Música

Odio eterno a la cursilería: Una charla con Julián Hernández de Siniestro Total

Wikipedia, ese triste “reflejo de la sociedad que la produce”, o “el resultado de la misoginia imperante”, dice que Julián Hernández nació un 2 de julio de 1960, el mismo año en que Ramiro Pinilla obtuvo el Premio Nadal por su novela Ciegas Hormigas, mientras que la Unión Soviética lanzaba el Satélite Spútnik 4, que se desintegraría en 1962 durante la reentrada atmosférica. Se dice también que se ha desempeñado como escritor, productor discográfico y actor; puede leerse que en 1981 fundó “Siniestro Total”, una banda de Punk Rock originaria de Vigo (España), manteniéndose al frente de la misma hasta el día de hoy, siendo el único miembro original que permanece en la banda 30 años después. Pero todo esto es una ambigüedad, datos innecesarios para insomnes incultos, la fundación wikipedia me importa un bledo, yo sé muy bien quien cojones es Julián Hernández, ¡carajo! Y siento lastima por todos aquellos que han prescindido de él. 

Julián me habrá cambiado (hipotéticamente) los pañales por allá de 1983, cuando Józef Wojtyła absolvía a mi ídolo Alí Agca por haberle metido un plomazo —justo el día de mi nacimiento—, así las cosas. Siniestro Total es la banda más alborotadora y contracultural de España, no hay más, que no se diga más. Nunca se ha vanagloriado tanto el Punk como con Siniestro, una agrupación que sigue haciendo ruido, mucho ruido, con un discurso intelectual de gran altura y un mensaje, a veces, apocalíptico… en resumen, Rock and Roll, como lo define el mismo Julián Hernández.

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Julián Hernández, foto de J de Arcos

Aquí una entrevista con el autor de canciones como “Bailaré sobre tu tumba”, “Opera tu fimosis”, “Cuanta puta y yo que viejo”​ y de los libros ¿Hay vida inteligente en el Rock & Roll? y​ Sustancia Negra. Interrogué a Julián a través de un cuestionario que le envié por Outlook, “hablamos” de música, cine, literatura, pero también de mucho Punk, de mucha anarquía. 

Siniestro Total acaba de sacar el sencillo “El mundo da vueltas”, disponible ya en Spotify y ITunes, producido por Joe Hardy y grabado por Segundo Grandío en Casa de Tolos. Se anticipa también la edición en vinilos del primer 10 pulgadas de la banda, con este material se acerca el desastre ¡y nosotros con él!

Noisey: En el 74 la democracia estalla, grupos poéticos como “Rompente” recuperan el espíritu de las vanguardias. Aprovechan la recién estrenada “libertad” para dinamitar los estereotipos y reinventar los discursos. ¿Cuál fue el papel que tú hiciste en dicho movimiento?
J.H.: Bien, antes de nada decir que la democracia no estalla en España en 1974. O, si acaso, estalló un año antes, en 1973, porque lo que explotó en diciembre de ese año fue una bomba bajo el coche del almirante Carrero Blanco, quien hubiera sido un obstáculo ante la previsible muerte a corto plazo del general Franco (sobrevivió menos de dos años al atentado). El caso es que la constitución democrática se promulgó en 1978. Bah, nada: era por puntualizar.
Dicho esto, conviene dejar claro que lo de las vanguardias no estaba especialmente silenciado por la dictadura franquista. De hecho, el régimen incluso financió algunas exposiciones y conciertos de vanguardia en el extranjero para “tener una cara bonita” en el exterior. Eso sí: nada que ver con lo de Rompente, desde luego. Porque esto fue en Galicia. Concretamente en Vigo. Mi papel fue el del chaval de los recados, supongo, porque era el más joven de todos aquellos tipos que a mí me parecían los camareros del Cabaret Voltaire como poco. Rendida admiración.
“Libertad” es una palabra un poco extraña en este caso. Ya éramos libres antes de que hubiese esa “libertad” política de la que hablas. Sólo hizo falta leer algunos libros, escuchar algunos discos y ver algunas películas. Y tuvo algo de triste esto último: tras la muerte (terrorífica, por cierto) del general, asistimos a estrenos en España de películas como La Edad de Oro de Buñuel o El Gran Dictador de Chaplin. Antes estaban prohibidas. ¡Qué mundo (o qué país) más idiota!     

