Artículo publicado originalmente por Munchies Estados Unidos.
Si vas a viajar a Estados Unidos desde otro país, lo que debes hacer es completar un formulario que le informe al Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (y al Servicio de Aduanas y Protección de Fronteras de los Estados Unidos) si llevas un par de manzanas en tu equipaje de mano o un paquete de jamón en tu maleta documentada, o si llevas cualquier fruta, verdura, carne o mariscos. Lo que no debes hacer es cubrirle la cabeza a un cerdo asado con papel de aluminio, meterlo en tu maleta y esperar lo mejor.
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El jueves pasado, un perro beagle K-9 de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) de Estados Unidos olió la carne asada dentro de una bolsa en el Aeropuerto Internacional Hartsfield-Jackson de Atlanta y alertó a sus superiores. Cuando abrieron la maleta, encontraron una cabeza de cerdo asada envuelta en papel de aluminio, junto con algunos pedazos de carne de cerdo de aspecto aterrador que habían sido achocadas dentro de dos botellas de plástico.
El cerdo fue capturado y destruido, lo cual fue una lástima para Hardy, el beagle de la patrulla fronteriza que lo encontró. (Aunque ese buen chico merece más que la carne de la maleta a temperatura ambiente). “Nuestra mejor defensa contra las plagas destructivas y las enfermedades de los animales es evitar el ingreso de productos agrícolas prohibidos a los Estados Unidos”, Carey Davis, Directora de puertos del área de CBP para el puerto de Atlanta, dijo en un comunicado. “Esta incautación ilustra la inigualable experiencia de nuestros colegas K-9 de cuatro patas en la protección de Estados Unidos”.
Según la CBP, la cabeza asada era de un pasajero que voló de Ecuador a Atlanta. Porque todos saben que después de al menos seis horas en un avión, no hay nada mejor que un gran plato de cerdo asado. Pero incluso si hubiera sido empacada de una manera más estética, los viajeros internacionales no pueden llevar carne de cerdo o productos de cerdo a Estados Unidos debido a los riesgos de enfermedades de animales extraños, como la fiebre aftosa, la peste porcina clásica y la enfermedad vesicular porcina.
Quizás el aspecto más confuso de esta historia es que esta persona iba a Atlanta, donde sirven incluso cerdos enteros. Esperemos que la CBP le haya dicho a esta persona dónde podría encontrar algo mejor de comer.
