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Nutellagate: Ségolène Royal se disculpa por criticar a la marca de crema de avellana

Ségolène Royal, actual ministra de Ecología de Francia y antigua candidata socialista a la presidencia del país galo, revocó este miércoles su controvertido llamamiento a la población para que dejara de consumir la popular crema untable de chocolate y avellanas, Nutella. Royal había relacionado el uso del aceite de palma empleado para elaborar la crema con la deforestación.

“Tenemos que replantar muchísimos árboles por causa de la masiva deforestación que, a su vez, está provocando el calentamiento global”, declaró la ministra en una entrevista televisiva emitida el lunes. “Deberíamos dejar de comer Nutella, por ejemplo, porque está elaborada con aceite de palma”.

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El extendido uso de aceite de palma ha sido condenado por ecologistas y conservacionistas, ya que el aumento del cultivo de la palmera ha desembocado en “una masiva deforestación que, a su vez, ha aumentado el calentamiento global”, afirmó.

Sus declaraciones fueron objeto de la atención internacional, e irritaron a consumidores que llevan años encariñados con la crema untable de chocolate. La compañía italiana que produce Nutella, Ferrero, políticos italianos e, incluso, algunos grupos ecologistas, también han reaccionado a las palabras de Royal.

“Pido miles de disculpas por el escándalo de la Nutella”, escribió Royal en Twitter el miércoles. “Concentrarse en el progreso es bueno”.

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El aceite de palma es un aceite vegetal obtenido de la fruta de las palmeras. Pese a que su producción genera muchos ingresos, también provoca una masiva deforestación. Productores de África e Indonesia han reconvertido bosques enteros en plantaciones para el cultivo del aceite de palma. El devastador impacto medioambiental de semejantes medidas se ha convertido en un problema cada vez mayor.

Ferrero se ha comprometido a garantizar que el 100 por ciento de su aceite de palma es sostenible y ha tomado medidas a tal efecto. Estas están recogidas en su Estatuto sobre el Aceite de Palma, una declaración de intenciones publicada en 2013 “para combatir las mayores causas de la deforestación y generar un equilibrio entre la conservación del medioambiente, las necesidades de la comunidad y la viabilidad del beneficio económico. La mesa redonda en Aceite de Palma Sostenible (RSPO), un grupo que protege la sostenibilidad en los negocios en los que se emplea el aceite de palma, elogió a Ferrero por sus esfuerzos, y sugirió que la empresa no supone ningún peligro para el medioambiente.

VICE News contactó con Ferrero Francia y la compañía esgrimió que no haría ningún comentario sobre las declaraciones de Royal. Lo que sí afirmó es que su aceite de palma está certificado como 100% sostenible, una garantía extensible a todos los productos elaborados en Villers-Écalles, la factoría de Nutella en la Alta Normandía.

En Italia, las palabras de Sègoléne Royal, registradas en lo que la ministra describió como “un programa humorístico”, han desatado un clamor público en su contra. Su homónimo italiano, el ministro de Medio Ambiente Gianluca Galetti, contraatacó vía Twitter: “Ségolène Royal eres inquietante. Deja tranquilos a los productos italianos. Esta noche cenaremos pan y Nutella”.

La crema de untar es toda una institución en Italia, algo que dejó bien claro la esposa del primer ministro italiano Matteo Renzi, Agnese. La primera dama apareció en televisión el miércoles degustando una crêpe con su hija en la Expo Universal de Milán 2015 — organizada bajo el lema “Alimentando al Planeta, Energía para toda la Vida”.

Incluso Greenpeace salió en defensa de Ferrero. En declaraciones a la web de noticias Quartz, la organización ecologista proclamó que: “boicotear completamente su cultivo no solucionará sus problemas de producción”. Greenpeace aplaudió la “ambiciosa política” de la empresa para asegurar la sostenibilidad de su suministro. “Creemos que Ferrero es una de las compañías más modernas en materia de consumo y aprovisionamiento del aceite de palma”, concluyó.

“Los consumidores deben saber lo destructivo que puede llegar a ser el cultivo de aceite de palma”, advirtió la ONG Vérité. “Sin embargo Ferrero parece ser una de las pocas compañías en haber observado un alto nivel de compromiso” en cuanto a su producción responsable.

Alan Rival es el corresponsal de la industria del aceite de palma en Cirad, un instituto de investigación pública francés para el desarrollo y la investigación agronómica. Ha trabajado en Indonesia — que es junto a Malasia el mayor productor mundial de aceite de palma — durante casi 25 años. Rival relató a VICE News que el aceite de palma “crece en trópicos húmedos, que son el último bastión de la biodiversidad y que necesitan ser protegidos a toda costa. Tenemos que ser extremadamente celosos cuando tratemos con la cohabitación entre tales espacios y los campos de palmeras”.

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Durante casi veinte años la producción de aceite de palma ha crecido de manera exponencial: ha pasado de los 15.2 millones de 1995 a los 56 registrados en 2013. Greenpeace afirma que el cultivo del aceite de palma es la principal causa de deforestación en Indonesia, un país que pierde a razón de 620.000 hectáreas de bosque al año. A consecuencia de ello, el hábitat natural de numerosas especies protegidas, como el tigre de Sumatra, ha sido amenazado. A pesar de que RSPO ha contribuido a estimular el avance, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) estima que en más del 50 por ciento de los casos el aceite de palma está siendo cultivado en lugares donde existieron bosques naturales, hoy aniquilados.

El cultivo del aceite de palma es una industria masiva en el sudeste asiático. La mitad de quienes lo cosechan son “pequeños productores”, según Rival. La industria ha explotado porque se trata de una planta que genera muchos beneficios, es fuerte y perenne. Además, el precio del aceite se ha mantenido relativamente alto y estable, convirtiéndole en una apetitosa inversión para sus productores.

Rival, que ha escrito un libro dedicado al aceite de palma y a las controversias suscitadas a su alrededor, explica que “la palmera en sí misma no es la causante. Sin embargo plantarla puede resultar problemático cuando se hace sin pensar demasiado ni considerando su funcionalidad” —de ahí el interés en su supervisión y certificación —. Rival advirtió rápidamente que las normas de la RSPO constituyen “el baremo mínimo de sostenibilidad”, y considera que tales baremos pueden mejorarse muchísimo.

El auténtico desafío será convencer a los países compradores para que paguen los costes añadidos provocados por la producción sostenible, valoró. El aceite se utiliza en productos de todo el mundo y su consumo es muy popular en China, India, Pakistán e Indonesia.

“Hay que convencer a esos países para que paguen un poco más para obtener aceite de palma sostenible, de la misma manera que se paga más por los tomates cherry orgánicos”, señalo Rival.

Sigue a Pierre Longeray en Twitter: @PLongeray