Por lo general, el punk rock es una herramienta para mostrar la inconformidad de quienes están en los peldaños más bajos de la sociedad. Y en ningún otra parte era más reaccionaria esta inconformidad que en la Cuba de Fidel Castro.
El socialismo genera homogeneidad, y en una nación socialista, los punkeros no tienen más opción que volverse extremadamente visibles. Pero más que visibles, Los Frikis —una comunidad de punkeros cubanos que se juntaron a finales de los ochenta y principios de los noventa, parecidos en estilo y gusto a los punkeros de otras naciones— fueron conocidos por todos como parias.
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Conoce a los punkeros cubanos que se infectaron a sí mismos con VIH a manera de protesta en este documental de VICE acerca de Los Frikis:
En esa época, el gobierno de Castro buscaba mantener el orden por medio de la fuerza, y la policía le hacía la vida imposible a los vagabundos y marginados sociales. Los Frikis hacían parte de ese objetivo: se veían diferentes, evadían las normas del socialismo castrista y pasaban su tiempo en las calles más calientes y problemáticas de la ciudad. Frecuentemente los acosaban, los arrestaban, los encarcelaban o los forzaban a hacer trabajos manuales. Como resultado, algunos Frikis decidieron protestar de una manera que todavía genera impacto: se infectaron ellos mismos con VIH, inyectándose la sangre de sus amigos Frikis enfermos.
Hoy suena como algo impensable, pero fue necesaria toda una serie de factores para crear las condiciones sociales que obligaron a estos Frikis a infectarse. La Unión Soviética apoyó por mucho tiempo la economía cubana, pero a medida que esa potencia mundial se fue disolviendo a finales de los ochenta, ese apoyo desapareció, y Cuba quedó sola. Lo que vino después fue llamado por Castro como el “periodo especial“, un eufemismo irónico para una fuerte escasez de comida y gasolina y un racionamiento drástico que terminó alterando físicamente a los cubanos.
Por esa misma época, la crisis del SIDA comenzó a empeorar, y países alrededor de todo el mundo luchaban para controlar la propagación del virus. Las polémicas medidas de Cuba involucraron una serie de exámenes agresivas a la población cubana adulta y sexualmente activa, así como mandar a los infectados de VIH a sanatorios en cuarentena. Bajo esa política, algunos Frikis vieron un posible escape de una sociedad dedicada a joderle la vida a disidentes como ellos.
“Él sabía que si se infectaba, sería enviado a un sanatorio”, me contó Niurka Fuentes sobre su difunto esposo, un Friki llamado Papo La Bala. “Sabía que allá conocería a otra gente como él, la policía lo dejaría de molestar y podría vivir su vida en paz”.
En vez de seguir viviendo en las calles y zonas donde eran acosados y perseguidos, estos Frikis encontraron un lugar donde les darían comida, techo y medicina. Y una vez que varios de ellos fueran enviados allá, los sanatorios se convertirían en el paraíso punk y ellos lo sabían.
“Podías escuchar rock ‘n’ roll y metal saliendo de cada casa”, dice Yoandra Cardoso, una friki que continúa viviendo en un exsanatorio. “Cuando se abrieron las puertas del sanatorio, el 100% de la gente ya era Friki… estábamos todos juntos”.
En 1989, los militares le cedieron el control de los sanatorios a el Ministerio de Salud Público y bajo una metodología progresista, los pacientes podían escuchar y tocar música, vestirse como quisieran y socializar tanto adentro como afuera del sanatorio. Estaban más cómodos que un cubano promedio y, sobre todo, mejor que un Friki, “Creamos nuestro propio mundo ahí adentro”, me dijo Fuentes.
Un sanatorio en Pinar del Río, donde Fuentes y Cardoso estuveron internados desde principios de los noventa, cerró en 2006. Hoy en día solo queda un sanatorio abierto en Cuba, el cual queda en Santiago de Las Vegas y opera como una facilidad para pacientes. Aunque muchos de los pacientes originales murieron por el virus —Cardoso me dijo que solo tres de los que estaban en su sanatorio siguen vivos — los sobrevivientes se mantuvieron con vida debido a una medicina casera que se distribuyó por medio de un programa de salud social. Cuba continúa siendo uno de los países con un menor índice de VIH en el mundo, e incluso lograron eliminar la transmisión madre-hijo el año pasado (aunque los índices de VIH en el país se han incrementado en la última década).
Si se puede decir, los Frikis terminaron estando en una posición comprometedora para una comunidad punk. Aunque la situación no pareciera justificar el hecho de haberse infectado ellos mismos, en ese momento particular de la historia, en un lugar donde la ideología punk estaba siendo perseguida, los Frikis igual decidieron comprometerse con un acto que para muchos resulta impensable.