Artículo publicado originalmente por Motherboard Estados Unidos.
Incluso los drones más caros y poderosos no pueden vencer a los humildes abejorros. Los abejorros pueden volar con casi todo su peso corporal, y hasta 19 kilómetros a la vez, mientras que incluso los mejores drones de largo alcance solo pueden volar hasta seis kilómetros lejos de sus operadores.
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Para competir con drones comerciales en aplicaciones como el monitoreo de cultivos, un equipo de estudiantes y profesores de investigación de la Universidad de Washington conectaron sensores a los abejorros para crear un “internet vivo de las cosas”.
Las pequeñas mochilas de las abejas cuentan con comunicación de retrodispersión, hardware de auto-localización de baja potencia, sensores y una batería recargable que puede durar hasta siete horas mientras se toma una muestra de ubicación una vez cada cuatro segundos, según su documento, que se presentará en MobiCom 2019. Todo esto lo meten en una mochila de 102 miligramos que se ajusta a la espalda de las abejas.
Cuando vuelven a la colmena, cargan los datos y obtienen una recarga de la batería antes de salir.
Los investigadores dicen que prevén que su enjambre de abejas algún día se use en granjas para recopilar datos de humedad y temperatura en un campo para ayudar a los agricultores a comprender mejor sus cultivos. Los drones agrícolas ya son un gran mercado para la recopilación de datos y la optimización de los campos de cultivo; de acuerdo con los investigadores, el uso de abejas podría ubicar los datos en una escala mucho más pequeña y específica.
También señalan que hay algunos inconvenientes en el uso de abejas en lugar de drones para recopilar datos. Si las abejas mueren mientras están en el campo (su vida útil es de aproximadamente un mes), los desperdicios de sus mochilas electrónicas terminarán siendo basura, por lo que las personas que las operan necesitarán cronometrar cuidadosamente sus vuelos alrededor de sus muertes. Además, fabricar y conectar los electrónicos a las abejas actualmente se realiza de forma manual, una forma no muy eficiente de monitorear una granja completa con docenas o cientos de abejas.
Lo que no se incluyó en el documento de los investigadores es el riesgo de crear una red de bots de errores inteligentes que provoque el fin de la civilización.