Mientras los americanos gustan de protestar contra las meteduras de pata del gobierno intentando asesinar senadoras y reventando escuelas con bombas de tubo, nosotros, los europeos, tenemos un enfoque mucho más refinado y honorable de hacer que los cerdos capitalistas oigan nuestros gritos de descontento.
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Dado que nuestros policías no llevan cañones con forma de pistola y son un pelín menos brutales que los de allí, en el Viejo Continente aún preservamos la elegante tradición de la protesta callejera. El año pasado, Grecia estalló en llamas. Lo mismo pasó en Londres. Como os contamos el mes pasado en el artículo sobre los disturbios en Parliament Square, Europa se está preparando para una nueva tanda de revueltas dándole a sus fuerzas policiales un entrenamiento de tipo militar, y equipándolas con armamento utilizado previamente para evitarle a lugares como Afganistán e Irán el dolor de no ser países capitalistas occidentales.
Hace poco nos reunimos con unos anarquistas y esto es lo que averiguamos…
LOS ITALIANOS LO HACEN MEJOR
En el corazón de esta nueva ola de protestas públicas están las organizaciones anarquistas con principal base de operaciones en Roma. Aunque la primera impresión que la mayoría de la gente tiene de los italianos sea la de una interminable sucesión de turistas insoportables con gafas de sol de 500 euros, Italia es el hogar de algunos de los más pasionales anarquistas del mundo. Esa es la razón de que hubieran tantos de ellos—miles, de hecho—en los disturbios de hace un par de meses en Parliament Square. Había bastantes ingleses y también unos cuantos holandeses, pero los más activos (al igual que sucede en las gradas de los campos de fútbol) eran, de largo, los italianos.
“Están a años luz de nosotros en cuanto a agresividad”, nos dijo un chico del Green and Black Cross, un grupo anarquista con cuartel general a poca distancia de las oficinas de Vice en Whitechapel, Londres. Esa gente se toma tan en serio lo de convertir las calles en un campo de batalla que una parte de sus alrededor de 200 miembros están entrenados para actuar como médicos de campo. “Mientras nosotros tiramos ladrillos a la policía, ellos están fabricando bombas”, añadió el chico.
Los anarquistas italianos se presentaron por primera vez ante la comunidad internacional de luchadores por la libertad en 1920, cuando volaron por los aires el J.P. Morgan Bank en Wall Street, consiguiendo un impresionante marcador: 38 personas fallecidas y 143 gravemente heridas (entre banqueros e inocentes transeúntes). Desde entonces, los italianos han sido responsables de más ataques con bomba—150, aproximadamente—que los anarquistas de cualquier otro país.
Durante la 2ª Guerra Mundial, los anarquistas italianos con experiencia en la fabricación de bombas se unieron a la resistencia contra los nazis. Tras finalizar la guerra, muchos de ellos dedicaron las habilidades desarrolladas durante la contienda a reventar cajas fuertes y robar al prójimo, financiando el movimiento con estas ganancias y justificando sus acciones con la doctrina del “ilegalismo”, la creencia de que los anarquistas están justificados para ser criminales ya que el estado no tiene derecho a decirle a nadie lo que tiene que hacer.
El más reciente ejemplo de esto se dio durante las Navidades del pasado año, cuando los italianos atacaron las embajadas de Suiza y Chile con estuches de videocassette rellenos de pólvora y fragmentos de metal, que eran activados con pilas de nueve voltios. Cuatro días más tarde se encontró un tercer estuche en la embajada de Grecia.
SUS ESLÓGANES MOLAN
Las bombas eran obra del Lambros Founas, una célula de la Federazione Anarchica Informale (FAI) bautizada en honor del anarquista griego que murió tiroteado por la policía en marzo. “Hemos decidido hacer que nuestra voz se escuche mediante las palabras y los hechos”, decía una nota hecha pública por la agencia italiana de noticias ANSA. “¡Dejadnos destruir el sistema de dominación! ¡Larga vida a la FAI!”
Podríais pensar que gente capaz de hacer volar por los aires aquellas cosas que no les gustan debería haber aprendido a no preocuparse por minucias. O que cualquiera que haya visto esa escena de La vida de Brian en la que se discute en torno al Frente del Pueblo Judaico y el Frente Popular de Judea no permitiría que una ofuscación alfabética similar entorpeciera sus propósitos revolucionarios. Pues tíos, ¡os equivocáis! Los anarquistas en Italia son extremadamente propensos a las discusiones internas. Las iniciales FAI son una gran fuente de confusión, ya que no sólo a corresponden a la Federación Anarquista Italiana (un grupo “oficial”) sino también a la Federación Anarquista Informal (un grupo “no oficial”), y a la Federación Anarquista Ibérica, un grupo español con 80 años de historia.
Fue el grupo no oficial el que reclamó la autoría de los ataques—la FAI italiana “oficial” opta por el pensamiento antes que por la acción y afirma que las bombas y la violencia sólo provocan fuertes represalias policiales contra los anarquistas. A esto, la FAI “no oficial” responde: “A la mierda. Sois unos cagados. La única respuesta es la violencia”.