Si tuvieras que elegir entre las obras colectivas del Rompente, entre Antón Reixa, Alberto Avendaño y Alfonso Pexegueiro con libros como Silabario de Turbina (1978), A dama que fala (1983) y Upalás (1998) ¿Con cuál te quedarías?
Te olvidas de Manuel M. Romón, que fue fundamental en Rompente y el mejor performer en los recitales…
Y, bueno, son tres libros distintos. Silabario da Turbina fue un pistoletazo de salida brutal, con un diseño de Antón Patiño al que calificar de moderno sería quedarse corto. A Dama Que Fala recogía los textos para un espectáculo con música de Enrique X. Macías en el que un servidor trabajó haciendo, ¡cómo no!, de chico de los recados. Y Upalás es una antología de textos de los tres tristes tigres (Avendaño, Reixa y Romón) más textos de Pexegueiro y otra gente. Mañana igual cambio de opinión, pero ahora mismo me quedaría con A Dama que Fala, que fue una obra de creación colectiva desde el principio. El nombre completo de Rompente era “Grupo de Comunicación Poética Rompente” (aquí en Wikipedia: https://gl.wikipedia.org/wiki/Grupo_Rompente). Cumplieron (me gustaría decir ‘cumplimos’…) ese propósito de comunicar. En Galicia nunca se había visto nada igual. Sus recitales hasta provocaban indignación, que era de lo que se trataba… en parte.   

¿Qué representó para ti Os Resentidos?
Pues más de lo que cabe imaginar. Estuve en los primeros ensayos y grabé con mi magnetofón de cuatro pistas la primera maqueta (demo) que sirvió de base al primer álbum del grupo. Creía que se me iba a desencajar la mandíbula de la risa, por cierto. Quizá no éramos muy conscientes al principio, pero al poco tiempo vimos con asombro cómo el hecho de hacer rock de vanguardia en gallego cambió la visión del nacionalismo hacia una música que se suponía imperialista americana. Las cosas nunca volvieron a ser iguales en este país. 

¿Sin el Movimiento Contracultural surgido en la transición de la España postfranquista conocido como La Movida Madrileña no hubiera surgido Siniestro Total?
Yo no pondría en mayúsculas “Movimiento Contracultural”, si es que tal cosa existió. Pero, en fin, algo de eso sí que hubo y se conocía, efectivamente, como “La Movida Madrileña” (antes “Nueva Ola”, que era más apropiado), concepto utilizado políticamente -y hasta la náusea- por grandes medios de comunicación y ahora puesto en tela de juicio como parte de la idea de la “Cultura de la Transición” (aquí más información: http://www.megustaleer.com/libro/ct-o-la-cultura-de-la-transicion/ES0114463). Y, sinceramente, yo creo que Siniestro Total hubiera existido de una manera o de otra: ya estábamos haciendo el gamberro desde antes (véase lo de Rompente). Lo que pasa es que más vale llegar a tiempo que rondar un año y, de repente, se dieron las circunstancias para grabar discos y sonar en las radios. Pero siempre fuimos unos ‘outsiders’ en mayor o menor medida. Al fin y al cabo, éramos (¡somos!) gallegos y eso en España significa ser periféricos. Madrid nos dio muchas cosas, es cierto, entre otras las barras de los bares, y nosotros aportamos lo nuestro como buenamente supimos y/o pudimos. La gran ventaja fue ver en directo a grupos como Derribos Arias, Glutamato Ye-Yé o El Aviador Dro y Sus Obreros Especializados. Fue entonces cuando nos dijimos ¡se puede hacer! Eterno agradecimiento a esos chicos y chicas. Lo increíble es que Siniestro Total haya sobrevivido a muchas de las cosas que nos sirvieron de trampolín. Yo no me lo explico, la verdad.    

