Pasear por el pueblo de Paramos, en Galicia, es como pasear por un escenario de guerra. Todo o casi todo se ha esfumado. A lo lejos aún resiste el campanario del santuario, elevándose como un gigante para ser testigo de la destrucción. Vidas rotas y casas destrozadas. En medio, la pirotecnia ilegal de “El fogueteiro”. Ese maldito fortín que explotó un 23 de mayo de 2018 para cambiarlo todo. A escasos metros, la casa de Sora y Abdlalk Hailas, fallecidos a causa de la explosión.
A las 16:25 el tiempo se congeló. La pirotecnia ilegal retumbar las entrañas del pueblo y miles de varillas de bombas de palenque salían volando. Las casas de piedra se derrumbaron como castillos de naipes. La acumulación de pólvora sin clasificar habían hecho de combustible para hacer pedazos todo un pueblo.
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