El ocio nocturno pasa —en general y en la medida en la que para la mayoría de nosotros está estrechamente relacionado con el consumo de alcohol y drogas— por varios estadios de decadencia. Desde el hablar de más durante las copas previas al ponerse ridículamente cariñoso o irascible pasando por el discutir en bucle con uno que está igual de bajo en reflejos discursivos que tú, sin llegar, claro, a conclusión alguna y terminando por lo más dramático: potar, follarse a desconocidos sin saberse siquiera sus nombres o no saber cómo ha llegado uno a casa a la mañana siguiente.
Salir de fiesta es, en muchas ocasiones, una concatenación de pequeñas decadencias, un cúmulo de vergüenzas propias y ajenas que parecen divertidas pero que, en el fondo, demuestran que tenemos el espíritu como un colador: petado de agujeros. Lo más efectivo para comprobar que esto es completamente cierto es ir sobrio cuando encienden las luces de la discoteca y mandan a la Santa Compaña de la fiesta para casa. O entrar en uno de esos no-lugares en los que los borrachos echan el ancla justo antes de volver a casa, paradas de autobús y taxi, bares de viejos que acaban de abrir, sitios así.
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Durante dos años, entre 2015 y 2017 el fotógrafo Alexander Gross acudió de tanto en tanto a uno de esos no lugares: el Mcdonald’s 24 horas de la calle Montera de Madrid. Una meca a la que peregrinan de día las familias y las parejas que van a la capital para comprar en el Primark de Gran Vía y de noche los que piensan que doblarse tres hamburguesas de un euro después de haber ingerido en el mejor de los casos cuatro copas en alguno de los garitos aledaños es buena idea. El resultado es 24/7, un fanzine que pone de manifiesto que los McDonald’s de madrugada pueden ser —bastante— más decadentes que cualquier after.
VICE: ¿Qué es 24/7, Alexander?
Alexander Gross: Un fanzine que trata de los McDonald’s 24 horas a altas horas de la madrugada. Si no tuvieran ese horario de apertura no existiría este proyecto.
¿Cuándo y dónde disparaste las fotos?
Entre 2015 y 2017. Por lo general mis fotos son el resultado de llevar una cámara encima, no suelo salir a hacer fotos, de ahí que tardara tanto en hacer el zine. Salgo y hago fotos, salvo que me paguen, que entonces sí salgo a hacer fotos. Todas están hechas en el McDonald’s de la calle Montera, salvo una que tiré en uno que acaba de cerrar: el de Gran Vía con Silva, que por cierto es el primero que abrió en España.
¿Quién es la gente que aparece?
Amigos con los que acabé durante esas noches y hambrientos y ebrios desconocidos. Los amigos son los que salen favorecidos. Los desconocidos me dan igual.
¿Por qué te atrajo la flora y la fauna de los McDonald’s después de una noche de farra, qué tienen de especial?
Es muy interesante cuando la gente consigue cambiar tanto un lugar que, además, es o trata de ser algo así como un icono de la felicidad y lo familiar. Ver cómo se pervierte lleno de borrachos y muertos de hambre un sitio así es magia y me parece divertido y digno de fotografiar. Si Ronald McDonald levantara la cabeza…
¿Qué es lo más loco que te pasó en ese McDonald’s, preparando este fanzine?
Pues una vez vi una pelea gorda y tuvo que entrar la Nacional, de esa no tengo fotos. Estaría muy concentrado en mis McNuggets. Hay una anécdota bastante curiosa y es que la pareja que se da un beso con la hamburguesa de euro se besó porque la amiga con la que iba le dijo a los muchachos “venga, darse un besito, que este es fotógrafo de la VICE”. No era verdad, claro.
¿Son los McDonalds de madrugada, más que los afters, la culminación de la decadencia del ocio nocturno?
Claro.
El fanzine no tiene texto pero si lo tuviera, si tuvieras que elegir una frase, una canción, un eslogan, algo que expresara en palabras su idiosincrasia, ¿cuál sería?
La canción del jingle que hizo Justin Timberlake para McDonald’s. También sería bastante cómico que esa fuera la banda sonora en bucle en del macas de 00:00 a 7:00.
¿Qué pasó antes y qué pasó después de tomar esas imágenes?
Pues supongo que antes pasó hacer maldades, y que y luego fui a sobarla. Aunque, bueno, también hay que dejar sitio a la imaginación ¿no?
Puedes comprar 24/7 y otros fanzines de Alexander Gross en su web.
Sigue a Ana Iris Simón en @anairissimon.
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