¿Qué tan fuerte crees que sea un golpe de The Rock? Obvio mortal. The Rock podría golpearme en cualquier parte del cuerpo y moriría inmediatamente. ¿Si The Rock me pega en la cabeza, moriría? Sí. ¿Si The Rock me pega en un órgano no tan vital, como en una costilla o en una nalga, moriría? Sí, porque sería un golpe de The Rock. La fuerza del golpe de The Rock recorrería todo mi cuerpo hasta llegar a mi corazón y haría que explotara. A veces siento que The Rock podría darme un golpe tan fuerte (y mortal) que ni siquiera sería necesario que tocara mi cuerpo para matarme, con que golpeara el aire que estoy a punto de inhalar, llenaría el oxigeno con una fuerza tan poderosa para mis pulmones humanos débiles, bastaría para hacerlos explotar y matarme. Pero si pudiera escoger dónde quiero ese golpe mortal de The Rock, creo que sería un golpe justo arriba del corazón. Un putazo y mi pecho se pondría azul y moriría al instante, mi corazón se rompería en cuatro partes como un coco al caer de una palmera. The Rock se inclinaría a mi cadáver fresco para susurrarme “No importa”, o algo así. Pero si observan con detenimiento mi rostro, se darían cuenta que a pesar de mis ojos vidriosos y mi piel fría, en mi boca se dibuja una sonrisa perfecta.
La única forma de morir feliz es recibir un golpe mortal de The Rock.
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Las chicas tienen a Beyoncé y la aman y rezan por ella en su altar y está bien. Y sí, ya sé: Beyoncé es para todos. Todos aman la forma en que usa sus playeras y su vida de lujos en Instagram. Esta casada con Jay Z y qué bueno que Beyoncé —un ángel caído del cielo— esté casada con un hombre que tiene la vibra de ser un cachorro que despertó en el cuerpo de un humano y se siente asombrado y confuso por traer un cigarro. He visto a Beyoncé en persona de lejos y puedo decirles que es más de lo que puede soportar el cerebro humano: ver a Beyoncé es como ver una reina élfica bañándose en una fuente natural mientras un arcoíris ilumina su cabello; es sobrenatural, más que hermosa, seis o siente veces más asombrosa que cualquier otro humano que hayas visto. La verdad, es demasiado. Creo que todos están de acuerdo en que Beyoncé, a veces, es demasiado.
Pero es difícil para mí, como hombre, apreciar a Beyoncé por lo que es, porque no siento esta atracción que corre en la venas hacia ella, esa necesidad de ser ella, porque Beyoncé usa mucho esos leotardos apretados y es buena para bailar, y yo no. He visto como las chicas adquieren energía de los gifs de Beyoncé igual que los iPhones cuando los conectas a un cable USB. Pero no hay un equivalente para los hombres. ¿Dónde está mi Beyoncé? ¿Dónde está la Beyoncé de los hombres?
No importa quién es la Beyoncé de los hombres.
(La Beyoncé de los hombres es The Rock.)
Mi teoría: no existe un hombre en la Tierra que no respete tanto a The Rock que el sentimiento se vuelva adoración y termine siendo amor verdadero. Todos aman a The Rock y la razón principal es su fuerza. Hablo en serio: The Rock es increíblemente fuerte y se nota. Le pregunté a varios amigos porqué aman a The Rock —no tenía punto preguntarles “¿Amas a The Rock?” porque todos aman a The Rock; la única pregunta que quedaba era “¿Por qué amas a The Rock?”— y todos respondieron las mismas tres palabras: “Porque es fuerte”.
Mira esta foto de The Rock. Es como si alguien hubiera visto un tanque y como no se veía lo suficientemente agresivo, decidió ponerle otras dos armas a los lados. Y no hablo de armas humanas, como las que te cargas, esos popotitos a los que llamas brazos: no. Cuando era niño, recuerdo que abrí una copia de la revista Match! y vi una foto de los muslos de John Barnes, que eran el equivalente a cuatro o cinco muslos humanos normales metidos en el espacio de dos muslos, densos y poderosos, algo así. Los brazos de The Rock son dos muslos de John Barnes, cada uno.
Al ver a The Rock, estás viendo a un hombre tan grande que los límites de la psique humana no le permiten ser más gigantesco. Considera esto por un momento: miles de años de evolución, millones de dólares gastados en exploración técnica, podemos viajar a Marte y enviar telescopios HD para que floten en el abismo del universo y nos dejen ver galaxias a las que nunca podríamos llegar. ¿Crees que eso le importa a The Rock? Claro que no. Lo único que le importa a The Rock son los músculos y la remota probabilidad de que exista un músculo que no haya descubierto y que necesite ejercitar. Si vives tu vida creyendo que The Rock no ha ordenado un libro de texto médico de Amazon al menos una vez y ha buscado evidencia de una zona sin trabajar: eres un humano idiota. Lo hace mínimo una vez a la semana. ¿No crees que sea capaz levantar una barra con su pene? Claro que puede levantar una barra con su pene.
