Los gatos son conocidos por meterse en cualquier espacio pequeño y encerrado: cajas, cestas de ropa, botes, etc. Como hemos visto en muchos videos virales y para desconcierto de todos en Internet, los gatos gustan incluso de posarse sobre objetos o superficies planas que tengan forma cuadrada. Ahora, una nueva investigación ha dado el primer paso para examinar tal fenómeno.
Investigadores de la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY, por sus siglas en inglés) y la Facultad de Psicología y Salud Pública de Australia se propusieron estudiar la cognición de los gatos y, específicamente, si estos podían percibir las ilusiones ópticas con forma cuadrada. Descubrieron que no es necesario que una caja tenga tres dimensiones para atraer a un gato: también se pondrán cómodos en un cuadrado dibujado con cinta adhesiva o en la ilusión óptica de un cuadrado. El estudio, llamado “Si quepo, me siento: una investigación de ciencia ciudadana sobre la susceptibilidad de los gatos domésticos al contorno ilusorio”, se publicó el 30 de abril en Applied Animal Behaviour Science, una revista de la editorial de libros de medicina y ciencia Elsevier.
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Para estudiar a los gatos domésticos en su hábitat natural, los autores pusieron en marcha una investigación de ciencia ciudadana. La principal razón de que usaran la ciencia ciudadana fue que el COVID-19 apareció justo cuando la investigación estaba programada para dar inicio, según Gabriella Smith, autora principal del estudio.
“Consideramos la idea de ir al laboratorio, pero tenía más sentido que la gente hiciera los experimentos en su propia casa”, dijo Smith. “Los gatos se sienten más cómodos en sus hogares”.
El equipo de científicos envió a los propietarios de los gatos que participarían en el estudio una caja de materiales para que con ellos crearan tres figuras distintas: un cuadrado hecho con cinta adhesiva, la ilusión de un cuadrado de Kanizsa y un figura que sirviera de control. La ilusión de Kanizsa estuvo compuesta por cuatro figuras con forma de “Pac-Man” acomodadas con las bocas hacia adentro, de modo que formara un cuadrado. El control usó las mismas figuras con forma de Pac-Man, pero colocadas con las bocas hacía afuera, para que no crearan la ilusión de un cuadrado.
Los gatos se sentaron en los cuadrados de Kanizsa y los cuadrados hechos con cinta adhesiva, y no se sentaron en la figura de control. Según el estudio, eso significa que los gatos son capaces de “percibir un contorno ilusorio”. Los contornos ilusorios son señales visuales que sugieren el borde de una forma o figura que realmente no está ahí. En este caso, la ilusión de Kanizsa usa formas para marcar las esquinas de un cuadrado y el cerebro del gato llena el resto de la figura. Los seres humanos desarrollamos la percepción ilusoria del contorno alrededor de los 3 a 4 meses de edad y a medida que crecemos esta habilidad se va fortaleciendo.
“Muchos animales han evolucionado para desarrollar este tipo de percepción”, dijo Smith. “Probablemente tenga que ver con su habilidad de explorar el medio ambiente. Necesitan saber cuándo detenerse para no chocar contra un árbol o caer por un acantilado”.
La percepción del contorno ilusorio se ha estudiado en muchas otras especies, pero este es el primer estudio en el que los gatos domésticos son susceptibles a los contornos ilusorios en un “paradigma ecológicamente relevante”. Es decir, en una casa y no en un laboratorio.
Hasta donde saben los autores del estudio, este es también el primer estudio de ciencia ciudadana sobre la cognición de los gatos, y el primer examen formal de la atracción que sienten los gatos por los espacios de dos dimensiones en lugar de tres.
Una dificultad que trae consigo la ciencia ciudadana en el caso del rastreo del comportamiento de los gatos es que muchos participantes no completaron el estudio. El estudio se planeó para durar seis días y cada día se haría una prueba de 5 minutos. Los científicos ciudadanos dueños de gatos llevarían a sus gatos a otra habitación mientras colocaban los estímulos visuales en su lugar, haciendo mediciones precisas para garantizar que hubiera uniformidad. Luego, se pondrían gafas de sol oscuras (para no dar señales visuales a los gatos) y permitirían que sus gatos volvieran a la habitación.
De 500 gatos y sus propietarios, solo 30 completaron la prueba, lo cual redujo considerablemente el tamaño de la muestra. Dentro de esa pequeña muestra, los gatos mostraron una clara preferencia por las ilusiones ópticas en forma de caja, la cual estuvo muy por encima de su preferencia por las figuras que sirvieron de control. Aún así, para profundizar en la investigación sobre la cognición de los gatos, el documento recomienda que en los estudios futuros solo se pida a los propietarios realizar el experimento durante un solo día (en lugar de seis) para aumentar la probabilidad de que lo completen.
Smith dijo que también le causa curiosidad saber qué resultados arrojaría esta investigación al hacerla en gatos no domesticados, como los felinos salvajes de gran tamaño.
“No sabemos si los gatos salvajes son susceptibles a ese tipo de ilusión óptica, pues es posible que ellos identifiquen los bordes y las paredes de alguna otra manera”, dijo Smith.