Dinero

La pesadilla inmobiliaria: 600 pavos por un piso que mide menos que una celda

piso 12 metros cuadrados

‘La pesadilla inmobiliaria del mes’ es una sección en la que denunciamos los abusos más flagrantes y los pisos más sorprendentes del mercado inmobiliario en España. Si te has topado con algún palacio similar, escríbenos a esredaccion@vice.com.

¿Qué es?: Un “estudio adaptado para una sola persona” según el post de Idealista con el que se anuncia. Ese “adaptado para una sola persona” es el eufemismo empleado para referirse a que el “estudio” -otro eufemismo que habitualmente se emplea para no decir puto zulo- es más pequeño que una celda penitenciaria: desde 2010, las habitaciones en las que se alojan los presos tienen 14 metros cuadrados. Esta aberración inmobiliaria tiene 12.

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¿Dónde está?: En Argüelles, uno de los barrios más familiarizados con la acelerada turistificación de la capital. Se encuentra a pocos minutos andando de Plaza España, ese lugar que ningún madrileño entiende por qué visitan los turistas y del Tempo de Debod, un parquecillo bastante desangelado también en el que se reúne los otakus y los emos adolescentes -sí, chavales, sigue habiendo emos adolescentes-. De vez en cuando también hay peña practicando con la espada láser que tiene pinta de ducharse cada quince días, haga falta o no.

¿Qué se puede hacer por ahí?: Dado que vivirás en una vivienda de 12 metros cuadrados, puedes ver el lado bueno de las cosas o al menos canalizar tu miseria en forma de creatividad y emprender un proyecto que consista en no salir de casa y ver cuánto aguantas sin que te de un brote psicótico. Lleva un diario, hazte autorretratos con el móvil cada día y busca metáforas no demasiado brillantes ni tampoco demasiado originales pero que remuevan conciencias en su justa medida, sin pasarse. Después preséntale el proyecto a alguna de estas instituciones con residencias de artistas gracias a cuya subvención tampoco podrás mudarte pero chico, la vida moderna era esto. Si no, siempre puedes darte un voltio y pegar el hilo con los adolescentes del Templo de Debod y empezar a darle al clonazepam.

¿Cuánto cuesta?: 600 pavos al mes. Te sale el metro a 50 euros, una cifra que ni siquiera está contemplada en las estadísticas del portal en el que se anuncia el piso, Idelista, en las que se recogen los precios medios por metro cuadrado en Madrid.

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Cuando uno se pone a buscar piso corre el riesgo de enfadarse. Y corre el riesgo de enfadarse por varias cosas: por los precios desorbitados, por las condiciones abusivas -contrato indefinido, comprobante de cuenta corriente y últimos datos bancarios, apoquinar con gastos que debería cubrir el casero, un pelo de unicornio, una pluma de ave fénix-, por el estado lamentable de algunas viviendas y la consciencia de que estamos tan desesperados que alguien la acabará alquilando o por todo lo anterior.

Pero también corre el riesgo uno, cuando se pone a buscar piso, de pillarse un rebote por los artificios estilísticos empleados a la hora de redactar el anuncio, por los recursos literarios usados de manera espuria para camuflar una realidad que se impone al ver las fotos y que suele ser que la vivienda publicitada es una basura. En el caso que hoy nos ocupa, el casero ha tenido a bien señalar que el piso está “adaptado para una persona”.

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Veamos. Adaptar es, según la RAE y en su segunda acepción en el diccionario, “hacer que un objeto o mecanismo desempeñe funciones distintas de aquellas para las que fue construido”. Pues bien, o esta infravivienda de 12 metros cuadrados fue construida pensando en albergar a un secuestrado o a una pareja joven de umpa lumpas o decir que está “adaptada para una persona” es insultar la inteligencia de los lectores y buscadores de pisos.

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Porque que el piso cueste 600 pavos al mes y mida menos que una celda de prisión -recalcamos: desde 2010 se empezaron a construir celdas de 14 metros cuadrados en lugar de de 11-, tenga un armario que parece un folio de canto de lo estrecho que es y un sofá cama en el que alguien que mida más de un metro y medio tendrá serias dificultades para acomodarse no es “estar adaptado para una persona”: es encarnar la definición gráfica de estafa y es tener unos huevos como el caballo de Espartero por alquilarlo a ese precio, en esas condiciones y tratando de usar encima triquiñuelas lingüísticas para tratar de adornar la realidad.

El pisito consta de un baño que tiene pinta de, por su envergadura, no ser apto para personas con un ligero sobrepeso, un cuarto americano (dormitorio salón y cocina, todo en uno, lo mejor para cocinar salmón o coliflor), con el mencionado sofá cama, una mesita individual, una silla, un espejo y un puñado de muebles de almacejane. Se entrega con un cepillo de barrer, como se muestra en la primera foto.

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Pero hay más: según el post del portal de búsqueda, el piso “se alquila a estudiantes y personas trabajadoras”, aclaración más que necesaria porque con 12 metros cuadrados todos pensábamos que era una vivienda ideal para alojar a una familia del Opus. No contento con cobrar el metro cuadrado a precio de gramo de farlopa, el casero pide tres meses de fianza. TRES. Porque quien se pille ese habitáculo infernal tiene que demostrar encima solvencia económica, lo que no deja de ser una buena metáfora de cómo está la cosa.

Sigue a Ana Iris en @anairissimon.

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