Pasa todos los días: uno se conecta a ese espeso chorro de información, chisme y fetiche que es la red social de preferencia, cuando de repente aparece una foto 80% piel, 20% perrito, playa o gimnasio. O incendio. O lo que sea.
Da lo mismo, la pantalla nos paraliza y nos vemos obligados a likear la estúpida y sensual foto o morir con las ganas de hacerlo.
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Publicar gratuitamente imágenes eróticas de uno mismo se ha vuelto algo tan democrático que genios, provenientes de algún lugar donde la vida es mejor porque sucede en inglés, han acuñado el término Thrist trap (“trampa de sed”) para referirse a esta práctica. Funciona porque, como toda buena trampa, estas imágenes usualmente lo cogen a uno de improvisto en el trabajo, en el bus o sentado en el inodoro. Porque ver cuerpos semidesnudos se ha convertido en una necesidad tan elemental como tomar agua.
¿Pero qué sucederá del otro lado de la pantalla mientras jadeamos? ¿Qué pasa por la mente de esta personas antes de darle clic al botón de publicar? ¿Qué está obteniendo esta gente aparte de likes?
Le hicimos estas preguntas a varias personas que, a nuestro caprichoso criterio, publican fotos jodidamente sexys en sus redes sociales.
Esto nos dijeron.
Sarah Schmidt, 26 años. Tiene un salón de belleza.
“Siempre censuro mis pezones, mi vagina y, por supuesto, el ano. Ahí es dónde yo trazo mi línea” / Todas las fotos vía Instagram, cedidas por sus autores.
“La gente tiene que entender que esto es una estrategia para obtener más seguidores, más likes y más visibilidad en las redes. Luego de mucho tiempo intentando con distintas clases de contenido en mis redes sociales, me di cuenta de que tengo que mantener a la gente contenta con algunas fotografías mías.
“Además me gusta: primero, porque tengo tatuajes que solo se pueden apreciar cuando estoy semidesnuda. Me parece que una mujer que se siente segura de su cuerpo y que le ha invertido tiempo en gimnasio, y dinero en tatuajes o cirugías —en mi caso son las tres— tiene derecho a presumir. Porque es como un proyecto, una obra de arte. Además, ¿a quién no le gusta ver cuerpos bonitos?
“Quizá tengan algo de razón quienes dicen que publicar fotos sexys es sinónimo de estar necesitado de atención. Pero no pueden generalizar que somos todos, porque entonces ya seríamos muchos los que estamos buscando verificación en las redes. Al menos para mí se trata de compartir belleza. Yo no solo comparto mi cuerpo. Comparto ilustraciones, frases y hasta algunos escritos más elaborados en Facebook, pero me ha pasado que subo una ilustración una chimba y a nadie le importa. Pero subía una foto mía pelando teta y ahí sí se disparaban los likes. Mi cuerpo es lo que pega y hay que mostrar lo que pega, ¿sí o qué?
“La única preocupación que pasa por mi cabeza antes de publicar una foto es que no me vean los genitales (risas). Siempre censuro mis pezones, mi vagina y, por supuesto, el ano. Ahí es dónde yo trazo mi línea. Bueno, también pienso en mi nariz porque tengo un problema con ella: a veces se ve demasiado grande. Muchas veces ni me fijo en cómo sale mi cuerpo por estar pendiente de mi nariz”.
Camila Gil, 20 años. Es DJ y estudia producción.
“Hay mucha gente que piensa que yo no le digo a nadie que soy trans”.
“Yo ni siquiera lo pienso tanto. A mí la foto que me gusta la subo y ya. Es obvio que haya algunas personas a las que no les guste tomarse fotos sexys porque les da pena, pero soy una persona muy sexy. En todas partes (risas), así es mi personalidad. Entonces para mi subir una foto así es normal. No sé, soy una persona demasiado sexosa en mis cosas.
Obviamente cuando uno tiene una cuenta con demasiados seguidores esta expuesta a muchas cosas. Hay más de una persona que solo entra para comentar que no está bien subir una foto así y cosas por el estilo. Pero esa gente es la que no está como muy actualizada, porque ahora esto es normal.
