Artículo publicado originalmente por Munchies Estados Unidos.
Por todo lo que he oído sobre volar en primera clase en la aerolínea Emirates, es una experiencia alucinante. Tan alucinante que tu cómodo asiento está prácticamente dentro de una cápsula, donde puedes dormir y babear libremente sin ser juzgado; hay un baño lo suficientemente grande como para que no solo camines en él, sino para que incluso te des un baño; y el bar está lleno de bebidas tan sofisticadas que el Dom Perignon podría ser la opción más barata. (O al menos, eso es lo que he visto en los videos de YouTube y las publicaciones de Instagram, porque mi cuenta bancaria no está a la altura).
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Los pasajeros de primera clase seguramente ya se acostumbraron a ver el fastuoso y bien surtido aparador de bebidas de la parte delantera del avión, pero ese lujo está a punto de perder un poco de su encantador brillo. Como la aerolínea declaró para el sitio de viajes One Mile at a Time, ya no tendrán en exhibición sus opciones más selectas en alcohol. Botellas como la Hennessy Paradis Imperial de $3,000 dólares y la Dom Perignon P2 2000 de $360 dólares ya no se encontraran a la vista en el aparador, pues ahora la aerolínea está buscando “evitar que la gente se lleve los artículos de alto valor”, o sea que quieren evitar los robos. Por lo que, ahora estas botellas estarán almacenadas en la seguridad del interior de un lujoso lounge.
Si bien no está clara la frecuencia con la que los pasajeros toman las botellas de la parte superior del aparador, Ben Schlappig de One Mile at a Time escribió que en el pasado él había sacado botellas de ahí (para tomarles foto, por supuesto), lo que sugiere que podría no ser muy difícil tomar una botella y volver a la comodidad de tu cápsula, a emborracharte con tu botín. Emirates no hizo comentarios con respecto a la frecuencia del robo de alcohol, pero un portavoz le dijo a MUNCHIES: “El aparador de bebidas de Primera Clase ya no exhibe botellas, ya que ahora tenemos un bar completamente surtido en nuestro icónico lounge A380”.
Desde que la aerolínea lanzó su programa de vinos en 2006, ha gastado más de $690 millones de dólares para enriquecer su selección de más de 3,75 millones de botellas, lo que la convierte en un competidor serio para los principales programas de vinos dentro de un avión del mundo. Para algunos pasajeros, las bebidas seguramente son solo un pequeño atractivo. Pero para aquellos de nosotros que solo hemos volado en clase turista, hay que ser realistas: es apenas una gota en el mar en comparación con todas las demás comodidades.