​​Def con Dos es una banda por demasía diferente a Siniestro Total, ¿Qué te llevó a fundar esta agrupación influenciada por Public Enemy, Run DMC y los Beastie Boys?
¡Pues porque Public Enemy, Run DMC y los Beastie Boys eran los mejores grupos del mundo, qué cojones! Su aparición a mediados/finales de los años ochenta del siglo pasado fue deslumbrante. De todas formas, me sigue sonando raro el concepto de “fundar una agrupación”. Lo que hicimos fue juntarnos César Strawberry, Peón Kurtz y yo, y… er… bueno… ¿montar algo? Al fin y al cabo, todo muy parecido al principio de Siniestro Total. La diferencia es que Def Con Dos era, en ese momento, un grupo de “no músicos” y Siniestro Total no podía (¡o no debía!) derivar hacia ese concepto. Puedes llamarlo “art-rock” si quieres. Más tarde Def Con Dos se convirtió en una banda “de verdad” (mejor sin comillas, pero es para entendernos) gracias a Jesús Arispont y yo me retiré a mis aposentos. En algunos momentos han superado a aquellas primeras bandas de referencia.  

De los artistas que has producido a través de tu sello discográfico “Discos de Freno”, ¿a quién te sientes más orgulloso de producir?
¡Pero si yo no soy productor, alma cándida! Bueno, se agradece el piropo… Antes de Discos de Freno existió Baterías Taponadas, sello en el que salieron algunas cosas de ¿Bromea o qué? y lo primero de Def Con Dos. Supongo que era una manía, la influencia de las independientes inglesas y el DIY (Do It Yourself) de los Residents, por ejemplo. Un concepto muy punk, por cierto. Discos de Freno fue la consecuencia lógica. Era la estructura imprescindible para publicar la música de Transportes Hernández y Sanjurjo, el dúo que montamos Rómulo Sanjurjo y yo. De paso se grabó a otra gente, como Mario Malapersona, por ejemplo, y se editó una recopilación de vídeos de Mikel Clemente. Estoy orgullosísimo de haber conseguido esto último, pero no era una producción artística: Mikel lo hizo él solito y la edición técnica se la curró Ángeles S. Curros. Sí me atrevería a decir que una de las producciones, en sentido más estricto, que más me gustó hacer fue la canción Osos en Patagonia de Víctor Coyote para el sampler Nuevo Folk Post Industrial. Puede que ella sola justifique todo el esfuerzo y la ruina económica que fue aquello. 

foto de Laura Uranga

¿Cómo fue la experiencia de actuar en la película “La matanza caníbal de los gárrulos lisérgicos” (1993) del gran Antonio Blanco?
Uf, bueno, ¡casi nos morimos de una pulmonía durante el rodaje! Hacía un frío de mucho cuidado y tuvimos que ir a comprar una botella de coñac al bar del pueblo para no morir congelados. Y además tuve que aprender a conducir un tractor… Eso sí, Toñito fue una gran amigo y uno de las personas más inteligentes y divertidas que he conocido en mi vida, y la película fue otro DIY que resultó ser una influencia fundamental para otros realizadores/directores de cine/video que vinieron después. Le agradeceré siempre que me llamara para hacer el papel de Pedro, aunque yo sea un actor bastante patético, para qué negarlo. Es una pena que Toñito no llegara a conocer herramientas como YouTube: hubiera tomado esas plataformas al asalto.  

