“Dale a un hombre una máscara y te dirá la verdad”, así me resumió Alph —quien desde hace varios años se identifica como furry—, su experiencia en el fandom.
La palabra “furry” se acuñó, según el historiador y escritor, Fred Patten, en una convención de ciencia ficción en 1980, cuando un personaje ilustrado del cómic Albedo Anthropomorphics originó la discusión sobre los personajes antropomórficos en las novelas de ciencia ficción.
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Ahora, más de 20 años después de ese suceso, el fandom furry, conformado por personas que se identifican con un animal antropomórfico, se ha convertido en una subcultura a nivel mundial. En México existen convenciones furry desde hace ya varios años, en donde la comunidad se reúne utilizando trajes personalizados de sus Fursonas (algo similar a hacer cosplay).
Contrario a la narrativa mainstream, no todo gira en torno al sexo y no todas las personas furrys tienen kinks o fantasías relacionados a esto. Pero hay quienes sí, y está bien.
“Hemos crecido viendo a un montón de personajes animados de animales con rasgos muy humanos, desde La pantera rosa, El rey león, Thundercats, hasta BoJack Horseman. Y como eso es parte de la normalidad, una persona puede ver a dos animales antropomórficos teniendo sexo y le puede resultar entretenido y/o excitante, incluso puede sentirse un poco transgresor. Este tipo de kinks pueden ayudar a que un encuentro sexual sea mucho más emocionante, a veces es una especie de roleplay, te sales un poco de tu persona, de quien eres todos los días y te permite explorar más cosas y ser quien quieres ser. Creo que podemos ser críticxs si vemos algo machista o violento en cualquier tipo de contenido y al mismo tiempo normalizar y quitarle el estigma a los kinks”, comparte la sexóloga Delia Ochoa.
Los memes y los mitos abundan alrededor de esta subcultura —algunos muy hirientes y estigmatizantes— y para conocer más sobre su experiencia de primera mano, entrevisté a Alph Lang y Ettevy, dos personas de la comunidad en México que me contaron qué es para ellxs ser furry.
¿Cómo y cuándo descubriste que te gusta el furry?
Alph: En la secundaria entré a una escuela nueva y yo era la mascota del equipo deportivo. Usar la botarga me hacía sentir validado, entonces buscaba en Internet cómo hacer trucos con ella, ahí encontré el término “fursuit” y pensé, “ah, esto es muy similar a usar una botarga”. Al inicio no me integré a la comunidad por miedo a los estigmas, solo la seguía de lejos. Ahora, siendo parte de ella, puedo decir que poder expresar quién eres sin tanta represión es de lo que se trata el fandom: aprender la tolerancia y el respeto.
Ettevy: Desde los 14 años me había creado una Fursona, recuerdo que de vez en cuando me imaginaba que era un lobo y más tarde —por ahí del 2009— me introdujeron al furry fandom porque me hice un fursuit y subía videos a YouTube. Irónicamente desde antes me juntaba con gente que era furry y no lo sabía, solo veía que dibujaban animales antropomórficos y me gustaba.
¿Qué lugar ocupa en tu vida el ser furry? ¿Lo consideras un kink, un fetiche, un estilo de vida, una identidad?
Alph: Es algo importante en mi vida, me ha ayudado a conocer gente, a tener contactos cuando viajo, a tener experiencias chidas. Y sí, hay cosas en el fandom que pudieran considerarse un kink, pero yo no lo considero un kink en sí mismo. Es un fandom, y muchas veces la gente toma lo más morboso como lo principal, pero en realidad hay de todo. Por medio del furry sí he aprendido a sentirme más cómodo con mi sexualidad, y lo bueno es que esta es una comunidad muy sex-positive, en donde usualmente se respetan los kinks.
Ettevy: Sí lo considero una identidad, una parte de mí, no es algo que guíe mi vida, pero como me dedico a hacer fursuits, de alguna manera sí lo hace. A veces sí es un kink: me creo un personaje alterno y fantaseo con cosas, además mi pareja también es furry, entonces sí exploramos ciertos fetiches relacionados a esto.
¿Cuál es tu personaje furry y cuál es la historia detrás?
Alph: Yo tengo varios, y algunas personas también tienen varios. A veces los utilizamos para representar diferentes aspectos de nosotrxs mismxs, algunas personas los utilizan para representarse a sí mismas idealizadas, y otras veces son personajes completamente inventados sin relación con la persona. Mi personaje principal es un lobo mexicano que habla español; ya tenía una afinidad por el animal porque lo había utilizado antes como botarga y me gusta porque es un animal social, que coopera y que es muy necesario en el ecosistema. También tengo otras fursonas para cada idioma que hablo.
Ettevy: Tengo varios, el primero que creé es uno que es muy colorido, como un arcoíris. Yo soy artista y me gusta mucho el arte mexicano, como la talavera y los alebrijes. La creé a partir de mi primera fursona: una loba blanca, y decidí pintarla como si fuera un lienzo con todos los colores que pude encontrar.
¿Qué tan pública o privada es esta parte de tu vida? ¿Lo compartes con amistades, parejas, familia? ¿Cómo han reaccionado?
