Artículo publicado por VICE México.
Partiendo de la base que nadie que apoyó a Andrés Manuel López Obrador piensa que es el verdadero Mesías capaz de hacer milagros, sabíamos que vendrían decisiones buenas, algunas incomprensibles y otras francamente contrarias a lo prometido. La idea, no obstante, es que en el balance general el país mejorará.
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En el camino de ser efectivo, AMLO tejió alianzas dudosas. Algunos recientes nombramientos de su equipo así lo confirman, pero esta semana sí que hubo un sacudidón político en el Senado, al aprobar la licencia del Senador electo, Manuel Velasco, del partido Verde Ecologista, para regresar tres meses a Chiapas como gobernador, tras lo que previsiblemente será un retorno al Senado.
El hecho causó un amplio revuelo en medios de comunicación y en las redes sociales, pero, ¿cual es el contexto y qué es lo que se votó?
Contexto
Desde su origen, el Verde Ecologista ha sido un partido asociado a escándalos de corrupción y sistemáticamente ha formado alianzas oportunistas con el poder en turno, primero con el PAN (1999–2001) y luego con el PRI (2003–2018). Con lo sucedido esta semana, todo indica que inicia su alianza con Morena.
Cabe mencionar que el partido no es reconocido a nivel internacional por los diferentes partidos ecologistas del mundo, que lo consideran un usurpador del movimiento al contar entre sus propuestas con la pena de muerte.
En 2015 enfrentó una formidable exigencia social, en la que miles de ciudadanos pidieron al Tribunal Electora su pérdida del registro. Aunque no se logró el objetivo, esas disputas y su negro historial le arrojaron en las pasadas elecciones su peor resultado electoral apenas superando el 2 por ciento del total de votos.
Manuel Velasco, candidato del Partido Verde Ecologista, resultó electo gobernador de Chiapas en 2012, concluyendo su periodo en diciembre de 2018.
En marzo de 2018, el Partido Verde decidió postular al gobernador Manuel Velasco al Senado, pero el caso recorrió controversias legales en el INE y apenas a dos semanas de la jornada electoral, el 28 de junio, el Tribunal Electoral avaló su candidatura al determinar, no sin contradicciones, que los gobernadores en cargo pueden ser postulados a otro cargo de elección popular aún si están en funciones.
A pesar de la baja votación de su partido, el gobernador convertido en candidato, logró un escaño y no solicitó licencia al cargo de gobernador sino hasta el 28 de agosto, tres días antes de asumir su cargo en el Senado. Pero sus intenciones eran claras: protestaría el cargo de Senador tan sólo para pedir licencia y regresar por tres meses a la gobernatura de Chiapas y, al concluir, regresar por seis años al Senado.
En este intrincado camino no le importó que la Constitución chiapaneca le obstaculizara su plan. El 28 de agosto, el congreso estatal modificó la constitución no sólo para permitir que un integrante de su gabinete fuera nombrado gobernador provisional, sino para eliminar las restricciones para que Velasco regresara. Lo que en derecho llamamos “hacer de la ley un traje a la medida”. Así llegamos a la controversial sesión del martes 4 de septiembre.
Morena con Velasco
Puede controlar las instituciones de Chiapas, pero el perfecto plan de Velasco tendría que contar con la aprobación del Senado, de mayoría morenista. Es lógico suponer que no haría todo lo anterior si no tuviera en principio un acuerdo con el partido oficial. No sabemos si fue porque era muy temprano, pero cuando el caso se sometió a consideración del pleno del Senado, por mayoría rechazaron la solicitud de Velasco en un hecho histórico.
Algunos aplaudimos el suceso, quizá muy apresuradamente, dado que indicaba que en las primeras decisiones del Senado se manifestaba el cambio que buscamos para el país. El de evitar la simulación y el chapulineo, como se llama a esta práctica de brincar de un cargo a otro. La alegría duró poco.
Al ver lo sucedido, Ricardo Monreal, líder de la fracción de Morena en el Senado, tomó la tribuna básicamente para mentir, diciendo que “un derecho de un Senador […] pedir licencia sin que se le impida retirarse del cargo”. Esto último es cierto, en México nadie puede ser obligado a realizar una labor contra su voluntad. Si una persona compite por un escaño y llegando decide que no es lo que quiere, puede renunciar.