“Me parece muy chistoso que hay mucha gente que piensa que yo no le digo a nadie que soy trans. Entonces me empiezan a comentar en las fotos: ‘ella es trans, ella es trans, miren bien, fíjense bien porque ella es trans’. Pero la verdad a mí no me incomoda porque eso es lo que soy. Mis fotos también son una forma de mostrarle a la gente cómo estoy, cómo he cambiado. A la gente le gusta ver eso”.
Laura Gallego, 25 años. Trabaja en un Vape Shop.
“Si estoy en la playa es normal que me tome una foto en top y calzones. Pero si estoy en mi casa tomándome un café y fumándome un cigarro en el balcón, entonces ya no está bien”
“Las fotos que subo a mi cuenta de Instagram me han servido mucho, porque gracias a ellas he conseguido convenios con marcas de lencería: me llegan muchos productos gratis por publicar ese tipo de fotos. Otras veces, las fotos las toman amigos míos y el hecho de publicarlas es una forma de mostrar su trabajo. Por mi parte, nunca he tenido ningún problema con los cuerpos, no me escandalizan ni nada. Más allá de hacerlo por los productos o por hacerle un favor a un amigo, publico fotos sexys porque me parecen un contenido chévere para mi página.
“Fíjate la doble moral tan verraca que hay con esto: si yo tengo un coco-loco en la mano y estoy en la playa es normal que me tome una foto en top y calzones. Pero si estás en tu casa tomándote un café y fumándote un cigarro en el balcón, entonces ya no está bien: la gente no debería ver eso. Y no me parece, no veo cuál es la diferencia entre esos dos lugares.
“Contrario a lo que dice mucha gente, yo no publico estas fotos para subir mi autoestima: creo que el problema de autoestima lo tienen quienes asumen eso. Yo creo que la desnudez escandaliza a quien no la porta. Quizá cuando ellos acepten su cuerpo van entender que hay personas que no vemos en ningún inconveniente en que los demás vean. Tampoco creo que esté renunciando a mi intimidad por subir una foto en ropa interior. Lo que ven en esas fotos no es la manera como me ve mi novio: hay muchas cosas que dejo a la imaginación.
“Curiosamente, encuentro que mis fotos encuentran más aceptación entre las mujeres: muchas me escriben para felicitarme por ser tan libre y para preguntarme cómo hago para tomar una foto bonita y cosas así. En cambio sí he recibido comentarios negativos de hombres; hace poco me escribió uno en un idioma que yo ni entendía. Luego descubrí que era un señor de Turquía escribiéndome que dizque yo llevaba una vida de vergüenza. Tampoco falta el tipo que cree que porque yo publico una foto en calzones quiero una de su verga. Y no, no la quiero. Otra vez me escribió un tipo diciendo que sabía dónde vivía, dónde estudiaba y dónde trabajaba. Esa semana andé nerviosa”.
Juan Sebastián Villate, 25 años. Es modelo, actor y estudia comunicación.
“Creo que por la cultura machista que hay en Colombia uno se siente incómodo con la vanidad”.
“Subir fotos a redes no se trata tanto de ser sexy sino de mostrar mi estilo de vida. Ya sea ir al gimnasio, de viaje o solo estar de pereza un domingo, me gusta compartir esas cosas. Luego hay marcas que lo contactan a uno para ser su embajador y entonces uno también trata de subir fotos mostrando sus productos.
“Digamos que me tomo dos o tres selfies durante la semana: el sábado no falta el amigo que se burle de mí por andar en esas. Creo que por la cultura machista que hay en Colombia uno como hombre se siente incómodo con la vanidad. Tengo que admitir que es algo que todavía me pasa por la cabeza: si estoy en el gimnasio y paro un momento para tomarme una selfie siento que todo el mundo me está mirando y pensando que soy gay. Aunque prefiero pasar esa pena que pedirle a alguien que me tome una.
“Sí hay una parte en la que me fijo mucho a la hora de tomarme una foto: hace unos años tuve un accidente y me quedó una cicatriz en la cara. Desde eso ha pasado mucho tiempo y la cicatriz se ha ido difuminando. Todavía se ve un poco, pero no en fotos.
“Tanto hombres como mujeres me escriben mensajes privados acerca de mis fotos, pero he encontrado que los hombres suelen ser más respetuosos. A veces escriben diciendo que muy lindo, que les gustó tal foto. Las mujeres ha sido más atrevidas (risas). Digamos que de ellas sí he recibido otra clase de mensajes, como fotos y contenidos ehhm… indebidos”.