Me llamo Jordi Jover. Lo de Monami vino mucho después, cuando un promotor del BAM me obligó a cambiar el primigenio –aunque poco glamuroso– DJ Jordi por un nombre más “programable”, y porque conocí a mi mujer en clase de Literatura Francesa.
De pequeño era un poco soso. Mi padre tocaba la trompeta y era presidente de un coro, mi madre tenía un grupo de versiones del Dúo Dinámico, en mi familia todo el mundo cantaba y vivía la música con naturalidad y yo me moría de vergüenza.
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Soy de Hospi y me encanta. Con 16 años recién cumplidos, una tarde tuve la disyuntiva de entrar en Vaya Vaya o en el Compliche. La suerte me llevó a elegir correctamente. Al entrar al Compli tuve algo parecido a una epifanía guitarrera y desde ese momento supe que el resto de mi vida sería un activista indie.
El año 94 fue el más importante de mi vida: fue cuando la música se puso por delante de todo. Una revolución personal impresionante. ¡Vamos, que se me fue la olla con la música! A partir de ese año casi todos mis recuerdos están relacionados con una canción, un grupo, un concierto o una sesión. Yo fui el pesado de las cintas en el instituto, el pesado en las tiendas de la calle Tallers y el pesado en la cabina del A Saco. La cosa funcionó y acabé currando en Revolver y pinchando en el Depo. Más no le puede pedir a la vida un jovenzuelo enamorado de la música.
Me declaro coleccionista, mitómano musical, fan incondicional y completista y todas esas cosas me hacen feliz. Mis ídolos musicales son los propios de un chico educado en los primeros 90’s. Lo de ser DJ llegó como algo natural, como un afán irremisible por compartir toda la música que empezaba a descubrir y que me fascinaba. Como DJs siempre me gustaron Amable y Manolito, por desvirgarme musicalmente hablando, y en la actualidad me entusiasman Adrián Uroz y Yo.set. Tengo demasiados amigos DJs, pero los quiero a todos.
En el Depósito Legal me desarrollé como DJ y como persona. Se me brindó la oportunidad única de crecer junto a un local y con un grupo humano excelente. Los resultados han sido brillantes y, con los años, después de patearme salas de media España, he comprendido que como en casa no se está en ningún sitio. 12 años de residente son muchas noches.
Creo que el mejor cumplido que se le puede hacer a un DJ no es levantar las manos mientras suena la música si no preguntarle qué está sonando. No concibo una sesión sin un desarrollo interno. Los DJ’s que creen que su show personal en cabina es el centro de la noche le faltan profundamente el respeto a la música. No entiendo una sesión sin una mezcla entre el componente didáctico y el lúdico. La técnica es muy importante, pero el bagaje musical es imprescindible. Creo en los DJs que confían en su propio gusto, independientemente de las tendencias.
Vice me invitó a realizar una sesión de música con la que me sintiera representado y a mí no se me ha ocurrido nada mejor que una buena tormenta de shoegazer cabezón.
– INTRO
– RIDE – LEAVE THEM ALL BEHIND
– THE BIG PINK – VELVET
– BOO RADLEYS – RODNEY KING
– IKONS – POLAROID COCAINE
– CURVE – WANT MORE NEED LESS
– CAROUSELS – HERE TO ME
– COCTEAU TWINS – LORELEI
– MEDICINE – NEVER CLICK
– RINGO DEATHSTARR – IN LOVE
– DEARDARKHEAD – ECHO
– ENGINEERS – HANG YOUR HEAD
– CATHERINE WHEEL – FLOWER TO HIDE
– SPACEMEN 3 – BIG CITY
– MY BLOODY VALENTINE – SOON
– OUTRO-
– SILVANIA – EL ALBA ES UN ALA