Lo que es falso es que exista algo así como un “derecho a la licencia”, tal y como en medio de chantaje moral, Monreal sostuvo. Casi les presentaba a una persona privada de su libertad o encadenada a la curul. Con toda claridad el Reglamento del Senado, en su artículo 8, establece el derecho a solicitar licencia y dado el artículo 11 y 13 del mismo reglamento, corresponde al pleno decidir mediante el voto.
Si fuera un derecho, ¿qué sentido tendría votarlo? Tras la alocución de Monreal, la segunda votación arrojó una mayoría a favor de la licencia, con 82 votos a favor, 31 en contra y 4 abstenciones. Quienes se opusieron fueron las y los senadores del PAN, algunos de Movimiento Ciudadano y un pequeño bloque de Morena. El golpe estaba dado.
La indignación y lo que sigue
Tras conocerse el resultado, la respuesta en medios y redes fue contundente. En su primera importante decisión en el Senado, Morena falló. El voto de hartazgo incluía al Verde y al conjunto de prácticas como el chapulineo, compromiso que se hizo con el votante el primero de julio. Es evidente el compromiso contrario a la voluntad popular que la votación de esta semana representa. Morena ha formado una alianza y tendría que aceptar lo que compra y quiénes fueron sus anteriores dueños, para después preguntarse si es un partido diferente o no.
Con las horas se conoció que cinco diputados del Verde Ecologista habían pasado a formar parte de Morena, para garantizarle mayoría absoluta en la Cámara. Esto agudizó el enojo. Esta semana, de forma coordinada, Manuel Velasco y Ricardo Monreal negaron el pacto. Para desentonar, Arturo Escobar, coordinador del Verde en la Cámara de Diputados, afirmó que el acuerdo le “salió baratísimo”, ya que a cambio de esos cinco diputados, Morena se compromete a luchar contra el cáncer infantil.
El argumento de conseguir la mayoría hace agua por todos lados. Si quieres mayoría no puedes lograrla en contra de los principios expresados por AMLO, como estricta conducta de los integrantes de Morena, en concreto, no mentir y no robar. Si votas por la licencia de Manuel Velasco sin decir que has llegado a un acuerdo, mientes. Y en un sentido, robas. Ya que esos cinco diputados representan ahora a Morena cuando sus electores votaron por otro programa.
No sólo eso, si argumentan que esos cinco diputados del Verde con los que logras la mayoría bien valen la licencia de Manuel Velasco, están aceptando que los fines justifican los medios, porque negocias por encima de los chiapanecos que aunque votaron en 2012 por él, en 2018 votaron en su contra.
Tampoco es satisfactorio decir que el problema está en la reforma a la Constitución chiapaneca. Claro que está, pero tú actúas en el espacio donde puedes controlar la decisión y como no controlas el Congreso local, el Senado es donde muestras dignidad o no.
La única forma diferente que pudieron seguir es precisamente la que no han seguido, decir la verdad: Si tu acuerdo y conducta son éticas, si estás orgulloso porque ese acuerdo es para bien de tu agenda legislativa, antes de votar la licencia, da una conferencia de medios y explica cómo eso no favorece la impunidad y es conforme a tu principios. Di como asegurarás que los diputados cumplan lo pactado y rinde cuentas a tu electorado.
Prefirieron el tradicional camino del cuarto oscuro, del acuerdo inconfesable, de la mentira cínica. Con justa razón cunde el desánimo entre electores. Los detractores de la causa de AMLO han hecho fiesta del momento y están en lo correcto.
No le hacemos bien al país si justificamos lo injustificable. Decirles que si ellos no han madurado, nosotros sí.
Aún así, en mi opinión, la respuesta fácil podría ser retirarse y dar la espalda. Pero al contrario, llega el momento de involucrarse más decididamente desde nuestras trincheras. Es momento de defender ideas, no personas. Si crees en un proyecto, defiende sus valores y propuestas incluso a pesar de quienes lo dirigen en el Senado o en cualquier órgano.
Como dije, lo milagros no existen, lo que queremos del país depende de nosotros.