A finales de los 80, el comerciante y empresario de Wall Street Mike “Zappy” Zapolin, descubrió el potencial rentable que podría tener registrar los nombres de dominio de Internet para las empresas en expansión. Sin embargo, la mayoría de las empresas a las que se acercó con esta idea pensaron que simplemente estaba loco. “¿Para qué necesitamos un dominio de Internet?”, le dijeron.
Fue entonces cuando Zappy, quien se describe a sí mismo como un “futurista”, decidió comprar algunos de los nombres de dominio más comunes, incluidos Beer.com y Diamond.com, por montos que oscilan entre los 80 000 y los 300 000 dólares. En tan solo unos años, los pudo vender por más de siete millones de dólares cada uno.
Videos by VICE
Sus habilidades intuitivas lo impulsaron al estatus de millonario de la noche a la mañana cuando se dio el gran auge del Internet. Decir que es un “visionario” es una forma de resumir su personalidad, pero llamarlo “raro y loco aunque de una manera extrañamente brillante” lo describe igual de bien.
Hoy, Zappy, de 53 años, ha recorrido un largo camino desde los días en que ganó fama por los dominios de Internet. Ha emergido como líder intelectual y guía espiritual en uno de los ámbitos más inesperados para un ex lobo de Wall Street. Ahora es un “concierge psicodélico”.
Zappy es parte de una creciente tribu de defensores de las sustancias psicodélicas que están convencidos de que la terapia asistida por psicodélicos es la forma en que vamos a combatir la creciente crisis de salud mental que ha caracterizado a 2020. Él no solo ha colaborado con la estrella del bienestar y la meditación Deepak Chopra, sino que también realizó viajes de transformación de conciencia con celebridades como la actriz de Fast & Furious Michelle Rodríguez y el ex jugador de la NBA Lamar Odom (a quien probablemente hayas visto de juerga en Keeping Up With The Kardashians). Su experiencia de servir como concierge psicodélico de Odom en sus momentos más oscuros aparecerá próximamente en un documental.
Zappy es cofundador de Mind Army, un grupo en pro de los psicodélicos que está instando al presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, a firmar una orden ejecutiva que legalice el uso de los psicodélicos en los tratamientos de salud mental. También estableció The Ketamine Fund, una organización sin fines de lucro que tiene como objetivo reducir drásticamente las tasas de suicidio mediante terapias alternativas.
Pero en caso de que todavía te estés preguntando qué diablos es un “concierge psicodélico”, hablamos con Zappy para preguntarle cómo se convirtió en un guía de los viajes espirituales con psicodélicos, cómo ayudó a personajes famosas como Lamar Odom a superar su bien documentado problema de abuso de sustancias y qué hay detrás de la recomendación de un psicodélico en particular.
VICE: Hola Zappy, ¿cómo te va? “Concierge psicodélico” suena realmente magnífico y deslumbrante como título de una actividad laboral, pero ¿qué es?
Zappy: Pasé la mayor parte de mi vida haciendo lo que la sociedad decía que debía hacer si quería sentirme realizado. Pero en algún momento de 2011, tuve una crisis espiritual de la mediana edad. Estaba tratando de encontrar algo que pudiera satisfacerme, cuando recordé la experiencia psicodélica que tuve en mi adolescencia al probar la mescalina (un alucinógeno natural que se encuentra en los cactus). Mi primera experiencia no fue positiva, pero decidí darle otra oportunidad, esta vez con la intención de expandir mi conciencia. Quería ir a las selvas de Perú y probar la ayahuasca, así que le dije a un amigo que conocía a Michelle Rodríguez y decidimos invitarla. Ella accedió a ir con nosotros y dejarnos filmarlo, lo cual después convertimos en un documental llamado The Reality of Truth [La realidad de la verdad.].
