Artículo publicado originalmente por VICE en inglés.
Hace dos semanas, el dúo de rap City Girls se presentó en un club abarrotado de gente sin mascarilla en Florida, Estados Unidos. El lugar perdió su licencia para vender licor el verano pasado por desobedecer las guías de salud por la pandemia. Las imágenes del concierto —que mostraron un ambiente lleno de riesgo y libre de preocupación— parecían algo que encontrarías en lugares en su mayoría libres de COVID-19 como la ciudad china de Wuhan, o Nueva Zelanda, no en uno de los estados más afectados por el coronavirus en Estados Unidos. Para los fans de la música, es un recordatorio de cuán lejos está realmente el regreso seguro de la música en vivo.
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Con un despliegue dolorosamente lento de la campaña de vacunación y un promedio decreciente pero aún muy alto de 146.486 casos diarios durante las últimas dos semanas en Estados Unidos, la predicción de enero del doctor Fauci de que los conciertos y las obras de teatro podrían regresar “en algún momento del otoño de 2021” si todo sale de acuerdo al plan parece menos probable cada día.
No significa que no haya motivos para tener esperanzas. Gracias a la inclusión de la ley Save Our Stages en el paquete de estímulo aprobado a finales del año pasado en el país norteamericano, los locales independientes para conciertos finalmente están obteniendo el rescate que tanto necesitaban. Además, las vacunas de Pfizer y Moderna parecen ser extremadamente efectivas, con datos que muestran que eliminaron los fallecimientos y la mayoría de las hospitalizaciones durante las pruebas con resultados públicos. Pero incluso con vacunas que son seguras y efectivas, aún queda mucho trabajo por hacer antes de que la gente pueda comenzar a disfrutar nuevamente de la música en vivo.
“El desafío es que el despliegue de la vacuna ha sido lento: hay más personas que necesitan la vacuna que vacunas disponibles”, dijo Danielle Ompad, profesora asociada de epidemiología especializada en enfermedades infecciosas en la Escuela de Salud Pública Global de la Universidad de Nueva York. Para empeorar las cosas, aunque los expertos estiman que entre el 70 y el 90 por ciento de las personas debe vacunarse para que las comunidades logren la inmunidad colectiva, la cantidad de individuos dispuestos a vacunarse podría evitar que se cumpla el objetivo. “Tampoco parece que haya suficientes personas dispuestas e interesadas en recibir la vacuna para lograr algo parecido a la inmunidad colectiva”, dijo. “Si la gente quiere que el mundo vuelva a ser como era hace un año y medio, tendremos que cooperar”.
VICE entrevistó a la doctora Ompad el verano pasado, cuando los casos de coronavirus rondaban los 50.000 por día y músicos como Chase Rice, Vanilla Ice y otros daban conciertos sin mascarillas ni distanciamiento social, en posibles eventos súper difusores. Este año, dice, las cosas lucen más riesgosas. “Debido a que hay complicaciones que no tuvimos el verano pasado, no tengo tantas esperanzas de que los conciertos en vivo regresen por lo menos durante un año más, al menos aquellos a los que me sentiría segura de asistir”, dijo Ompad. “Tenemos un suministro reducido de vacunas y una falta de infraestructura en la distribución, pero también están las diferentes cepas que están circulando, algunas de las cuales parecen ser más infecciosas y pueden enfermarte más”. También explicó que si bien las vacunas se prueban para prevenir enfermedades (es decir, su capacidad para evitar que un paciente se enferme después de estar expuesto al virus), todavía no sabemos si pueden prevenir la infección. Esto significa que incluso si te vacunas, podrías contraer la infección pero no mostrar síntomas y transmitirla involuntariamente a otras personas.
Eventos que presentan mucho riesgo como el de City Girls pueden facilitar la propagación asintomática, lo que a su vez puede causar un efecto dominó en comunidades más amplias. “Incluso si asistir a conciertos en este momento no afecta a los jóvenes, podría afectar a sus padres, abuelos, amigos y hermanos que tienen condiciones preexistentes, o a su comunidad”, advierte Ompad. Además, si estos conciertos se convierten en eventos súper difusores, no sólo ponen en riesgo la salud pública, sino que prolongan aún más el cierre de los locales y hacen que la viabilidad financiera de los conciertos sea más difícil para los músicos, locales y aseguradoras.
Dicho esto, algunos tipos de eventos en vivo probablemente sean más seguros que otros, especialmente si los asistentes usan mascarilla, se llevan a cabo al aire libre y se respetan los límites de capacidad y las guías de distanciamiento social. Aunque algunos festivales estadounidenses como Riot Fest y Austin City Limits están programados tentativamente para septiembre y octubre, Ompad dice que no correría ese riesgo, en parte porque el distanciamiento social sería difícil de respetar. “Si hay un concierto con asientos que deben permanecer vacíos, la gente los va a tomar”, aclaró. “Para ser honesta, no confío en que los asistentes al concierto se queden en sus asientos, si por ejemplo se encuentran en la sección más alejada del escenario y hay asientos vacíos al frente. ¿Cómo controlas eso?”.
Incluso si mejora la distribución de la vacuna, aumenta la disposición del público a vacunarse y regresa parcialmente la música en vivo este año, los conciertos no regresarán pronto a su estado anterior a la pandemia. Por un lado, incluso si alcanzamos la inmunidad colectiva contra el coronavirus, las mascarillas podrían seguir siendo necesarias para frenar posibles contagios.
“Creo que es necesario retirar a las personas de los locales si se niegan a usar mascarillas o a respetar el distanciamiento social”, dijo Ompad. “Está bien quitarse la mascarilla para tomar un sorbo de tu bebida o para comer algo rápido, pero no puedes pasar todo el rato con tus amigos sin usarla o entrar a un mosh pit”. Ompad especula que los asistentes a los conciertos incluso tendrían que proporcionar una prueba de vacunación para asistir a eventos en el futuro, una posibilidad planteada por políticos como Andrew Yang, pero que sigue siendo controvertida. Ticketmaster ha dicho que está explorando la posibilidad de ampliar sus ventas de entradas digitales para incluir opciones para los organizadores de eventos que deseen exigir que los asistentes estén vacunados.
En otras palabras, el futuro de la música en vivo será diferente incluso si cada medida de mitigación contra el virus supera las expectativas. Pero mientras tanto, la mejor manera en que podemos ayudar a acelerar su regreso es usar una mascarilla y vacunarnos una vez que tengamos la posibilidad.
“O quieres música, o no quieres música”, dijo la doctora. “No puedes tener la música y todo el hacinamiento. Si quieres volver a los conciertos, espera tu turno para recibir la vacuna y sigue usando una mascarilla”.