Por primera vez en la historia, México fue sede de World Class: la competencia de mixología más importante del mundo. Y por primera vez también, una mexicana estuvo dentro de los 10 finalistas de la contienda librada a punta de drinks.
Desde el lunes 21 de agosto, hasta este jueves 24, los 55 mejores bartenders del mundo lucharon para coronarse como “el mejor del año”. Seguí las eliminatorias todos los días y probé infinidad de cocteles en el transcurso de ello (*guiño, guiño*), pero no fue hasta este jueves que todos vimos claro el asunto.
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Después de salvar un cerco de seguridad nivel “estado presidencial”, logré colarme con mi fotógrafa a la fiesta oficial de clausura del evento. Y fue una locura. La finalidad del aquelarre era dar a conocer (en punto de las 10 de la noche) al ganador. Y no se atrasaron ni un minuto en hacerlo.
Nos recibieron con el coctel ganador de la contienda: una creación con tequila Don Julio, tamarindo y un toque picoso que en el paladar identificamos perfectamente como chile jalapeño.
Aún no sabíamos a quién le debíamos tremenda creación. No obstante, a la hora acordada una pantalla gigante, colocada en el patio central del histórico Colegio de las Vizcaínas, y frente a 500 personas (entre mixólogos participantes, jueces, prensa, invitados y organizadores del evento), proyectaron las palabras mágicas: “la ganadora es ¡Kaitlyn Stewart, del restaurante Royal Dinette, de Canadá!”.
Por obvias razones, nos hubiera encantado ver a Fátima León, la única mexicana que ha llegado a la final de World Class, en el estrado. No obstante, después de la deliberación del resultado, allí solo estaban los otros tres sobrevivientes: Mate Csatlos, de Umami (Dinamarca); Kevin Patnode, de Kulhanbeyi (Turquía), y Andrea Gualdi, de Maybe Frank (Australia).
Una vez declarado el resultado, se armó el party animal con bocadillos y barra libre de todos los drinks con ginebra Tanqueray y tequila Don Julio (obviamente) habidos y por haber.
Y claro, la cosa se puso seria. Con una DJ que toda la noche se rifó con alternancias entre música clásica oldie (The Beatles en remix fueron los reyes de la noche) y hits millenialls del calibre de Maluma y J Balvin (pasando obligatoriamente por “Despacito”), no había más opción que bailar, beber y buscar una foto con la solicitadísima Fátima León.
Y a pesar de la pista repleta de gente llegada de los cinco continentes, lo logramos.
La pasamos tan, pero tan bien, que llegué a escribir esta nota en vivo, pero feliz de (por lo menos) tener la prueba gráfica de una de la mejores pedas de nuestras vidas.
