Música

Oye cómo va mi riff bueno pa gozar, metalero: Una charla con Brownout

La fusión entre el metal, el hard rock y los ritmos latinos tuvo algunas apariciones fugaces en décadas pasadas. Con mayor o menor éxito artístico, gente como The Mars Volta, Ill Niño o Puya despuntaron el vicio a su manera, cargando de estridencia algunas de las ideas que Santana inauguró muchas décadas atrás. Pero no fue hasta hace unos años que esta amalgama de estilos se vistió finalmente de gala con un proyecto tan causal como descarado y original. 

Brownout, colectivo de músicos afincados en Austin, Texas, que cuenta entre sus laureles con haber sido la banda de apoyo de todopoderosos como Prince o Bernie Worrell, tuvieron una pequeña idea que se transformó en un proyecto paralelo con mayúsculas: Brown Sabbath, su homenaje a Black Sabbath en clave de funk latino. Los Brownout saben muy bien cuán cierto es aquello de que “una buena canción resiste cualquier tipo de estética sonora” y lo dejan en claro en una de las revisiones más libres y frikis del catálogo de standards del metal por excelencia.

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En medio de la gira de presentación de Brown Sabbath Vol. II, en algún lugar entre San Francisco y Seattle, hablamos con el cantante Alex “El Ozzy” Marrero, sobre la actualidad del proyecto, la destreza necesaria para hacer convivir a los distintos tipos de público en sus shows y los puntos en común entre la salsa dura y el metal.

Noisey: ¿Cómo surgió la idea del proyecto Brown Sabbath?
Alex Marreo: Hace unos tres años Brownout tuvo una residencia en un lugar en Austin que  consistía en dar cada semana una propuesta distinta. Yo aún no era parte del grupo, aunque sí tocaba en otras bandas con estos músicos. Con esa premisa, una semana hicieron el disco de James Brown Black Caesar y titularon esa fecha como ‘Brown Caesar’, lo mismo con una noche homenaje a Public Enemy llamada ‘Fear of a Brown Planet’. Pues la última fecha de aquellas fue Brown Sabbath. Yo les llamé para cantar un par de canciones y de repente todo aquello se convirtió en algo. Se suponía que sería una sola tocada y ahora estamos con dos discos y tres años adentro de un side-project.

¿Tuvieron algún feedback de Black Sabbath?
No de la banda misma, aunque nos llegaron rumores de que les gustó mucho. Ozzy y Sharon dieron una entrevista a una radio, promocionando un show llamado Ozzfiesta que se iba a hacer en México y hablaron de Brown Sabbath, de que estaba increíble, de que les encantaba, etc. Ozzy decía: “These fucking Mexican guys are just like me!” [risas]. Fue un día muy gracioso.

Ustedes definen su estilo como funk latino, pero ¿el hard rock o el metal son también una influencia en Brownout? 
Sí, definitivamente. Todos hemos crecido con esa música. Brownout nunca hizo música heavy, sino más bien funk. Esta banda viene de otra que se llama Grupo Fantasma y ellos hacen música latina más tradicional: Brownout es el giro funk de Grupo Fantasma. Yo creo que la influencia del metal viene de cómo crecimos con esa música, siendo adolescentes.

Tanto el heavy metal como la salsa y otros ritmos latinos tienen origen en las clases trabajadoras ¿Qué otras cosas crees que ambos estilos tienen en común?
Son estilos muy apasionados. Crean emociones muy fuertes en sus públicos. La salsa tiene una energía y una pasión muy particular que apuntan al baile. Y el metal es también así de intenso, pero desde otro lugar. Yo siento que se conecta más con situaciones de frustración y furia. Aunque vienen de distintos lugares, son parte de la condición humana y todos podemos conectar con algunos de esos elementos. 

Yo creo que la salsa dura es uno de los géneros más extremos que existen.
¡Absolutamente! [Risas]. Y también hay que decir que tanto el metal como la salsa son estilos que requieren un nivel de musicalidad muy importante. Hay que ser bueno para tocarlos.

¿Cómo decidieron hacer un segundo volumen de Brown Sabbath y en qué se basaron para elegir las canciones?
A medida que fuimos tocando más y más, grabamos el primer disco y resultó con cierto éxito, resonó muy bien con la gente. Este segundo disco se basa en esas primeras giras que hicimos, porque claro: necesitábamos que el show tuviese 90 minutos o más, entonces comenzamos a incorporar más canciones del repertorio de Black Sabbath. Cuando volvimos de una larga gira el año pasado, decidimos que sería un desperdicio no capturar ese momento en el estudio. Las canciones estaban súper amarradas. 

¿Crees que este proyecto acercará más al público latino al heavy metal o a los metalheads a los ritmos latinos? ¿Qué tribu crees que es más receptiva a las fusiones?
Muy buena pregunta. Por lo que hemos visto, ambos son receptivos. Después de tantas tocadas, puedes distinguir a las tribus entre el público. Parte de lo que fue tan interesante del concierto que dimos hace poco en el Independent de San Francisco fue que había gente latina y también gente mayor que vio a Black Sabbath en los años 70 y luego había otro tipo de público ¡que comenzó a hacer mosh! Entonces tuve que encontrar un balance, hablar con ellos para que todo el mundo esté en la misma onda porque yo quiero que todos se diviertan y que nadie salga lastimado. Creo que eso responde la pregunta claramente: viene todo el mundo y cada uno disfruta de lo que le es novedoso. Creo que la mezcla funcionó. 

Foto: Eric Von Scott

¿Si pensaran en hacer otro proyecto similar pero homenajeando a otra banda, cual te gustaría que fuese?
No creo que vuelva a surgir algo así. Esto nos tomó de sorpresa. El enfoque ahora está en hacer material original e incorporar la novedad de las voces, ya que históricamente Brownout fue un grupo mayormente instrumental. Yo me sumé al grupo como percusionista y cantante y estamos ahora componiendo en colaboración. No es nuestra idea tocar covers para siempre. Esto fue algo súper divertido y que deja su marca en nuestro sonido, en el que se filtró una onda un poco más pesada: no llega a ser metal, claro, pero sí tiene una energía un poco más agresiva. 

¿Cómo es vivir en Texas siendo latino, artista y combativo? 
Bueno, nosotros estamos todos en Austin. Austin es un edén, un oasis liberal dentro de un mar republicano. En los años sesenta y setenta, hubo una convergencia entre la música country y los hippies, primordialmente dada gracias a la figura de Willie Nelson que unió estas dos culturas. Y así se fundaron las bases de una ciudad creativa, abierta y con una escena musical muy grande, muy rica. De aquí salieron Stevie Ray Vaughan, Gary Clark Jr. Los Lonely Boys: es una lista grande. Austin es un microcosmos creativo. Es ciudad hermana de San Francisco, de Nueva Orleans, es muy artística. Pero también es verdad que cuando le dices a alguien de fuera que eres de Texas, muchas veces responden “Oh, qué pena. Lo siento”. [Risas].