Foto vía Flickr, Arbyreed.
Según un informe del Centro Nacional de Estadísticas de la Salud (NCHS, por sus siglas en inglés), las mujeres son 2.5 veces más propensas a que les receten antidepresivos. Yo soy una de esas mujeres. El doctor me recetó un ISRS, lo que desafortunadamente provocó una serie de efectos secundarios sexuales. El peor de todos fue que me costaba mucho trabajo tener un orgasmo.
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Entonces, como dicen en la televisión, consulté a mi médico de cabecera sobre el Viagra. Me recetó Cialis en vez de Viagra y me advirtió que no debía tomar el medicamento con otras drogas afrodisiacas porque combinar nitritos de amilo con píldoras para erecciones puede ser muy peligroso. Al principio, la medicina parecía ser la solución ideal para mis problemas. El Cialis se queda en tu torrente sanguíneo por más tiempo, en comparación con su rival, el Viagra. Esto significa que, en teoría, si te tomas la píldora de Cialis el viernes por la noche, aún vas a poder disfrutar de su efecto si quieres tener sexo el sábado por la mañana. Sin embargo, en mí tuvo un efecto diferente: tuve migraña, síntomas de gripe todo el fin de semana y me la pasé vomitando en el baño.
Después de que el medicamento salió de mi cuerpo y mi vida sexual regresó a la normalidad, comencé a preguntarme por qué me había tomado una píldora para penes. Hay una gran variedad de medicamentos a la venta para tratar la disfunción eréctil pero no hay ni uno solo para tratar la disfunción sexual en las mujeres. ¿Por qué pasa esto?
Una empresa llamada Sprout Pharmaceuticals ha trabajado por años en el desarrollo de una píldora, llamada Flibanserin, para combatir lo que se conoce como “Anafrodisia” (deseo sexual inhibido), pero se ha enfrentado a numerosos obstáculos. En primer lugar, la Anafrodisia ya no se encuentra en la lista de DSM-5 (la quinta edición del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales), lo que significa que técnicamente no existe, según la Asociación Estadunidense de Siquiatría. (Los fanáticos del Flibanserin creen que la píldora también podría tratar lo que se conoce como Trastorno de excitación sexual en la mujer, que es, como lo indica su nombre, cuando las mujeres no quieren sexo o no les resulta placentero).
Otro obstáculo que enfrenta el Flibanserin es que la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) se negó a aprobar el medicamento. Tanto el presidente de Sprout como la directora de operaciones, Cindy Whitehead, suponen que esta decisión se debe al sexismo.
“Una de cada diez mujeres padecen de Anafrodisia y, hasta el momento, no cuentan con ningún tratamiento médico”, dijo Cindy. “La disfunción sexual en realidad es más común en mujeres que en hombres y se puede manifestar de diferentes maneras. Puede ser en la falta de excitación, en la dificultad para tener un orgasmo o en las relaciones sexuales dolorosas. La disfunción sexual más común en las mujeres es la falta de deseo sexual. Éste afecta a casi un tercio de la población femenina”.
Según Sprout, la empresa alemana Boehringer Ingelheim descubrió el medicamento hace 12 años. Al principio lo estudiaban como si se tratara de un antidepresivo, hasta que descubrieron su potencial como estimulante sexual, así como los investigadores solían considerar al Viagra potencialmente como una medicina cardiovascular hasta que alguien se dio cuenta del extraño efecto de provocarle erecciones, duras como piedra, a los pacientes. Whitehead me explicó que a diferencia de los medicamentos para la disfunción eréctil, los cuales mandan sangre directo al órgano sexual, el Flibanserin actúa en el cerebro. Muchos antidepresivos disminuyen la libido al cambiar la forma en que el cerebro absorbe el neurotransmisor llamado serotonina. Básicamente, el Flibanserin produce el efecto contrario.
El medicamento ha sido probado en más de 11 mil mujeres y ha producido efectos secundarios relativamente menores como mareo, náusea y fatiga. Sin embargo la Administración de Alimentos y Medicamentos se negó a aprobar el Flibanserin, una decisión que Sprout refutó formalmente el diciembre pasado.
En ese entonces, Whitehead dijo: “La Administración de Alimentos y Medicamentos aprobó el medicamento número 24 que ahora está a la venta para tratar la disfunción sexual [en los hombres]. Esto es significativo porque fue el primero en su clase, se estudió en sólo 832 pacientes y produce efectos secundarios graves, entre ellos, la fractura del pene. Hubo muchos que pensaron: ‘¿Nuestra tolerancia de riesgo es diferente para las mujeres?’”