Alph: Yo soy abierto sobre ser furro con algunas personas y con otras no, depende. En mis trabajos profesionales, por ejemplo, he tenido que proporcionar servicios para gobierno o para empresas grandes, y con ellos tengo que hacerme el serio. Con las amistades puedo ser más abierto, depende del nivel de confianza.
Ettevy: Esta parte de mi vida es completamente pública, salgo con el fursuit de mi casa y mis vecinos me han visto con él. Mi familia también lo sabe y lo tomaron muy bien. De hecho salí en el show Tabú Latinoamérica y en un programa de Discovery Channel. Si conozco a una persona nueva y me preguntan “¿a qué te dedicas?”, yo respondo que hago trajes referentes a una subcultura como los del anime, pero que esta se llama furry fandom. A mí en lo personal nunca me han rechazado por decir esto.
¿Cuáles son los peores mitos que has escuchado sobre el fandom? ¿Qué le responderías a alguien que intenta estigmatizar tu experiencia como furry?
Alph: Primero le preguntaría a la persona por qué considera que ser furry es motivo de estigma. Uno de los mitos más comunes es que todo está centrado en el sexo, y de las peores barbaridades que he escuchado es que todos son zoofílicos; un montón de generalizaciones que, además de dañinas, son completamente falsas. Una comunidad tan grande como la furry tendrá gente buena y gente mala porque así funciona la humanidad. Si en algún momento se conoce que alguien ha cometido un acto aberrante, eventualmente la misma comunidad rechaza a estas personas.
Ettevy: El peor es la zoofilia. La gente ve un fursuit y piensa, “pues obvio, se cogen a animales”, y no, no funciona así. Sí, habrá gente que está en este fandom y es zoofílica, como pasa en cualquier otro fandom, y no ayuda para nada que los medios le hagan tanta publicidad a esas poquitas personas. Incluso esto es rechazado dentro de nuestra comunidad, porque esa no es la razón de ser furry. Otro mito es la pedofilia, y sucede lo mismo, puede pasar en muchos otros lados, no solo en este fandom.
También me ha pasado que me preguntan, “Oye, ¿y ustedes cogen usando los trajes?”, es una duda muy común, y yo les respondo, “No, ¿pero qué si lo hiciera? ¿Qué tendría de malo? ¿Tú coges usando ciertas prendas de ropa a veces?” Si alguien tiene ese kink es su gusto, cada quien es libre de vivir su sexualidad como quiera, mientras no le haga daño a nadie.
¿Cómo ha cambiado tu forma de acercarte al placer a raíz de empezar a explorar esto?
Alph: Para mí el furry no se limita nada más al aspecto sensual, implica más la diversión y la identidad. Pero sí me ha ayudado a ser más abierto, a desechar ciertas limitaciones sociales que había internalizado, ahora me siento más cómodo explorando la sensualidad y sexualidad propia, con menos timidez.
Ettevy: El furry inicialmente para mí no fue por el placer sexual, el único placer que yo obtenía de usar el fursuit era divertirme con la gente en la calle sin que me vieran raro, porque si no voy con el disfraz y empiezo a actuar como un animal me verían raro, pero si llevo el fursuit es otra cosa. Yo lo veo como un performance, porque envuelvo mi personaje en una característica. A mí me gusta sacar a la gente de su día a día y buscar hacerles sonreír y que interactúen conmigo. Aunque algunos se pasan, me empiezan a manosear y yo me quedo de “Oye, wey, sigo siendo una persona”, y les doy un manotazo. Afortunadamente me ha pasado pocas veces, por lo general la gente es amable.
¿Qué tan diversa es la comunidad? ¿Hay perfiles o características comunes?
Alph: Yo creo que es una de las comunidades más diversas que he conocido, incluso a nivel mundial. Todos los estratos sociales están representados, en cuestiones raciales y de género también; hay mujeres, hombres, mujeres y hombres trans y personas no binarias, especialmente a nivel internacional. Puedes encontrar programadorxs, obreros de fábricas, animadorxs digitales, pilotos aviadores, directorxs de hospitales, corredorxs de bolsa. Yo pienso que la única característica común es que es gente a la que le gusta la expresión artística.
Ettevy: La mayoría de la gente es artista o simplemente aprecian mucho el arte, la música y la escritura. También la mayoría somos pro-LGBTQ+ o queer, y de mente abierta. Hay gente que tiene trabajos que no creerías que tienen, que trabajan en la NASA, en la actuación, en la abogacía, hay de todo.
Cuéntame algo interesante de ti que no tenga relación con el furry.
Alph: Me dedico a la lingüística y hablo varios idiomas. He trabajado dando clases de español en otros países como Francia. Me gusta porque me ofrece la oportunidad de tener una perspectiva distinta de cómo se organiza la sociedad en otro lugar.
Ettevy: Me encantan los deportes, el excursionismo, el ciclismo, el montañismo, disfruto viajar y explorar veredas. Me gusta platicar con gente nueva, puedo hablar con quien sea y donde sea, menos con la gente que hace menos a otrxs.