Platicamos con Johanna Murillo, actriz del cortometraje de terror ‘La dama de rojo’

Las leyendas mexicanas son historias que han existido desde hace muchos años y se han preservado a través de generaciones. Al principio estas leyendas se transmitían mediante la tradición oral y así fue como comenzaron a tomar fuerza. Posteriormente pasaron al papel y de esa manera alcanzaron públicos mucho más grandes. Ahora se hace uso del cine como un recurso para la conservación de la memoria popular y darle vida a estas historias.


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El cortometraje es un formato cinematográfico que nos ayuda a contar momentos, giran en torno a historias muy precisas y nos ofrecen una narrativa muy particular. Edgar Nito presenta su cortometraje La dama de rojo, realizado en colaboración con VICE y cuya leyenda forma parte del Hotel Victoria, donde nos cuenta la historia de una mujer que seduce y aterroriza a los hombres en un elevador.

Platicamos con Johanna Murillo, actriz del cortometraje, sobre su experiencia de convertirse en monstruo.

VICE: ¿Cómo llegaste a este proyecto y qué fue lo que te motivó a formar parte de él?
Johanna: Me habló Mariana (la productora) para contarme que estaban planeando este proyecto y que a Nito (director) le gustaría mucho platicarme de qué se trataba. Me contó y, como todo lo que en los últimos años he aceptado hacer, tiene que ver con el trato personal, con que la idea y el equipo me prendan, que sea divertido y así lo acepté.

¿Qué te pareció el guión cuando lo leíste?
Es un género que de alguna manera ya me había tocado hacer, hice una película que se llama Espectro (Alfonso Pineda). No es un género que particularmente me llame la atención, pero me parece muy divertido. Cuando leí este guión vi que había una transformación del personaje que tenía que hacer y que había que meterle una energía muy particular para ser monstruo, necesitaba otro tipo de interpretación. Yo soy muy curiosa, me dio mucha curiosidad ver qué se sentía ser un monstruo y eso fue lo que me animó muchísimo a leer el guión. Además, estaba muy bien contado, me lo imaginé perfecto a la primera, y eso siempre es muy buena señal: cuando desde el papel, desde el texto, está bien hecha la idea.

¿Cuáles son las diferencias entre ver y actuar una película de terror?
La verdad a mí el cine de terror no es un género que me atrape, es muy difícil que no me distraiga y me ponga a pensar en la lista del súper cuando estoy viendo una película de terror. A mí me asustan otras cosas en la vida, como los bichos, tampoco creas que son tan sofisticados mis miedos, pero al hacerlo es diversión pura. Esa es la diferencia, cuando ves una película te puedes meter en una onda de miedo y al hacerlo creo que, al menos a mí, lo último que me rodeaba era sentir miedo o ese ambiente terrorífico. Más bien era como estar en una feria, porque te están disfrazando y te estás poniendo chingaderas, tienes que hacer caras que no haces normalmente en tu vida, y que no tienes además muchas oportunidades de hacer. Esa es la diferencia. Eso es algo que estuvo bien chido de haber filmado con banda tan clavada en ese género, se divierten muchisísisimo, hay un placer y una diversión muy alegre, que la gente a lo mejor no se imagina que pudiera haber habido.

Fue una experiencia súper divertida, tengo una admiración profunda y para siempre para toda la gente que se apasiona con el cine de terror, de verlo y de hacerlo, porque es un nivel de trabajo y de creatividad enormes los que se tiene que tener para poder hacer algo así.


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¿Hay alguna leyenda en particular que te gustaría representar?
Hacer a alguna asesina me encantaría. No tengo una leyenda en particular en la cabeza, pero sí me encantaría ser una asesina total. Lo que ya no quiero hacer es el tema este de los efectos especiales y de la caracterización. Estuvo increíble, ya podrán ver qué tanto me tuvieron que caracterizar, es un trabajo impresionante pero, como es una obra de arte, es tardadísimo y de un cuidado extremo. Qué bueno que lo hice, que salió así de increíble y que se me quitaron las ganas, porque es una chinga. Creo que alguno que no tenga que ver con ser un monstruo. Me encantaría algo de un terror más psicológico.

¿Cuál es tu leyenda favorita?
Me encantan las historias de fantasmas y de espíritus, me gustan las anécdotas de “a mí me pasó”, que después acaban siendo leyendas. La verdad es que las leyendas populares no las tomo tanto como de terror sino como cuentos de la infancia, si pienso ahorita en eso me acuerdo de cuando era chiquita, la de La llorona es muy popular, da un susto tremendo entre los niños, y me encanta porque me parece que crea imágenes chingonas. Imagínate una mujer que vaga ahí en las calles, esa me gusta muchísimo por lo que puede llegar a causar en tu imaginación.

¿Qué opinas de las tradiciones que rodean la celebración del día de muertos?
Me encanta porque cuando yo crecí nunca sentí la falta de eso, yo soy de Hidalgo y ahí la celebración de muertos es una tradición espectacular, de una riqueza enorme. La comida que se hace para la celebración del Día de Muertos es muy especial, nada más se hace en esa fecha. Siempre estuvo presente esa tradición mexicana, la de pueblo. En mi casa cocinábamos los platillos, poníamos altares, todo el mundo lo hacía, lo hace. Yo estaba en una escuela americana y también celebrábamos Halloween, entonces nunca lo vi como una celebración separada porque yo comía Zacahuil, ponía mi altar y luego salía a pedir Halloween el mismo día disfrazada de bruja. Nunca las vi como tradiciones separadas y me parece muy interesante que ya se mezclaron.

No me molesta que se mezclen, lo que es importante es que sepas de qué se trata, que sepas el por qué se hace, eso es lo bonito de preservar la tradición y eso es lo que sí creo que se ha perdido un poquito, la explicación de qué significa hacer una celebración para recordar la muerte y a los muertos, esto es lo importante, ya la forma en que lo hagas tú lo decides. Como que ya nada más te acuerdas de la fecha donde te disfrazas, en lugar de recordar que esta es una fecha que durante generaciones y generaciones se hace para tener un contacto con la muerte, para hacer una reflexión sobre la muerte y tus muertos.