La historia de “El Negre de Banyoles” aún no ha terminado


Imagen extraída de las noticias de La 2 de RTVE

No sé si lo sabíais pero en un pueblo de Cataluña, hasta hace muy poco, tenían a un negro embalsamado metido dentro de una vitrina y expuesto en un museo, una imagen incómoda a la par que bella, cual Han Solo congelado en carbonita. Era la estrella de la ciudad y todos le conocían como “El Negre de Banyoles”. Era negro y estaba expuesto en Banyoles, Girona, y eso es todo lo que hacía falta saber a la hora de ponerle un jodido nombre.

El cuerpo era el de un guerrero bosquimano (como dudo que sepáis qué coño significa esto os diré que en Wikipedia he leído que son “un conjunto de pueblos cazadores y recolectores africanos que hablan alguna de las lenguas joisanas noroccidentales” y que significa algo así como “hombre del bosque”) que fue sustraído y disecado por unos hermanos franceses en 1830. En 1916 fue adquirido por el Museo Darder y allí estuvo expuesto durante casi 100 años. En 1991, Alphonse Arcelín, un médico haitiano afincado en Cataluña, envió una carta al ayuntamiento pidiendo la retirada del cadáver para poder retornarlo a su país natal y enterrarlo dignamente. Amenazó con denunciar el hecho a varios periódicos nacionales e internacionales y organizar un boicot de los países africanos durante los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992, en que Banyoles era la subsede oficial de remo. Arcelín logró que se detuviera su exhibición durante los Juegos Olímpicos pero no fue hasta el año 2000 que se retiró el cuerpo y se empezaron las gestiones para enterrarlo en Botsuana, cosa que se logró el 4 de octubre de 2007.

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Esta historia es ampliamente conocida por todos los catalanes y es algo que nos horroriza pero a la vez nos encanta. Toda noticia relacionada con este incidente es bienvenida y por eso nos la pone muy dura que ahora se haya descubierto que en 1997 el ayuntamiento municipal contrató a tres tipos para que hicieran un molde del negro, dios sabe con qué fines —puede que por miedo a que la leyenda desapareciera debido a las presiones que recibían para retirarlo por aquel entonces. El caso es que los artistas aseguran que el molde, por su antigüedad, ya debe estar en pésimas condiciones y que si se quiere utilizar debería hacerse algo lo antes posible. Estos comentan en una entrevista que quizás debería hacerse una estatua de bronce para ponerla en una de las plazas del pueblo o exponerla en el museo.

Y es que este “error” vil y de mal gusto forma parte de la memoria histórica de la ciudad y de un país entero. Por una parte retrata las peores consecuencias del colonialismo y por otra sirve para documentar esta anécdota enfermiza de tener a un negro expuesto en un museo a finales del siglo XX. Este hecho definió a esta localidad durante años, “El Negre de Banyoles” era todo lo que te venía a la cabeza cuando te hablaban de esa localidad, algo que, sin duda, le produjo cierto incremento del turismo pese a la degradación moral que también suponía. De hecho, los habitantes del pueblo adoraban a este personaje embalsamado y ante las presiones de su retirada estos lograron reunir 7.300 firmas que entregaron al ayuntamiento para oponerse a la repatriación del cadáver.

Como muy bien dijo Gonzalo Herrera —camarada redactor en VICE punto com— en su momento, las páginas de la historia no deberían ser ni arrancadas ni ocultadas, son, en definitiva, huellas marcadas en el suelo historiográfico y deberíamos analizarlas, respetarlas y trabajar con ellas. Sin ningún tipo de duda, el negro no debería estar de nuevo en el museo, ahora ya no tiene ningún tipo de sentido, pero sí debería estar presente un análisis del impacto que generó en la localidad y de cómo llegó a salir en las portadas de varios periódicos internacionales. Estamos hablando de un hecho que marcó a un pueblo y afectó la forma en que las personas lo percibían.

El ayuntamiento actual no tiene planeado hacer nada con este asunto pero estaría bien hacerle un pequeño homenaje a toda esta historia, ni que fuera esculpir una pequeña estatua de diez centímetros para que todos recordemos lo bajo que podemos llegar a caer las mujeres y los hombres de este planeta.