Gimnasio Circus Arena, Vallecas, Madrid. Como cada tarde, seis días a la semana, Joana Pastrana (24 años) se prepara para sus dos horas y media de entrenamiento. El boxeo es su droga, lo descubrió hace tres años y ahora está completamente enganchada.
“Empecé entrenando dos días, pero me sabía a poco. Pronto comencé a ir todos los días al gimnasio y cuando llevaba tres meses le dije a mi entrenador que quería competir. Mi primera pelea en un ring fue hace dos años, en el Campeonato de Madrid. Gané y fui al Nacional”, explica.
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Esa primera tentativa en el Campeonato de España no fue mal, ganó una pelea y perdió con la que luego fue la campeona. Este año repitió y consiguió bajarse del ring con el cinturón que la acredita como la mejor boxeadora amateur de España en la categoría de 51 kilogramos.
Ahora, con el título en casa, Joana tiene claro cuáles van a ser sus siguientes pasos en el mundo del boxeo: en dos años aspira a dar el salto al mundo profesional. Y seguro que lo consigue: “Primero quiero ganar a todas las mujeres amateur de mi peso aquí. El objetivo final es salir fuera de España a pelear”, asegura la boxeadora. Aunque Joana ya tiene un título internacional, el que organiza para boxeadores amateurs la WBC.
Volvamos no obstante al principio de la historia, a cómo entró hace relativamente poco tiempo en un gimnasio pequeñito del Barrio de Hortaleza de Madrid. ¿Cómo llegó Joana hasta el boxeo? “Siempre me gustaron los deportes de contacto. Probé con el Muay Thai y con el Kickboxing y no me gustaron. Demasiadas cosas, demasiado dispersos”, asegura la boxeadora.
“Me decidí a intentarlo con el boxeo y, ahora cada día me gusta más. Esto fue hace tres años, llevo muy poco en esto”, asegura la atleta, que pertenece al Club Miguel Sánchez.
Ahí comenzó la disciplina con la que se prepara una campeona que aspira a serlo también fuera de España en el futuro. Así es un día en su vida: “Me despierto sobre las 9 y voy a correr. A las 11 empiezo el trabajo —soy camarera— y salgo a las 5. A las 6 entro en el gimnasio para entrenar. Luego llego a casa y entre recoger, poner lavadoras y preparar la comida del día siguiente ya llega la hora de irme a la cama. Volver a levantarme, correr…”.
Su vida no es como la del resto de chicas de su edad, pero es la que ella ha elegido. Hay restricciones, y también algunas cosas que quedan fuera de su agenda social: “Si tengo que bajar de peso, competir en 48 kilogramos, sí que llevo una dieta más estricta, que me hizo un nutricionista de Valencia. Aunque una de las cosas que más me gusta del mundo es salir a cenar con mis amigos, o disfrutar de una buena comida, sobre todo después de un combate. No me gusta salir por la noche y además es incompatible con entrenar. No puedes salir de fiesta y luego madrugar para correr”.
Antes de que se ponga los guantes, aprovechamos para plantear a Joana el tema de la violencia en el deporte que tanto ama. “Yo siempre le digo a mis amigos que si entrenas boxeo nadie tiene por qué tocarte un pelo. Puedes hacerlo sin violencia, es una opción personal, nadie tiene que pegarte. Tú eliges y yo escogí la adrenalina de dar y de recibir. Es lo que me gusta”.
Ha quedado claro uno de los motivos que la ‘engancha’ a este deporte. ¿Y practicarlo solo como hobby? “Eso es también un auténtico placer, pero si subes al nivel de competición ya empieza a ser un deporte realmente exigente”.