Whitehead considera que las dificultades que enfrenta el Flibaserin para entrar al mercado son una señal del sexismo social latente. “Cuando la Administración de Alimentos y Medicamentos complicó las cosas para Boehringer Ingelheim, la empresa se deslindó de la responsabilidad y estuvo a punto de dejar de desarrollar el medicamento”, dijo Whitehead. “Creo que su reacción no sólo se debe a la dificultad del proceso sino al hecho de que la sociedad se niega a aceptar la biología del sexo en las mujeres”.
La Dra. Suzanne Gilberg-Lenz, obstetra y ginecóloga que ha estado al pendiente del progreso del Flibaserin por varios años, comparte la misma opinión: “Es algo completamente sexista. Las mujeres son sexuales. Tienen todo el derecho a ser seres sexuales y no sólo objetos sexuales. Esto asusta a mucha gente”.
Por ahora, las mujeres que tienen problemas con su deseo sexual deben recurrir a medicamentos diseñados para hombres, cuyos resultados, como pude darme cuenta, pueden no ser los que se esperan. Gilberg-Lenz considera que la investigación es una señal de progreso pero también se siente frustrada porque la Administración de Alimentos y Medicamentos se niega a aprobar el Flibanserin. “Que yo sepa, no produce ningún efecto secundario grave”, dijo Gilberg-Lenz. “Entonces, ¿cuál es el problema? No lo entiendo”.
Algunas organizaciones que se dedican a la salud de las mujeres dudan que el sexismo haya motivado la decisión de la Administración y alegan que el Flibanserin carece de eficacia y que puede llegar a provocar efectos secundarios.
“Apreciamos a nuestras hermanas feministas que creen que la Administración de Alimentos y Medicamentos es sexista y sabemos que es un tema al que tenemos que ponerle atención; sin embargo, también somos defensores de la Administración”, dijo Cindy Pearson, la directora ejecutiva de la Red Nacional de la Salud de las Mujeres (NWHN, por sus siglas en inglés). “Creemos que Sprout no ha resuelto por completo todas las dudas acerca de cuáles son los efectos secundarios y los riesgos para que las mujeres puedan tomar una decisión responsable basada en esta información”.
A pesar de que continúa el debate acerca de los motivos que tuvo la Administración para tomar esta decisión, la agencia dejó claro que está al tanto de la falta de tratamientos para combatir la disfunción sexual femenina. Para esto, organizó un seminario público sobre este tema que se llevará a cabo los días 27 y 28 de octubre.
Hasta que la Administración apruebe un medicamento que combata directamente el problema (aparte del uso los medicamentos para la disfunción eréctil fuera de las indicaciones autorizadas), la testosterona seguirá siendo el tratamiento más común para las mujeres. También existen varios remedios con hierbas y algunos doctores recomiendan a las mujeres que prueben con una terapia. (Algunos doctores se sienten incómodos al hablar sobre el sexo pero saben que las caricias preliminares y los juguetes sexuales, como los vibradores, pueden ayudar a incrementar el flujo de sangre hacia la zona pélvica y así incrementar el deseo y los orgasmos). Todos consideran que los miembros flácidos en los hombres son un problema físico y por lo tanto descartan los posibles factores sicológicos. Por el contrario, hasta hace poco, los padecimientos sexuales de las mujeres generalmente se consideraban problemas sicológicos. Esta percepción cambió cuando los doctores comenzaron a analizar las causas biológicas de la disfunción sexual femenina.
“La Administración de Alimentos y Medicamentos está comprometida a apoyar el desarrollo de terapias para padecimientos médicos asociados con la disfunción sexual femenina”, dijo Jeff Ventura, el vocero de la Administración. “Además, la Administración reconoció a la disfunción sexual femenina como una de las 20 áreas patológicas de alta prioridad y ahora le está prestando atención especial”. En cuanto a la decisión del Flibanserin, Jeff dijo que la Administración no puede hablar sobre fármacos que no han sido aprobados.
Pearson predice que la Administración aprobará un producto para tratar la disfunción sexual femenina dentro de cinco o diez años. “Va a atraer inversiones porque es un mercado potencial”, dijo ella. “Creo que es un motivo para celebrar”.
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