Veamos nuevamente a The Rock: en esta foto es tan fuerte que se le caen las gafas. Pero no es tan fuerte como hoy en día:
Y aquí está The Rock haciendo esa cara de selfie que tanto le gusta, como de un pulgar guapo que aprendió a gritar. Mira nada más esos dientes: miles de dientes, millones de dientes, dientes perfectamente blancos, dientes que bajan por su garganta y por todo su cuerpo. Hasta los dientes de The Rock son fuertes:
Y este es un fotograma de San Andreas donde The Rock se ve asustado. No puedo creer que no haya ganado un Oscar. Piénsalo bien: The Rock, un hombre que parece que puede romper en dos la llanta de un camión con sus manos, mostrando miedo. Un hombre que nunca ha sentido miedo en toda su vida. Eddie Redmayne ganó un Oscar el año pasado por salir de su zona de confort e interpretar a una persona con una discapacidad grave, y cuando The Rock hace lo mismo —usar su talento artístico para mostrar miedo, algo que no es capaz de sentir— apenas si gana un premio MTV. El mundo es injusto.
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Lo mejor de The Rock es cómo paso de ser el “luchador Rock” a ser “la estrella de cine Rock” nada más comiendo una monstruosa cantidad de bacalao, gritando “¡Focus!” (“concéntrate”) en el gimnasio y haciéndose más y más grande. De hecho, es muy difícil comparar a The Rock ahora, en su tamaño actual de un auto familiar metido en un jamón, con The Rock antes, cuando era luchador.
Tengo que hacer una aclaración. The Rock técnicamente es The Rock, el luchador gigante que hace que todos levanten las cejas; y Dwayne “The Rock” Johnson es su versión evolucionada actual en forma de un actor increíblemente fuerte. Y la combinación de los dos es confusa y aceitada. En sí, cuando dices “The Rock” ahora, te refieres a Dwayne “The Rock” Johnson. ¿Me explico? Ok, tal vez sea mejor que use un diagrama:
(Diagrama extremadamente científico por Dan Evans).
The Rock era Squirtle y evolucionó a Blastoise. No se detuvo en Wartortle. The Rock no fue Wartortle ni por un segundo. Se lo saltó para convertiste en Blastoise y ahora es solo es el cuerpo de Blastoise con la cabeza de un hombre guapo. The Rock lo hizo. Y ahora estamos en una extraña etapa de negación en la que llamamos “The Rock” a The Rock porque amábamos mucho a The Rock pero ya no es “The Rock, ahora es un actor gigante llamado Dwayne.
Como luchador, Rock era un fenómeno: una máquina con un nombre muy pegajoso que destruía todo a su paso y que sabía perfectamente cómo recibir un Stunner de Stone Cold. Era el mejor de todas las superestrellas de la WWF cuando la WWF eran solo Stone Cold Steve Austin y The Undertaker frotando sus pechos aceitados mientras todos los demás jugaban WWF Smackdown en PS1, cuando The Rock era el centro de todo artículo, una fundidora de músculo, una máquina de carisma, una ceja con un tipo muy grande pegado, un ícono. Y esa época se dignó a gritar en una canción de Wyclef Jean que su nombre era The Rock y que “No importaba” cuánto queso tenía en su bolsillo. En serio, mira:
Como sea: “It Doesn’t Matter” de Wyclef Jean con The Rock es lo más Año 2000 que pudo haber pasado. Mil canciones en una sola. The Rock golpea a un tipo enorme para que Wyclef Jean pueda cogerse a su esposa. Hay una toma en cámara lenta donde The Rock se quita sus gafas y voltea a la cámara para que veas como levanta la ceja y luego asesina al tipo de forma muy dramática. Wyclef Jean trae puesto un abrigo peludo y un sombrero que hacía juego. Está muy loco pero probablemente haya sido lo mejor que salió ese año.
Porque, para mí, fue ese momento donde The Rock se volvió un fenómeno, superó los límites, algo más grande que todos sus músculos unidos. “It Doesn’t Matter” de Wyclef Jean con The Rock es el “Crazy in Love” de The Rock. Porque fue en ese momento donde The Rock salió de confines de las luchas. En un universo alternativo, The Rock se habría quedado en la WWE hasta recibir tantos golpes que su rostro quedara hinchada y color rosa para siempre. Caminaría por toda la WWE medio mareado usando gafas todo el tiempo, apuntaría a la cámara equivocada y diría “hermano” muchas veces en vez de volverse un fenómeno cultural.
