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Miley Cyrus acaba de crear una caridad LGBT para personas sin hogar, porque es poca madre

Si has formado el 100% de tus opiniones sobre Miley Cyrus basándote en el video de “We Can’t Stop”, o esa presentación en los VMA del 2013, en la que le twerkeó horriblemente a Robin Thicke, es entendible que pienses que es una de las siguientes cosas: superficial; teta; en búsqueda de atención; le urge un Canesten. Y también estarías mal, porque hay más en Miley de lo que parece a primera instancia (en casi todos los casos; no podemos decir qué pasa en su ingle).

Dadas las múltiples controversias que ha levantado en la gira promocional de su último disco, Bangerz— principalmente por montar cosas: bolas de demolición, hot dogs, la paciencia de tu mamá— muchos probablemente desecharán cualquier cosa que Miley Cyrus diga o haga como una provocación más. Pero también tiene una conciencia sobre temas sociales que uno no esperaría de ella, y se involucra en formas de activismo que muchas estrellas de pop rechazarían por completo. “Hago muchas cosas que obtienen toda esta atención,” le dijo a la revista Out en una entrevista publicada ayer. “Pero una vez que tengo esa atención, ¿qué hago en ella?”.

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La respuesta a eso es “crear una caridad”, aparentemente. Miley ha oficialmente creado la Happy Hippie Foundation —una organización sin fines de lucro que busca crear conciencia alrededor de temas que afectan a jóvenes sin hogar y otros grupos de gente vulnerables, como los jóvenes LGBT. En palabras de Miley, “queremos que la gente joven luche contra la injusticia”. Para ayudar a recaudar dinero y dar a conocer la caridad, Miley se ha asociado con Facebook para crear The Backyard Sessions —una serie de conciertos de gente como Joan Jett, Laura Jane Grace, Ariana Grande y Melanie Safka, los cuales son filmados en su propio jardín. Los videos buscan que los espectadores donen, y los fondos serán usados para ayudar a crear grupos digitales de apoyo para niños vulnerables y sus familias —una manera de ayudar a prevenir que el 40% de jóvenes sin hogar que se identifican como LGBT sean rechazados y huyan de sus casas en primer lugar.

Este no es un proyecto de la nada, sino que ha habido varias cosas que le han dado pie a esto. El año pasado, por ejemplo, Miley hizo que un joven llamado Jesse aceptara un premio MTV en su honor. Él, a su vez, aceptó el premio “en nombre de los 1.6 millones de jóvenes sin hogar en Estados Unidos que están perdidos, muriéndose de hambre, y temen por sus vidas en estos momentos”, y dirigió a los espectadores a la página de Facebook de Miley, para donar dinero a My Friend’s Place, un centro juvenil en Los Ángeles para jóvenes sin hogar en el que Miley había conocido a Jesse esa semana. Juntaron más de US$200,000 en 24 horas. Desde entonces, han sido cada vez más y más vocales las posturas que ha tomado en contra de las expectativas tradicionales de género, la homofobia, y la transfobia. “Los medios se mueven con demasiada velocidad”, le dijo a Out en relación con el suicidio de una adolescente transgénero llamada Leelah Alcorn en diciembre, “No quería que una historia más de esas fuera una pequeña notita que la gente lee y luego olvida igual de rápido.”

Obviamente existen muchas personas haciendo un trabajo increíble para ayudar a los jóvenes sin hogar y a las comunidades LGBT sin el apoyo de celebridades, y no porque sea una estrella de pop significa que sus esfuerzos sean más significativos que los de cualquier otra persona. Pero, nos guste o no nos guste, las celebridades tienen el poder de influenciar a chingos de gente. A nadie le hubiera importado la súbita y bastante pública insurgencia sexual de Miley si no pensaran “¡Diosito santo, piensen en nuestros niños!”. De igual manera, el que alguien como Miley o Kim Kardashian —quien acaba de hacer un documental sobre salud mental en la era digital— se dé cuenta de los problemas que existen en nuestra sociedad y traten de enfrentarlos es algo importante, y algo que deberíamos de reconocer como positivo.

Del mismo modo en el que Miley (intencionalmente o no) empezó una conversación sobre el feminismo actual al ser demasiado sexual, ella usa sus fotos de Instagram, mensajes de Twitter y ardids publicitarios para generar un debate acerca de los temas que afectan directamente a los jóvenes. Miley es provocativa, sí, pero no sin un trasfondo más grande.

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