Háblame de tu libro “¿Hay vida inteligente en el Rock & Roll?” En donde analizas el negocio del Rock desde sus diferentes ángulos. Un libro publicado en 1999.
¿De cuánto espacio disponemos? Verás, la historia empezó con una iniciativa de la editorial Temas de Hoy. Se trataba de la Colección Pandemónium y publicó libros sobre cultura “trash”, asesinos en serie y otras lindezas. Fue un honor estar en el mismo catálogo con gente como Jordi Costa, Jesús Palacios o Antonio Dyaz. Que yo -y alguno de los demás- entrara ahí a escribir de música fue una iniciativa de la escritora Lucía Etxebarría, que era muy amiga de la editora de la colección, Luz Suárez. Pandemónium fue una idea muy moderna, muy fin de siglo (del XX, claro, ¡y qué raro suena esto!), algo parecido, quizá, al libro colectivo yanqui que creo que nos marcó a muchos de nosotros: Apocalypse Culture (edición de Adam Parfrey, Feral House, 1990). El planteamiento de ¿Hay Vida Inteligente en el Rock and Roll? era que no fuese un libro autobiográfico, sino un manual de autoayuda para todo aquel que se quiera acercar al mundo del rock, aunque una de las fuentes fundamentales fue La Verdadera Historia de Frank Zappa, recientemente traducido (¡ya iba siendo hora!) por Manuel de la Fuente y Vicente Forés para Malpaso Ediciones. Sobrevivir en este planeta del rock es difícil y ya lo dice Garfield -en una viñeta antológica de Jim Davis- al aterrizar en Marte y ver que aquello está lleno de clones de Odie (el perro de Jon, su dueño) por todas partes: “Definitivamente, no hay vida inteligente en Marte”. 

“Simpatía por el relato” es una antología que representa un punto de encuentro entre la literatura y el rock, en donde algunos músicos se atrevieron a escribir el género más difícil de la narrativa “el cuento”, con textos rocanroleros, biográficos, eróticos e incluso infantiles. Todos coordinados por Baco y Patxi Irurzun. En la antología escribes “Vigo en primavera”. ¿Cómo fue colaborar en dicha publicación?
Creo que fue Kike Babas quien me llamó primero para incluir un texto mío. Lo agradecí de corazón. La única condición que puse es que fuera un texto muy breve, porque literalmente no tenía tiempo. El relato es la idea del título prolongada, casi a la manera de un poema en prosa, y vino por el disco Paris au Printemps (Paris in the Spring) de Public Image Ltd. ¡Me encantan PIL! El cuento es un poco demencial, pero era perfecto para ir a las radios y leerlo entero, ¡je!

 “Caspa Brothers” (1998) es divertidísima, además de sugestiva y estimulante. Hiciste después “Shacky Carmine” (1999) “Off” (2002) y “Sex” en el 2003 como Hoffman, dirigida por Antonio Dyaz. Desde entonces no has trabajado en cine. ¿Tienes algún proyecto en puerta?
Pues va a ser que no. Ya te decía que mi oficio no es ser actor. Aunque todo lo que ocurre en un escenario es teatro, que ya lo dice Manuel Manquiña. Rodar una película porno con Narcís Bosch justo cuando se mató Lady Di en París fue muy (pero MUY) alucinante. Vi cosas que nadie creería: naves ardiendo cerca de Orión, la polla gigantesca de Nacho Vidal y el cuerpazo desnudo de Sarita Bernat, por poner unos ejemplos. Shaky Carmine no tuvo la fortuna que se suponía que iba a tener. Y con Antonio Dyaz la cosa es distinta: es mucho mayor la implicación. Aun no sé por qué se empeñaba en llamarme para actuar, pero yo lo hacía encantado. ¡A ver cuándo me vuelve a poner delante de una tarántula!

