En un loft de un viejo edificio de la calle veintidós con carrera novena en Bogotá se esconde El Parche Artist Residency, un espacio experimental para nuevos talentos artísticos, que no exige que una obra esté terminada y que no se agazapa frente a las excusas económicas; un colectivo que le grita NO al salón en blanco. Fue en esta residencia artística, que le da aires alternativos a la escena del arte local, donde se puso en movimiento la muestra Políticas ínfimas. Una apuesta colectiva que trata de cuestionar el poder íntimo, su fragilidad y su vigor intrínseco.
“Políticas ínfimas deja de lado el poder y ofrece fuerzas distintas, leves o imposibles. Desde este horizonte las muestras actúan a partir de la acción poética generando espacios de diálogo, reflexión, pensamiento y re-creación de la realidad”, explicó Juan David Galindo, estudiante de arte de la Escuela Massana de Barcelona y cerebro detrás de este encuentro.
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Las instalaciones, los happening, la rebeldía y el contra discurso tuvieron un rostro diferente en cada esquina de El Parche. Con fronteras casi invisibles marcadas por un cerca hecha de pelos humanos, dibujos que muestran cómo estaba el cielo y las estrellas en el momento en que en la tierra ocurría una balacera y una constitución de una sola página, cuatro jóvenes artistas desvistieron el poder de turno, el de los viejos y trogloditas que comandan este país del sagrado corazón.
La muestra estaba compuesta por seis proyectos donde una acción generaba diálogo sobre las maneras en las que funciona el poder sobre los crédulos, los pasivos y los esquivos.
“Cada momento eres más pobre”, gritaba amenazante sobre una mesa rimax una oración escrita en pan de pizza, la mayor distracción del pueblo y de los gordos. Este era el primer happening que se podía encontrar bajo la tenue luz de la galería; también, si no habías almorzado podías tomar libremente una letra de la frase y acompañarla con una cerveza. Según su creador, Juan David Galindo, esta instalación “tomaba como punto de partida la inflación. La masa de pan es un material que por la levadura crece, se llena de burbujas en su interior, y después de hornearlo se obtiene un alimento lleno de aire”. Una forma condescendiente de decir que lo tienes todo pero, malas noticias, no tienes nada.
La esquina más escondida de El Parche parecía emanciparse de los demás proyectos. María Leguizamo y su peludo acto estético esperaban pacientementes para hablar de rupturas y límites invisibles que todos los días traspasamos con nuestros New Balance, sin siquiera darnos cuenta. “La calle del divorcio” fue una acción en espacio público en la que la artista desenrolló una madeja de pelo a través de la Calle del Divorcio en Bogotá; para ser más claros, una calle que empieza en la Plaza de Bolívar, lugar inmaculado de las leyes y la Independencia, y desemboca en San Victorino, uno de los espacios comerciales más relevantes de la ciudad.
“Me di cuenta de que había una curiosa relación entre esta calle y su actual relación con el lugar. La calle era el rótulo perfecto para una ruptura entre el poder y su campo de acción”, dijo Leguizamo. Con este horizonte en la cabeza, ató estos dos lugares distantes con un solo pelo de muchos kilómetros, que sus amigos amablemente le donaron, y así cortó la línea vertical del poder, sin nunca ser vista.
“Una noche”, como cualquier otra noche, en alguna parte de Colombia, hubo una masacre. A simple vista esta tercera instalación de dibujos de cielos estrellados no decía nada, las imágenes se veían bonitas colgadas en la pared, pero no daban ninguna pista. Sin embargo, todo iba más allá de lo esperado. “Cada imagen corresponde al mapa del cielo ubicado sobre los lugares del país donde sucedieron masacres. Este proyecto es una investigación extensa ya que consiste en 2087 dibujos que corresponden a la cantidad de masacres ocurridas entre los años de 1983 y 2011”, explicó Iván Castillo, su creador.
Este proyecto ganador de la convocatoria Residencias Artísticas Nacionales 2014, que se desarrollará en el colectivo Lugar a dudas en Cali, acerca al espectador a otras latitudes; subraya la distancia temporal y geográfica que lo separan de estos acontecimientos y personas. Convierte la lejanía en un punto de encuentro y la oscuridad en una metáfora del desconocimiento.
Mientras las personas recorrían la sala, se escuchaba una voz intermitente dando un discurso, con un estilo muy propio de algunos exmandatorios. Con mano firme, con un blazer oscuro y rizos de Cerati, el mismo Juan David de antes (el del pan pizza) se proyectaba en un video declamando un discurso frente al Congreso. Al terminar su proclamación, todos los visitantes querían aplaudir, se sentían orgullosos de su tierra tricolor y, tal vez, uno que otro tenía el ojo aguado.
“Este performance actualiza el discurso que Adolf Htiler pronunció ante las juventudes nazis en 1934”, se leía al final del video y, de inmediato, todo el mundo guardó silencio.
Esta era la cuarta instalación de la noche en El Parche y llevaba el nombre de “Discurso a la juventud colombiana”. “En esta obra se explora la subjetividad de la memoria histórica provocando una reflexión sobre algunos de los discursos nacionalistas adoptados por los políticos”, comentó Galindo.
Las dos últimas instalaciones de la sala se enfrentaban a puñetazos con dos autoridades.
“Carta a la Academia de la Lengua”, otro proyecto de María Leguizamo, como su mismo nombre lo dice era una carta dirigida a la Academia de la Lengua con el propósito de ofrecer el significado a una palabra inexistente: Impoder. Invisible, sumisa, impotente esta carta abucheaba el control sobre los discursos, las normas que se imponen para charlar con un amigo o para escribir una carta de amor.
Finalmente, con sangre en la cabeza y los guantes empuñados, “154 páginas de la Constitución impresas sobre una sola hoja de papel”, también quiso dejar viendo estrellas a la biblia de nuestra Nación. El artista Andrés Martínez, explicó: “Una por una fueron impresas las 154 páginas de la Constitución de la República de Colombia sobre la misma hoja de papel”. Todas las leyes en una página, 58.805 palabras en una sola superficie, podrían equivaler a nada.
Estos fueron los invitados de El Parche, cuatro jóvenes inquietos y seis proyectos irreverentes. Sin poder o mucho dinero, desarticularon la conservadora visión de muchos y, sin lugar a dudas, le echaron agua a la semilla de la desconfianza política en nuestro país.
Sigue al autor en twitter Camila Tovar.
Entérate en el link de otras cosas que suceden en El Parche Artist Residency