Existe un mercado en línea donde comprar un oso, un lince o incluso un camello bacteriano es como caminar por los pasillos de una tienda de ropa. ¿Tienes 6 mil dólares para gastar? Te puedes llevar a casa a un oso perezoso bebé. ¿Te gustan los Ualabí? Uno de ellos cuesta 2500 dólares.
“Tengo un oso kodiak bebé de 7 meses a la venta” dice un listado, “es hembra, alimentada con biberón y ya no necesita correa. ¡Se porta extremadamente bien! La utilizo diariamente para unas fotografías y ha sido tomada en brazos muchas veces. ¡Ella realmente es especial!”.
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Las mascotas exóticas no son baratas, pero hay una creciente demanda por poseer vida salvaje que ha sido capturada. Al día de hoy, poseer un animal exótico es casi una ceremonia para los ricos y famosos. En medios sociales como Instagram y Tinder, los tigres encadenados y los guepardos son ostentados junto a los Lamborghinis, los bolsos Louis Vuitton y los yates de lujo; pequeños accesorios para el un por ciento que puede pagarlos.
Se reportó que Mike Tyson gastó más de 20 mil dólares en la compra de tres tigres de bengala. Paris Hilton una vez agregó un Kinkajú a su grupo de amigos, el año 2006, al que llamaba “Baby Luv”. Justin Bieber adquirió un mono capuchino, posiblemente de forma ilegal, sólo para dejarlo con los oficiales de aduana en Munich, Alemania.
Las mascotas exóticas tan solo son otro tipo de mercancía disponible solamente para los extremadamente ricos. Después de todo, esta industria de miles de millones de dólares no opera como una caridad. El hecho es que ciertos animales asociados siempre han sido asociados con el estatus de los humanos ¿O este es un fenómeno moderno? ¿Por qué los ricos no se pueden confirmar con gatos y perros?
“Es simple y puro ego” me dijo Lisa Wathne, administradora de vida salvaje en cautiverio en la Humane Society de Estados Unidos, “especialmente cuando ves personas con tigres amarrados a correas o gigantescas serpientes alrededor de sus cuellos. No hay duda que están pensando en si mismos más que pensar en los animales”.
Miles de años antes que se crearan los zoológicos, casas con fieras llenas de extrañas y feroces criaturas eran cultivadas por la ultra elite. Estas no eran simples criaturas exóticas puestas una al lado de la otra, era recreaciones del jardín del edén hechas por humanos. Habían nacido los bestiarios.
En el año 3500 A.C., la capital egipcia de Hierakonpolis poseía una colección real de elefantes cautivos, hipopótamos, ñus y el ahora extinto Uro. Pompeyo, un general de la antigua Roma, supuestamente marchó con 600 leones y 20 elefantes para que los mataran en el coliseo como deporte. Marco Polo dijo que el emperador mongol Kublai Khan tenía leopardos, guepardos, tigres, elefantes y 200 especies de pájaros en su propio parque privado. Y en 1210 se estableció la famosa Casa real de fieras en la Torre de Londres, para que los miembros de la corte pudieran ser entretenidos por manadas de extrañas bestias.
Muchos pueblos nativos también mantenían animales pero con un especial respeto, como si fueran una deidad. La tribu Awá, quienes viven en los bosques brasileños de Maranhão, poseen como mascotas al mono coatí, el capuchino y el mono aullador. Los cazadores de Khazakh, llamados burkitshi, son conocidos por su relación única con las águilas doradas de Asia central.
Para ciertos grupos, “los animales, algunas plantas y algunos objetos poseen el estatus moral de las personas. Todos los animales existen independientemente y necesitan respeto” le dijo al New York Times el doctor Eugene Hunn, un etnobiólogo de la universidad de Washington, “esto es diferente al hecho contemporáneo de tener una mascota, donde el animal es reducido a ser un niño”.
Sin embargo, algunos grupos defensores creen que ser dueño de un animal exótico no es sólo ético, también beneficioso para la vida salvaje. REXANO (siglas en inglés de la organización ‘Posesión responsable de animales exóticos’) dice: “la captura y alimentación, especialmente en el sector privado, ha salvado muchos animales de la extinción al proveer un suministro de animales criados de forma cautiva y por lo tanto reduciendo la presión en la vida salvaje, lo que permite que se conserven en la vida salvaje”. El grupo también argumenta que sólo el contacto personal cercano con los animales salvajes puede promover su conservación y debido a esto los circos y ferias son buenos tanto para las personas como para la vida salvaje.
Para poder entender la industria de las mascotas exóticas, que está entre el área legal y la de los mercados negros, contacté a varios vendedores de un popular mercado en línea. Intenté entender cómo obtuvieron sus animales, quién los compra típicamente y cuán fácil es comprar uno si tuviera el dinero.
De los seis vendedores con los que hablé por teléfono, ninguno quiso contestar mis preguntas. Todos tenían licencias para vender y la mayoría escribió que estaban disponibles para cualquier consulta. Una mujer de Florida, que se especializa en vender monos ardilla amigables con la familia, me dijo que ella “era la intermediaria” de un amigo que se dedica a criar estos pequeños primates en su casa. No quiso decirme nada más porque cree que “los animales exóticos tienen mala reputación”.
Cuándo le escribí correos electrónicos a otros vendedores del mismo sitio diciendo que era un posible cliente, recibí respuestas en un día. Muchos me informaron rápidamente sobre precio y disponibilidad. Sólo una persona me preguntó si había tenido un “exótico” anteriormente.
“Nadie lleva la cuenta de cuántos animales exóticos hay en Estados Unidos. Todo lo que puedes hacer es un estimado” agregó Wathne. De acuerdo a las mejores conjeturas existen entre cinco y siete mil tigres en el país y poco más de 400 viven en zoológicos acreditados. En el caso de los primates ese número es alrededor de 15 mil, si es que no es más.
“En el caso de las venta de mascotas, los monos son utilizados como niños de alquiler. Las personas ven a estos primates utilizando pañales, pero es un primate que debería estar junto a su madre y ya que ha sido separado de ella, está junto a cualquiera que lo quiera tomar en brazos”.
Respecto a por qué los humanos están enamorados de los animales exóticos, la pregunta es tan compleja como la historia de nuestra evolución. Algunos antropólogos piensan que la interacción social con animales (como la domesticación) nos permitió desarrollar conocimiento sobre herramientas y biología. Se cree que los lobos fueron los primero animales en ser domesticados por los humanos hace unos 30 mil o 10 mil años atrás en Eurasia y desde entonces nuestras dos especies han forjado una asociación de beneficio mutuo; nuestros linajes están entrelazados.
También hay algo de especulación respecto a que el hecho de tener mascotas provee beneficios psicológicos terapéuticos, pero estas teorías requieren de muchas más investigación científica.
Sospecho que el verdadero atractivo de poseer un animal exótico, como un león o un oso, es debido a que su naturaleza no es la de ser animales domesticados. A diferencia de un gato, un león no posee generaciones de crianza selectiva en su ADN. Un oso, a diferencia de un perro, no se ha transformado en un animal dócil como resultado de la domesticación. Estos animales son poco comunes, pero más importante aún, son salvajes.
Quizás para los más rico del mundo la ferocidad es un producto en si mismo. Los humanos han dominado el medio ambiente por miles de años, pese a que recientemente lo han comenzado a conquistar. ¿Qué es más 0 que un animal vivo que respira para recordar nuestro dominio sobre el mundo natural?
Entonces supongo que si tienes suficiente dinero podrías crear tu propio reino animal, contigo en la parte superior. Pero es probable que sea uno muy triste. ¿Cuán lujoso es eso?