En las luchas hay algo llamado face-turn, o heel-turn —es decir, hay muchos “turns” o “cambios de papel” en las luchas— donde pasas de ser el malo a ser el bueno, o de ser el bueno a ser el malo, y es en ese momento cuando el público enloquece, las personas agitas sus letreros, se voltean las gorras (todavía más), se rompen las playeras y se avientan con debilidad hacia el ring, con sus torsos deformes y sin broncear. Después de hacer algunos “cambios de papel” en el ring, The Rock también hizo uno en la vida real: pasó de ser un tipo agradable que era muy grande y que no se abrochó la camisa en ocho años (de 1997 a 2005) a ser un leviatán súper taquillero que protagoniza películas imperdibles (de 2005 hasta hoy). ¿Qué fue lo que pasó? ¿Cuándo dejó de ser ser Squirtle para convertirse en Blastoise? Fue tan rápido que ni nos dimos cuenta.
El punto es que Dwayne “The Rock” Johnson salió de “The Rock” como una serpiente gigante que deja su piel y ahora es independiente, como la mariposa de la oruga y lo hizo sin que nos diéramos cuenta. En 2002, cuando The Rock (el luchador) se estaba preparando para protagonizar The Scorpion King, todos pensaban “¿Qué planea hacer? ¿Levantar la ceja hasta someter a una momia antigua? Ja, claro”. Y ahora, cuando dirige un helicóptero en San Andreas, pensamos: “Sí, tal vez The Rock (el actor) podría detener un terremoto nada más con su fuerza y su personalidad y sus músculos. Lamento haber dudado de él”.
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Ballers, el último proyecto de The Rock, es la comedia más vista de HBO en seis años. The Rock recibe muchas propuestas —Forbes afirma que el año pasado ganó 31.5 millones de dólares y es el onceavo actor que más gana en el mundo y supongo que 31 millones de dólares en propuestas son más que suficientes— pero no estoy seguro de que sean suficientes. En papel, ninguno de sus proyectos tiene sentido pero en la pantalla sí: San Andreas parte de otra película de desastre y se convierte en un éxito de taquilla pasable; nadie sabía que quería otras tres secuelas de Fast & Furious hasta que salió el tráiler donde The Rock rompe el yeso de su brazo y dice “Papi tiene que ir a trabajar” y todos dicen “¡MIERDA, SÍ, DAME OTRAS CIEN PELÍCULAS!”; Ballers es Entourage con futbol americano en vez de películas sin futuro. Y si sigues su Instagram, da la impresión que The Rock ama todos los proyectos en los que participa. Mira esta imagen donde anuncian que The Rock es “el nuevo representantede servicio” de Ford. ¿Alguna vez has visto a alguien tan enfocado en vender algo, lo que sea? ¿Qué mierda es un representante de servicio? No importa: The Rock ama su puesto y ama los autos Ford y también te ama a ti.
Y estoy seguro de que esta es la verdad de The Rock, porque eso es: buena vibra fuerte y enorme hecha carne y hueso y metida en el cuerpo de un luchador semi retirado. Este año, The Rock acaparó los encabezados por tres cosas: por su batalla de playback, por casar a un güey en unvideo viral y por salvar a dos perros que iban a ahogarse en su alberca. Pero The Rock merece estar en los todos los encabezados de todos los días del año. “El hombre más grande que aun vive es genial”; “El hombre gigante sigue siendo increíble”; “No hay forma en que las leyes de la física permitan que este tipo enorme pueda abrir una lata de coca o contorsionar sus brazos en los ángulos necesarios para ponerse una playera pero mírenlo, aquí está, usando una playera”. Cada segundo que nuestra especie se deleita con The Rock debería ser una celebración.
Está la foto ridícula y los videos de ejercicio. La vez que conoce a un niño fan y tira el clásico The Rock. El misterio de dónde compra ropa que le quede. El día en que rompió la dieta. Focus. El hecho de que The Rock podría matarte, matarme a mí y a todos en la Tierra fácilmente usando solo sus manos. Que es el segundo hombre en la historia después de Bruce Willis que se ve mejor después de raparse. Focus. Un hombre criado en un laboratorio para doblar sus brazos mientras respira profundo. Una sonrisa que es como un rayo de sol. Momento, ¿amo a The Rock? De hecho, existe la posibilidad de que esté enamorado de The Rock. Focus. El hecho de que un día despertó y decidió ser más que solo un luchador famoso y, cuando lo hizo, ganó 3 mil millones con 16 películas. Focus. Imagínate ser The Rock —¡The Rock!— y pensar ‘¿Saben qué sería muy cool? Ser el doble de famoso de lo que ya soy’. También está Wake Up Call, la serie de auto ayuda que es igual que Pimp My Ride pero con gente que tiene problemas, donde The Rock llega y les dice que hagan más ejercicio y dejen de ser tan mierda y de pronto se vuelven mejores personas. Focus.Focus. Focus. The Rock es lo mejor. The Rock es el mejor hombre del mundo. Todos deberíamos dar gracias por existir en el mismo planeta que él. Quiero que me mate de un golpe con sus enormes brazos.