso, de 600 ha pasado a 800 euros por los tres años que han pasado desde entonces, “como no me llegó la multa le han sumado los intereses y el retraso. Tampoco me llegó nunca la multa porque, aunque ya estaba viviendo en otra casa, estaba empadronado en una en la que ya no vivía”.
Ni siquiera tiene muy claro el motivo de la multa. “Yo supongo que debe ser por una lata, porque yo no meo en la calle jamás ni armo escándalos. A mí eso me parece muy ridículo, dicen que las mandan certificadas, pero si nadie las recoge, entonces lo publican en el BOE y eres que tú quien debes leerlo”.
Entonces llega el momento en que Hacienda mete mano en tu dinero, a través de la pasta que te tiene que devolver cuando llega mayo. “Sí, yo me he enterado en la declaración de este año. Me han quitado mas de 900 euros por esa multa y otra que aún tengo que aclarar. He ido a Hacienda esta mañana para que me dieran más datos, pero me han dicho que si quiero saber exactamente por qué me han puesto la multa, tengo que pedir cita en el Ministerio de Medio Ambiente y allí me explicarían. La otra multa es mas ridícula aún, porque ni siquiera vivía en la dirección que viene cuando pusieron la multa, pero tengo que ir a esa otra dirección para que me expliquen. Es de febrero de 2015 y yo no vivía en esa casa que aparece, yo no tengo coche, ni moto, ni me meto en líos”, nos cuenta Jorge.
Indagando por la red sobre este tipo de casos, nos encontramos con un abogado que ha respondido alguna vez a estas preguntas de una manera pública, se llama Ferrán Gispert. Le contamos el caso de Roberto y nos dice que es bastante habitual. “Si te pillan con una cerveza por la calle no te libras de pagar. Lo que suele pasar es que si no pueden entregar la multa porque el domicilio está mal, la notifican a través del Boletín Oficial y eso basta. El deber es comunicar cada cambio de domicilio que hagas, es tan sencillo como modificar el padrón. Si lo tienes en regla, puedes recurrir la multa, por defectos en el procedimiento o falta de identificación. Pero si te la ponen, pagas”.