Melina Baleza nunca pudo enseñarle la ecografía de su primera hija a su marido. En la mañana del 14 de enero de 2013, Jonathan Contreras, chofer de bus, le dijo a su pareja que ese día le tocaba pagar la ‘renta’ (cobro de extorsión) y que estaba preocupado. Algunos compañeros le insistieron en que el ambiente estaba tranquilo, pero Melina le pidió que no fuera a trabajar.
Jonathan salió a pagar la mensualidad de su casa, en la colonia Santa Luisa, en la Zona 6, una de las más violentas de la capital de Guatemala, y después se subió a su característico bus color rojo para comenzar su jornada laboral.
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Mientras, Melina visitó al doctor para hacerse el ultrasonido por sus tres meses de embarazo. Pasadas las doce del mediodía, recibió una llamada: su marido estaba herido. Poco después Jonathan Contreras, de 31 años, moriría en el hospital de un paro cardiaco.
Han pasado más de cuatro años y medio desde aquél día, y el dolor ahí sigue.
Por casi todas las calles del área metropolitana de la Ciudad de Guatemala circulan viejos buses de color rojo. Muchos tienen las ventanas rotas. Otros tantos tienen marcas de bala. La mayoría de ellos están ”tuneados’ por sus propietarios, quienes los suelen adornar con los nombres de sus esposas e hijas; pero también con mensajes y estampas religiosas. Frases como “Dios te ama” o calcomanías de la Virgen de Guadalupe son comunes, pero ni eso parece protegerlos.
La gran mayoría de estos buses tienen un pasado: antes fueron camiones escolares amarillos que circularon por Estados Unidos, y generalmente llegan a Guatemala después de ser adquiridos en subasta por personas individuales a través de webs especializadas como Public Surplus o Mata.
A falta de un servicio de transporte público eficiente y robusto, estos buses del ámbito privado, son los que circulan en el área metropolitana de la Ciudad de Guatemala, una de las zonas con más muertes violentas en el país: concentra el 40 por ciento de los homicidios. Y dentro de estas muertes, hay una profesión riesgosa: desde hace una década, ser chofer de bus implica peligro de muerte en la capital del país.
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