El misterio de la nota marrón ha formado parte de la cultura popular desde hace décadas. Probablemente hayas oído hablar del fenómeno por la serie South Park, que dedica los 22 minutos que dura un episodio al descubrimiento de una frecuencia “92 octavas por debajo del mi bemol más grave” y que provoca diarrea de forma instantánea. O quizá te enteraste por el episodio de Cazadores de Mitos, en el que analizaban si el supuesto efecto laxante de este sonido es cierto.
Más reciente es la noticia en la que se aseguraba que en Cornualles, un DJ reprodujo la nota en el club en el que estaba pinchando y desató el caos entre los asistentes. Obviamente, la noticia era falsa, pero se propagó rápidamente por las redes como si fuera verídica.
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Pese a todo, la pregunta sigue en el aire: ¿existe la dichosa nota marrón o se trata de un mito de mierda?
“No se han llevado a cabo pruebas científicas serias respecto al ruido marrón”, señala el Dr. Geoff Leventhall, estudioso de los sonidos de baja frecuencia. “A lo mejor lo reproduce algún chaval por hacer la gracia”, explica. “Se han llevado a cabo estudios sobre el efecto de las bajas frecuencias en las personas, y yo mismo he analizado su incidencia en la productividad y la realización de tareas, y los resultados no son significativos”.
Y añade: “Existe un fenómeno que en ciencia se denomina ruido blanco; también hay un ruido rosa e incluso, según algunos expertos, rojo. Todo lo demás son conjeturas no aceptadas formalmente”.
Entonces, ¿cómo se originó el mito del ruido marrón? No cabe duda de que internet ha contribuido a que se propagara más rápidamente, pero Leventhall cree que la idea original surgió a raíz de un artículo falso aparecido en la revista New Scientist hace más de cuarenta años.
“Se trata de la primera mención que he encontrado de un sonido que causaba diarrea”, explica. “Recuerdo la primera vez que vi el artículo, allá por 1974; en ese momento no me di cuenta de que era una noticia falsa, porque estaba redactada de forma muy sutil y resultaba muy convincente”.
El artículo hacía referencia a la ceremonia inaugural de la Gran Exposición celebrada en la Inglaterra victoriana, a la que acudieron miles de personas. Según el artículo, mientras una orquesta interpretaba el himno nacional, un instrumento de viento emitió la polémica nota marrón, haciendo que todos los presentes empezaran a defecar de forma incontrolada.
Por ahora, lo que se sabe del sonido marrón es que se encuentra en la zona de los infrasonidos, por debajo de los 20 hercios, es decir, a una frecuencia inferior a la que es capaz de detectar el oído humano. Cabe destacar el misterio que siempre ha rodeado a la frecuencia de 7 hercios, de la que a menudo se afirma que tiene efectos perjudiciales.
Un día de hace más de cuarenta años, el Dr. Leventhall leyó un estudio científico realizado por expertos franceses en el que se sugería que esta frecuencia podría causar la muerte instantánea de un sujeto. “Me cabreé tanto al leerlo que decidí meterme en mi cámara acústica para comprobarlo”, recuerda. “Reproduje la frecuencia a 145 decibelios y no me pasó absolutamente nada”.
Cabe mencionar que tampoco le entró una flojera intestinal repentina, por lo que el experimento desmonta el mito de la nota marrón.
“Es cierto que el cuerpo puede reaccionar de formas distintas a frecuencias diferentes”, afirma el Dr. Matthew Wright, profesor de Acústica en la Universidad de Southampton, “pero pensar que existe una frecuencia mágica que provoca efectos increíbles en el cuerpo es pura fantasía. No existe razón alguna por la que una frecuencia baja haría responder a los intestinos de forma distinta a la de otros órganos.”
Asimismo, el Dr. Wright me aseguró que en la comunidad científica, el ruido marrón se considera un mito basado en el poder del sonido en otras situaciones, y puso como ejemplo la frecuencia que provoca vibraciones en una copa de cristal hasta el punto de hacerla estallar. “En el caso de las bajas frecuencias, lo único que se podría conseguir con una frecuencia lo suficientemente fuerte sería una especie de empujón”.
Por tanto, pese a que el sonido puede llegar a ser extremadamente potente y causar efectos físicos, el fenómeno del ruido marrón no es más que un montón de mierda.
Aunque ya disponía del veredicto de la ciencia sobre la frecuencia misteriosa, quise comprobarlo en persona, así que me hice con unos auriculares y me situé cerca de un baño para someterme a los supuestos efectos del ruido marrón.
Por YouTube circulan decenas de vídeos en los que se afirma que el fenómeno es real, aunque en los comentarios se genera un interesante debate con todo tipo de teorías. Me senté en un sofá, puse el volumen a tope y me dispuse a comprobar cómo reaccionaban mis tripas. El sonido era molesto, como estar borracho en el interior de una turbina industrial. Notaba cómo la nota grave me recorría la columna y la imaginé resonando en el estómago y los intestinos.
Cualquiera que me viera desde fuera habría dicho que estaba sufriendo una crisis existencial. Estuve así 40 minutos, esperando a que me entrara la cagalera, deseando que el fenómeno del ruido marrón fuese cierto, pero no pasó nada. Sentí una gran decepción por no haberme cagado encima.
Traducción por Mario Abad.