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Fidel Castro, el inconmensurable revolucionario cubano convertido en dictador murió el sábado a la edad de 90 años. Si bien llevaba casi más de una década retirado de la vida pública debido a sus problemas de salud, la noticia de su muerte ha dado la vuelta al mundo, desatando una oleada de homenajes, recuerdos y de opiniones claramente divididas entorno a su legado, tan violento como controvertido.
Claro que, como siempre, son pocos los que pueden hablar con conocimiento de causa y desde dentro, de lo que han sido los últimos 50 años de la historia de Cuba. Y todavía son menos quienes conocieron la personalidad de Castro a puerta cerrada; o incluso, cómo fue aquel intrépido revolucionario antes de convertirse en dictador.
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Natalia Bolívar es una de esas personas. En una insólita entrevista concedida a VICE News, la octogenaria compañera comparte fotos, recuerdos y recuerdos de la revolución, y reconstruye la figura de Castro, la del hombre y la del revolucionario.
En imágenes: Adiós Comandante, el día uno de la despedida en La Habana. Ver aquí.
A pesar de que se la conoce como a una de las antropólogas más reconocidas de Cuba, Bolívar fue de joven una de las principales líderes femeninas de la Revolución Cubana.
“Yo formé parte de algunas de las acciones más delicadas porque comoquiera que vengo de una familia bienestante todos creyeron que nunca me encarcelarían”, recuerda Bolívar. “Obviamente, no podían estar más equivocados”.
Bolívar nació en una familia de aristócratas y se describe como a la “oveja negra” de la misma. A fin de cuentas, se pasó años dirigiendo la resistencia clandestina contra el régimen del entonces dictador, Batista. Bolívar combatió junto a Fidel y junto al Che en los albores de la revolución, y fue una ferviente defensora de la causa durante sus años de trabajo como académica en el mundo de la cultura, en los años posteriores a que Castro ascendiera al poder y declarara a su país como a un estado comunista.
“Yo era la única mujer de un grupo formado básicamente por hombres que fueron asesinados durante la Revolución”, rememora Bolívar.
“Tuve que vivir una doble vida durante todo el tiempo, y eso es interesante porque te confiere un mundo secreto”, recuerda Bolívar. “De manera que me cansé de mentir a mis padres. ‘¿Dónde estabas? En el cine. ‘¿Qué viste? Una película’. ¿Y de qué iba? De dos hombres que se pelean’. Ni siquiera me acordaba. Nunca fui al cine. Andaba de arriba para abajo llevando de armas.
“Castro y yo discutíamos todo el tiempo cuando empezamos a salir”.
“Éramos un grupo muy joven y muy unido. Éramos como una familia. Conservo hermosos recuerdos de lo que vivimos durante aquella época, por mucho que me torturan y todo. Me importaba porque la vida junto a ellos era una vida hermosa”.
“El peor momento de mi vida fue ver cómo mataban a un amigo en el ataque al palacio presidencial. Era un muy buen amigo… Y por supuesto que mi familia no sabía nada al respecto. Mi peor recuerdo de antes de la revolución fue cuando se me llevaron a prisión y me torturaron”.
“Yo diría que no existe el adjetivo ni en español, ni en inglés ni en francés para describir quién fue Fidel. O quién es hoy. Porque él es la historia de este país… No existen las palabras para describir exactamente lo que significó para este mundo”.
“Fue un hombre extraordinariamente interesante. Tenía una personalidad muy especial”, cuenta Bolivar. “Aquí estamos en armonía, porque él estaba fascinado con la exposición y con que nos hubiéramos encontrado después de una buena temporada sin vernos”.
“Lo único que puedo decir es que nosotros, la Vieja Guardia, estamos muriendo. Y que las lecciones que dejamos como legado son las lecciones de una vida, y ya veremos cómo salen luego las cosas”, cuenta Bolívar.
“Yo no sé durante cuánto tiempo se mantendrá esto… ¿Qué pasará? No lo sé, no tengo, ¿cómo se llama? Una bola de cristal, no la tengo”, asegura la entrevistada.
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