Artículo publicado por VICE México.
La Agencia de Gestión Urbana (AGU) de la Ciudad de México ha retirado, hasta el momento, 10.1 toneladas de 169 vías primarias. Aunque todavía faltan por quitar basura electoral de calles secundarias alejadas del centro histórico, esto significaría una reducción histórica de los desechos con respecto a los comicios de 2012, ya que, de acuerdo con la AGU, en las pasadas elecciones presidenciales la basura ascendió a 77.5 toneladas. Lo que implicaría una reducción de casi el 90 por ciento con respecto a las elecciones presidenciales donde Enrique Peña Nieto se llevó la victoria.
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La Fundación México Sustentable A.C. señala que se espera que los comicios del 1 de julio arrojen menos basura en comparación con los periodos pasados. Mientras que en 2012 fueron 177 mil toneladas, en las elecciones intermedias del 2015 fueron 47 mil toneladas. Para este año el estimado total es de 17 mil toneladas. Si bien la disminución es considerable, la cantidad que se produce en todo el país todavía es una incógnita, así como su destino final.
Una vez recolectados, los desechos de las pasadas elecciones fueron canalizados por la AGU hacia un centro de recolección ubicado al oriente de la ciudad, en San Juan de Aragón. Ahí, como sucede diariamente con los desechos de la ciudad, fueron entregados a grupos de pepenadores quienes se encargan de clasificar la basura y venderla a las empresas recicladoras. Dentro de esta cadena de valor, hay ocasiones en que por el tipo de materiales la única forma de reutilizarlos es quemándolos para que funcionen como fuente de energía.
Basura electoral. Los candidatos derrocharon millones en propaganda que contamina.
Ayer, VICE publicó que los cuatro candidatos presidenciales gastaron 146 millones de pesos en basura electoral, producto de las distintas formas de propaganda que realizaron durante 90 días de campaña. Ricardo Anaya lideró el ranking de desechos con un derroche de 66 millones, seguido por Andrés Manuel López Obrador, 44 millones, y José Antonio Meade, 31.5 millones. El Bronco invirtió 4.5 millones en propaganda que genera daños al medio ambiente.
El especialista en gestión de residuos y cambio climático, Carlos Álvarez Flores, considera que es positivo que no todos los desechos terminen en un relleno sanitario, pero critica que los gobiernos locales de las 32 entidades sean los que deben asumir el costo del problema, cuando son los partidos y candidatos quienes incumplen sus obligaciones.
El poder de los reyes de la basura
Cuestionado sobre la forma de manejar estos residuos entre gobiernos locales y grupos de recolectores, el investigador de la UNAM, Héctor Castillo Berthier, considera que no es la mejor, pero es la única forma de hacerlo dentro de un sistema fundamentado en cacicazgos entre pepenadores, como el que estableció Rafael Gutiérrez Moreno, “ El rey de la basura” y padre del dirigente priísta Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre.
Gutiérrez Moreno fue líder de pepenadores en el tiradero de Santa Cruz Meyehualco, al oriente de la ciudad. Gracias al control que ejercía sobre el gremio, pudo acumular una fortuna con la venta de basura reciclable, el “oro gris”, a empresas especializadas y fue diputado por el PRI durante el sexenio de José López Portillo. Tras ser asesinado, su esposa e hijos asumieron el control del negocio de desechos.
“Si te metes a fondo vas a encontrar que lo que fue el viejo tiradero de Santa Cruz Meyehualco, que manejaba Rafael Gutiérrez, hoy se llama la colonia Renovación y está llena de hijos y nietos de los viejos pepenadores (…) seguramente parte de esta propaganda política llega ahí, porque es parte de un mismo proceso”, dice Castillo Berthier.
Para el experto consultado por VICE, los desechos de las elecciones son un botón de muestra que ejemplifica la problemática de la basura, con cacicazgos controlando tiraderos, grupos vulnerables de pepenadores que por generaciones han dependido de la basura, y que ahora ven amenazado el control que tenían sobre este recurso por empresas especializadas en el manejo de residuos. Una lucha entre pobres y ricos por la basura, incluida la electoral, como refiere el especialista.
“No creo que dentro de la pugna política estén pensando con un nivel de modernidad que los materiales sean biodegradables o reciclables, lo que querían era ganar el poder, su responsabilidad debería ser estar conscientes en el asunto, pero sobre todo de la contaminación, impacto ecológico, la gente que va a terminar utilizando esos materiales y nada de eso existe”, comenta Castillo Berthier.
Más redes sociales, es por ahí
Los especialistas consultados por Vice coinciden en que es urgente redireccionar la propaganda al estilo estadounidense con derroche de recursos que terminan en la basura, hacia otras vías como redes sociales y lograr un mensaje que no genere efectos negativos, máxime cuando el país y las ciudades tienen otras necesidades que atender.
Sin embargo, Álvarez Flores considera que es responsabilidad de la sociedad civil exigirles a los diputados locales y federales que se prohíba este tipo de publicidad y se terminé el despilfarro de cara a las elecciones intermedias del 2021.
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“No es correcto ambiental ni visualmente, esta propaganda es una agresión a nuestra vista, aunque estas campañas fueron más cortas sigue siendo un exceso de recursos que este país no puede darse el lujo de seguir derrochando”, afirma el especialista.
Enrique Alvarado en Twitter: @kikin_agz
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