Así que conseguimos que un médico nos acompañara y viajamos a Perú. Primero probamos el San Pedro, que es un cactus alucinógeno, y luego la ayahuasca con un chamán unos días después. La experiencia fue transformadora para nuestras vidas, en especial para Michelle. La ayudó a sortear todas las emociones abrumadoras que la embargaban después de la muerte de su coprotagonista Paul Walker, y verla evolucionar fue hermoso. Regresé y les dije a todos mis amigos que tenían problemas de salud mental y adicciones que tenían que experimentarlo, pero estaban renuentes.
Debido a mi tiempo en Wall Street, tenía una relación relativamente cercana con profesionales de negocios, líderes de opinión y celebridades. Ellos necesitaban orientación con respecto al uso de psicodélicos, y por ello acudieron a mí.
Pronto me di cuenta de que gracias a todas mis lecturas, investigaciones y experiencias personales con los psicodélicos, podía determinar con precisión si alguien necesitaba ketamina o plantas medicinales como ayahuasca u hongos psilocibios o ibogaína, una poderosa raíz africana. Y en ese momento me di cuenta de que era una especie de concierge de los psicodélicos.
Al igual que cuando vas a un hotel y le pides asesoría al concierge, y él te hace recomendaciones basadas en si quieres cenar, tomar vino o escuchar buena música, yo hablo con la gente acerca de cuál es su intención, cuál es su trauma y qué intenta lograr, y entonces puedo recomendarles qué psicodélico funcionaría para ellos.
Entonces, ¿qué implica este trabajo? ¿Cómo llevas a acabo estos tratamientos psicodélicos?
Para entrenarme como concierge psicodélico, tuve que estar como aprendiz de muchos chamanes, conocer todos los efectos de las plantas medicinales o la ketamina mediante su experimentación, ir a sitios indígenas y probar todo, desde la ayahuasca hasta la ibogaína. Esencialmente, lo que hago es actuar como un procurador de todo lo que necesiten y un cuidador durante sus viajes psicodélicos, junto con el chamán. Es importante contar con un chamán, pues ellos tienen experiencia multigeneracional con las plantas medicinales. Le tienen un gran respeto a ese conocimiento, lo que hace que la experiencia sea trascendental. Si solo pides psicodélicos en línea y crees que con escuchar buena música y drogarte bastará, te perderás del linaje y la tradición oral que los acompañan, y probablemente no obtendrás lo que buscas de un psicodélico.
Cuando hacemos estos viajes , también llevamos con nosotros a la jungla a médicos para asegurarnos de que siempre haya un entorno y condiciones seguros (la mentalidad, el entorno social y físico) durante la experiencia psicodélica. Junto con el chamán, guío a la gente en estos viajes, los tranquilizo y mantengo conversaciones con ellos una vez que su viaje ha terminado. Es importante tener a estos chamanes para asegurarnos de que cuando una persona está superando un trauma, no cree otros nuevos.
Mi socio Warren Gumpel y yo también creamos unos retiros corporativos que llamamos “ketatación”, que es una forma de meditación con ketamina. Me he dado cuenta de que las personas en los Estados Unidos se sienten más cómodas tomando ketamina debido a que es un medicamento occidental aprobado por la FDA y se puede administrar si lo receta un médico. Entonces les damos unas pastillas de ketamina que simplemente se derriten en la boca y todos las tomamos al mismo tiempo. Se trata de una poderosa experiencia grupal en la que todos nos sentimos más unidos que nunca e incluso hemos tenido conversaciones telepáticas. Después de las sesiones, hemos visto que el grupo se unifica como nunca antes.
Algunas empresas corporativas organizan retiros de una semana en la naturaleza como un ejercicio para formar una unidad de equipo. Con la ketatación, puedes desarrollar una conexión más profunda con tus compañeros de trabajo en solo una hora.
Hemos realizado esta práctica incluso con los ejecutivos de Silicon Valley y la hemos visto hacer maravillas con su productividad. Estamos creando una especie de chamán moderno con una red de profesionales médicos que también son guías de viaje psicodélico.
¿Cómo sabes qué psicodélico prescribir?
Si siento que alguien ha crecido sin estar en contacto con la naturaleza y la necesita para aprender a resistir las cosas que siente que lo sobrepasan en la vida, le recomiendo el San Pedro. Este te acerca instantáneamente a la naturaleza y te ayuda a romper patrones debilitantes.
