Tres narcos han sobrevivido a un naufragio en Colombia aferrados a los fardos de cocaína que transportaban. Según el diario ABC, se trataba de más de una tonelada de cocaína. Cuando empezó a hacer mal tiempo su embarcación naufragó, pero corrieron mejor suerte que Jack en Titanic: la cantidad de farlopa que transportaban, el hecho de que no fuera una mijita, contribuyó a que no murieran ahogados en el mar.
El en vídeo que recoge el momento de su rescate los tres narcos andan algo apurados, con la cabecilla fuera del agua, rodeados de paquetes negros cuando un guardacostas les lanza el flotador naranja y uno de ellos se apresura hacia él. Apenas hay información de la situación del naufragio o de cómo se produjo el rescate, lo que da pie a dejar volar la imaginación y a tomar esta pequeña historia como una enorme parábola, un compendio de enseñanzas vitales.
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La primera, que a veces la vida es hermosa. Y de lo que en un momento huyes, a lo que temes, en el caso de los narcos las autoridades del Estado, puede acabar salvándote. Unas horas atrás, seguramente estos tres hombres habrían lanzado improperios, se habrían cagado en la puta y en los pantalones si hubieran visto, aún en su embarcación, con los fardos a salvo, a los guardacostas. Pero con el agua literalmente al cuello, su aparición significó, también literalmente, la salvación.
La segunda es que los absolutos no existen, o no más allá de nuestra estrecha imaginación. La cocaína, que provoca la adicción y la caída al vació de miles, de millones de personas a lo largo y ancho del mundo fue lo que permitió a los que traficaban con ella mantenerse a flote en el mar, sin por ello dejar de ser un grillete, un contrato con la esclavitud de los que no pueden vivir sin un gramo en la cartera. Si se redimieron, si se plantearon cuántas vidas destroza eso a lo que les tocó abrazarse, eso con lo que estaban traficando y eso por lo que huían de las autoridades para luego ser rescatados por ellas solo ellos lo saben. Igual a la próxima, como mínimo, deciden tomar la vía terrestre.
Sigue a Ana Iris en @anarcoirisimon.
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