Pensar el diseño de las cosas nos lleva a reflexionar cómo funcionan

Matt Nish-Lapdius vive en Toronto. Es diseñador, músico, artista y docente en CIID (Copenaghen Institute of Interaction Design). Su trabajo recorre un amplio espectro: desde el catálogo de la Librería de Nueva York, hasta software especializado, video juegos o instalaciones. En VICE hablamos con él durante su participación en el CIID Summer School 2018 realizado en Costa Rica.

VICE: Matt, ¿para ti cuál es el papel del diseño en nuestra percepción del mundo?

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Matt Nish-Lapdius: Todo con lo que interactuamos (salvo la naturaleza) está diseñado de una u otra forma, así que el diseño tiene todo que ver, no sólo con nuestra percepción del mundo, sino en cómo vivimos el mundo. El reto es que muchas de esas cosas con las que vivimos no están diseñadas con una comprensión e intencionalidad profundas sobre el propio mundo que estamos creando. Tenemos que considerar cómo es que estas cosas impactan en la gente y en su entorno, y por ello tomar las mejores decisiones, te sientas diseñador o no. El diseño siempre ha estado considerado como un intento de representación, entonces debemos saber hacia dónde se dirigen nuestros intentos y preguntarnos, ¿qué clase de mundo queremos crear a través de las cosas que construimos?


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¿Cómo dirías que se aplica todo esto en América Latina, a propósito de tu experiencia en el programa veraniego del CIID?

No conozco mucho la cultura del diseño en América Latina, a decir verdad. Es mi primera vez en esta parte del mundo, y estoy muy emocionado por aprender mientras esté por acá. Mi acercamiento podrían ser las emocionantes conferencias de Interaction Latin America organizadas por IxDA (Interaction Design Association). He estado involucrado con IxDA por más de una década y ha sido impresionante ver cómo ha crecido este evento en la región. Este año tuvieron más de 1500 asistentes, así que es un hecho que existe un gran interés alrededor del diseño en esta parte del mundo.

¿Qué opinión tienes sobre esa visión del diseño como privilegio?

Esa idea de ver el diseño como privilegio hace parecer al diseño como algo costoso, caro, de lujo. Un diseño de objetos inalcanzables. Y en realidad no es nada de eso. El diseño no es sólo sobre cómo se ven las cosas ni en hacerlas deseables, sino más bien sobre cómo funcionan las cosas, cómo están hechas y cómo impactan al entorno. El diseño ha servido para construir, por ejemplo, refugios en campos de refugiados, bombas de agua o entrenar gente con nuevas herramientas. Un marco referencial que ayuda a la gente a pensar qué están haciendo y cómo lo están haciendo.

¿Cuál es el papel del CIID en todo esto?

El CIID tiene la misión de traer estos métodos y acercamientos del diseño a distintas partes del planeta, siempre concentrados en lo que mencionaba antes. Utilizamos tecnología, juego, investigación, experimentación y un marco crítico para enseñar a la gente cómo pensar sobre sus proyectos y su mundo de un modo distinto. El diseño es una vieja práctica, y por ello hay una rica tradición sobre cómo enfocarnos en distintos productos, servicios y entornos constructivos. El CIID se enfoca en diseño interactivo, que mira todo esto desde una perspectiva del siglo 21, donde la tecnología se ha vuelto parte de todo, nos demos cuenta o no. Utilizamos el diseño como una manera de pensar la relación del ser humano con este mundo tecnológico, y cómo podemos hacerlo más humano, ético y responsable para nosotros y para nuestro medio ambiente.


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Cuéntame un poco sobre tu trabajo con el sistema de librerías públicas de NYC.

En 2007 diseñé un software para catálogos de bibliotecas. Para ellos tratamos de ver las bibliotecas como una fuente de conocimiento y a las comunidades a su alrededor como una valiosa fuente de información sobre cómo usar los recursos de una biblioteca. Fue muy interesante aprender las distintas maneras en que la gente usa y percibe su biblioteca local: ¿qué es útil para ellos, qué les hace sentido? Las bibliotecas son más que una colección de libros: también son lugares de encuentro, lugares para encontrar trabajo, para usar el internet y conectarse. La gente tiene razones tan diversas para ser parte de esta comunidad que quisimos tomar en cuenta lo que significa este espacio para nuestro sistema, que no sólo se utiliza en Nueva York sino en muchos otras redes.

¿Cómo se establece una “poética” del diseño?

Mi opinión es que, en realidad, para diseñar es necesario saber por qué quieres diseñar. Una poética es una manera de pensar en cómo la gente da sentido a sus interacciones con el medio. No es sólo algo que hacen los académicos. CIID no es una institución completamente enfocada a la parte académica del diseño sino que pone atención especial a la práctica. Y sin embargo, creo que el diseño tiene un componente filosófico importante. Hacer algo y que ese algo ocupe un lugar en el mundo y lo impacte requiere que pensemos en ello. Para mí eso es una poética.