“Vivimos en un momento decididamente policial y eso siempre propicia un sistema corrupto, porque la clase dirigente tiene poco control. Ellos sí pueden hacer continuamente lo que les da la gana”, cantas en Transportes Hernández. ¿Qué representa para ti el Punk?No me suena a mí que eso sea la letra de una canción, pero si tú lo dices… Además es un poco contradictoria, ¿no? Quien encarna la corrupción es la clase dirigente, precisamente porque tiene el control.En fin, vamos a la pregunta. El punk no es sólo esa transfiguración del rock de mediados/finales de los setenta que aconteció en Londres y Nueva York. Es más una actitud general: intervención en los medios, el DIY del que hablábamos, odio eterno a la cursilería (“Esto no es una canción de amor”, ya lo decía John Lydon), humor negro, ruido… Por eso se pueden detectar trazas punk en Dadá, en el Situacionismo, en Rabelais, en el Mayo del 68, en Cervantes, en Luis Buñuel, en Frank Zappa o en mi padre Q.E.P.D. Esto dicho a vuelapluma. Dicho de otra forma, el punk no es una cresta de colores o unas letras como las de la portada de Never Mind The Bollocks. El punk se demuestra andando y esos caminos ya están andados.  

¿Cuál es tu miembro preferido de Siniestro Total? O todos han sido fundamentales.
¡Pero, criatura! ¿De verdad crees que yo tengo algún miembro preferido de Siniestro Total? ¡Los odio a todos por igual! (Valga el pareado…) Bueno, a no ser que te refieras a sus penes, que son todos enormes y maravillosos. 

 “En un edificio de cachaverosódico nombre, premio de arquitectura en su día y conocedor de tiempos mejores, vivía Insecto Palo, vecino discreto sin animo de estridencia ni trifulca”. Así comienza “En el ascensor”, el primer capítulo de “Sustancia Negra”, la novela que publicaste con Espasa Editorial, un libro entre la novela negra y el Steampunk que deja en la calle a escritores como Arturo Pérez-Reverte, Manuel Vázquez Montalbán y Francisco González Ledesma. ¿Cómo fue la exegesis creativa de esta novela de cincuenta capítulos?
Hombre, gracias por esa comparación a mi favor (me sonrojo), aunque yo salvaría a Vázquez Montalbán de la quema, mire usted. Y si con exégesis te refieres a las definiciones del diccionario de la RAE, o sea “explicación o interpretación”, para lo primero no hay ninguna; y para lo segundo cabrían todas (cada lector puede interpretar lo que le dé la gana). Cuando digo que no hay explicación es porque creo que no existe nunca: cualquier texto se tiene que valer por sí mismo para explicarse, especialmente en lo que a narrativa se refiere. O no; pero en todo caso, ¿qué sentido tiene devanarse los sesos para buscar explicaciones a Los Hermanos Karamasovi (así traduce Cansinos Assens el apellido “Karamazov” y yo le creo) o a la última mierda finalista del Premio Planeta? Que los críticos se den con los cuernos contra las paredes y nosotros disfrutemos con los libros. O nos aburramos y los tiremos a la basura, que también es una opción.
Pero si lo que preguntas es de dónde surgió Sustancia Negra, la explicación es bien fácil: se le puso en las narices a Belén Bermejo, editora de ficción de Espasa, que escribiese una novela. ¡A ver quién es el guapo que le dice que no a esa chica! Tiré de varias cosas que llevaba rumiando desde hacía tiempo (¡qué pasa! ¿acaso no tiene todo el mundo una novela en la cabeza?) y mandé una sinopsis en un par de semanas. Lo sorprendente es que me la publicaran. Y es una actividad adictiva, valga la aliteración. Nada más hacer click en “enviar”, empecé otra cosa (también le pasó a Albert Pla con su novela). Si se publicará algún día o nunca, ya no lo sé. Puedo adelantar, sin temor a desdecirme, que estará plagada de sexo y violencia, que son los dos pilares de la Biblia; una de mis novelas favoritas, por cierto.  

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