La suya es una posición de la que se hace eco un grupo, ahora quizá difunto, llamado Perro Negro, que afirma que el hecho de que los anarquistas discutan entre ellos sobre si la violencia es necesaria (ellos creen que sí) ha creado una situación de “divide y vencerás” beneficiosa para el estado, que ha vuelto a los anarquistas “buenos” de la FAI “oficial” en contra de los revoltosos anarquistas “malos” que ponen bombas de la FAI “no oficial”. Cómo un gobierno puede ver a una organización anarquista, una cualquiera, como “los buenos”, es algo que se nos escapa, pero suponemos que cuando hay una gente que trata de que saltes por los aires todo se convierte en relativo.
LA CIA FINANCIÓ UNA REVUELTA NEONAZI CONTRA ELLOS
Los constantes desacuerdos entre las distintas facciones dan a veces como resultado que los anarquistas “malos” ataquen a los “buenos” en las manifestaciones, lo cual supone un gran motivo de recocijo para los polis, por lo general ocupados esquivando fragmentos de pavimento y cócteles molotov mientras la gente les grita “¡Guerra al estado! ¡La libertad es una aventura! ¡La rebelión es alegría!” con melifluo tono italiano.
Estos fastidiosos tira-y-afloja de carácter ideológico podrían parecer simplemente eso, simples diferencias ideológicas, pero los anarquistas italianos tienen realmente buenos motivos para sospechar unos de otros.
En los años 50 y 60, la OTAN y la CIA decidieron crear un ejército secreto de combatientes europeos que permanecerían “en la sombra” y se alzarían contra la Unión Soviética si alguna vez les daba a los rojillos por invadir y hacerse con el continente. La OTAN únicamente logró reclutar enajenados, ex nazis y neonazis, muchos de los cuales vivían en Italia. Lo más pasmoso del asunto es que la OTAN entregó a los fascistas italianos grandes cantidades de armas y bombas, que ellos ocultaron en iglesias a lo largo del país. También recibieron entrenamiento en campos de la CIA, donde aprendieron técnicas para asesinar gente y hacer explotar edificios.
La Unión Soviética, como ya sabemos, se desintegró en mil pedazos y esa invasión nunca llegó a materializarse. En Italia, los fachas recuperaron las armas de la OTAN-EE.UU y las emplearon para liarse a tiros con sus enemigos jurados: los anarquistas. También se dedicaron al “terrorismo de bandera falsa”, que es un bello eufemismo para definir la práctica de asesinar ciudadanos inocentes al azar para después decir en conferencias de prensa que los responsables fueron los anarquistas.
El más terrible ejemplo de terrorismo de bandera falsa sucedió el 2 de agosto de 1980, cuando una bomba hizo explosión en una estación de tren al norte de Italia, en Bolonia, matando a 85 personas e hiriendo a 200 más. En un principio, anarquistas (y comunistas) fueron señalados como culpables, y fuentes bien situadas no tardaron en pedir su arresto y la formación de un gobierno autoritario pro-estadounidense. A la policía italiana le pareció que el asunto olía a chamusquina. Sabían que los anarquistas, al realizar ataques terroristas, preferían asestar golpes estratégicos y con objetivos claramente policiales, no perpetrar matanzas indiscriminadas de civiles.
Estaban en lo cierto. La atrocidad resultó ser una maquinación del grupo fascista Nuclei Armati Rivoluzionari (NAR), trabajando conjuntamente con agentes de policía corruptos y gánsters. Dos neonazis, Valerio Fioravanti y Francesca Mambro, fueron sentenciados a prisión de por vida.
El francmasón Licio Gelli, el antiguo espía Francesco Pazienza, y los agentes de la inteligencia italiana Pietro Musumeci y Giuseppe Belmonte fueron declarados culpables de encubrimiento y de entorpecer la investigación. En el juicio, la fiscalía reveló que lo habían hecho para echarle toda la mierda a los anarquistas y sembrar el pánico, con el objetivo de que la ciudadanía corriera como ovejas a refugiarse en los brazos de un líder fuerte.
ESTÁN PLANEANDO APODERARSE DEL MUNDO
Hace una década habrían sido necesarios cinco años de planificación para lograr reunir a 100 anarquistas en una misma habitación. Ahora, gracias a un nuevo grupo subcultural llamado “gente que fuma porros todo el día y ve vídeos de teorías conspiranoicas en los foros del New World Order”, puede lograrse en un sólo día. Y esto vale para los grupos de toda Europa, en especial en sitios chungos como Whitechapel, Turín y Dresde, países como Letonia y barrios como el de Exarcheia, en Atenas.
Si a esto añades como factor que el anarquismo florece en aquellos lugares que son auténticos lodazales, y después piensas en el actual colapso económico en Europa y en cómo ese colapso está convirtiendo lo que eran lodazales en verdaderos estercoleros, creando al mismo tiempo nuevos estercoleros en todo el mundo, entonces lo que nuestro chico del Green and Black Cross nos dijo adquiere perfecto sentido.
“Los anarquistas italianos han reactivado su lucha para aprovechar el descontento que siente el grueso de la gente joven hacia el estado”, nos explicó. “Fueron los disturbios en Grecia lo que los inspiró a volver a la acción, y ahora se encuentran con todos estos nuevos disturbios que están teniendo lugar. Van a aprovechar para volver de la forma más inflexible y violenta que les sea posible. A sus grupos se les ha ninguneado y ridiculizado durante mucho tiempo, pero ahora tienen la oportunidad de mostrarle al mundo de qué están hechos. En los disturbios de Parliament Square, uno de ellos nos dijo, ‘Estos son tiempos muy especiales’”.