Cuando una celebridad que tenía problemas con su madre se acercó a mí, me di cuenta de que lo que necesitaba era una especie de abrazo reconfortante. A ella, le recomendé la ayahuasca, porque es una planta que tiene energía femenina, la energía de la creación. La hizo entenderse a sí misma y también lo que su madre estaba atravesando, y le permitió encontrar una sensación de perdón.
En otro caso, traté a un reconocido rapero que padecía ansiedad. Tenían un flujo de conciencia constante y necesitaba algo para detener ese ruido. Entonces le recomendé la ketamina.
Cuando tomas ketamina, aproximadamente cinco minutos después de iniciada tu sesión, todo el parloteo en tu cerebro se desvanece y te encuentras sentado allí consciente solo del momento presente, sin futuro ni pasado.
Por lo regular, la gente no puede meditar porque está rumiando su trauma una y otra vez. La ketamina tiene la capacidad de aliviar el peso de ese trauma y brindarte una experiencia trascendental. Te miras a ti mismo desde una perspectiva en tercera persona y te das cuenta de que no necesitas cargar con tanto trauma. Una vez que este rapero terminó con su tratamiento con ketamina, le recomendé que tomaran una microdosis de hongos de psilocibina. Mediante el consumo de la microdosis, pudo continuar con su vida, teniendo una alegría burbujeante en su interior. La microdosis tiene el potencial de terminar con el consumo de todos los antidepresivos. Una vez que esta persona experimentó estas terapias, pudo seguir trabajando y siendo creativo, pero sin aferrarse al trauma y el ruido que tenían en su cerebro.
La ibogaína, que es un alcaloide elaborado a partir de la planta Tabernanthe iboga, es lo que le doy a las personas cuando creo que necesitan un cambio completo, ya sea por alguna cuestión mental o debido a una dolencia física. Procuro no utilizarla en mucha gente porque es muy intensa, pero tiene la capacidad de ayudar a las personas a liberarse de todas las adicciones, como a la heroína y otros opioides. Limpia tu corteza prefrontal mientras estás bajo sus efectos, y cuando desaparecen, sales del viaje sin ningún adicción.
La Ayahuasca es la madre que te sostiene y abraza, el San Pedro es el padre severo que te muestra qué hacer, y la ibogaína es el abuelo enojado que te sacude y muestra por qué eres un completo desastre.
Para Lamar Odom, que tenía un problema de abuso de sustancias, creé una fórmula con ketamina, una planta medicinal con una práctica diaria para lograr una transformación consciente. Inicié su sanación con ketamina porque él nunca había tomado psicodélicos. Al ser afroamericano, le habían dicho que le dispararían o lo arrestarían si consumía psicodélicos. Pero basado en su perfil de adicción y su herencia afroamericana, le pedí que probara la ibogaína y fuimos a México con un equipo de profesionales médicos y un chamán. 36 horas después de la terapia, se transformó. Perdió su miedo a la muerte y estaba listo para volver a jugar baloncesto de manera profesional. Se reconectó con su ex esposa e hijos, e incluso trajo a su padre, quien era adicto a la metadona, para que probara la terapia con ketamina.
¿Cuál ha sido tu experiencia psicodélica más intensa?
Cuando probé la ayahuasca en las selvas del Perú, caí en una conciencia completa del momento presente y sentí que Dios estaba sentado conmigo. Dios me preguntó: “¿Sabes cómo es que respiras? ¿Sabes cómo es que crece tu cabello?”. Respondí que no. Entonces Dios me dijo: “Bueno, si no sabes cómo están ocurriendo estas cosas, pero son necesarias para que vivas, ¿por qué crees que siempre debes tener el control de las cosas?”. Fue el momento más liberador de mi vida. Me di cuenta de que tenía que tratar la vida como a una película que estaba viendo. Me empecé a carcajear porque finalmente entendí la broma cósmica del universo.
Sigue a Shamani en Instagram.