Drogas

Qué hacer cuando un ser querido recae en una adicción

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Artículo publicado originalmente por VICE en inglés.

Décadas después, el recuerdo de mi primera recaída es tan cristalino y agudo como un grano de ketamina realmente puro. Era mi tercer año de universidad y estaba en rehabilitación ordenada por la corte. Mi padre y yo estábamos sentados en la cafetería industrial de color gris entre sesiones de terapia familiar grupal cuando, con la precisión de sabueso que siempre ha tenido para olfatear mis drogas y mi parafernalia, me quitó el gorro de pescador de la cabeza, metió la mano en su diminuto bolsillo (era un gorro muy de moda en aquel entonces) y sacó una bolsita medio vacía de efedrina. Speed para camioneros.

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“Es legal”, dije. “Puedes comprarla en las gasolineras”.

No lo consideré una recaída, pero tampoco me consideraba un adicto. Mi consejero de rehabilitación vio las cosas de manera diferente. Me dijo que tenía que asistir a 30 reuniones de Alcohólicos Anónimos en 30 días si quería “graduarme” de la rehabilitación.

Ojalá pudiera decir que fue la última vez que recaí mientras estaba en libertad condicional. Elegí mejores drogas la próxima vez, pero mi familia estaba harta de mis payasadas. “Estamos cansados de tus mentiras y de tus drogas. Te odiamos, lárgate de nuestra casa” fue el mensaje… así que lo hice.

Desde entonces, he experimentado ambos lados de la recaída: el consumidor y el ser querido realizando la intervención. Recientemente, un miembro de la familia recayó después de 10 años de sobriedad. He pasado mucho tiempo pensando en las recaídas y en las mejores formas de ayudar a alguien que consume sustancias compulsivamente. (“Decirle te odio” no es la manera). Así que les pregunté a los expertos en adicciones y salud mental cómo ayudar a un ser querido en su recaída. Esto fue lo que dijeron.

Comprende la naturaleza de la adicción

Para poner la recaída en contexto, es importante comprender primero qué es y qué no es una adicción. La adicción no es un defecto moral. No significa ser una persona débil. No es un pecado. Es una “enfermedad cerebral muy compleja que tiene manifestaciones conductuales. Es una combinación de factores genéticos y externos”, dijo Lauren Grawert, psiquiatra y especialista en medicina de adicciones en Kaiser Permanente.

La Sociedad Estadounidense de Medicina para la Adicción define la adicción como una enfermedad crónica, como la diabetes o el asma, con base en la neurología subyacente. Por varias razones, incluyendo la genética, las experiencias de vida y el entorno, el cerebro de una persona con adicción tiene una densidad de receptores de dopamina más baja (probablemente hayas oído hablar de la dopamina, un neurotransmisor involucrado en la motivación, las emociones, el aprendizaje y el refuerzo, o la prominencia motivacional), y por lo tanto, un “tono de dopamina” más bajo, según el psiquiatra y especialista en adicciones Howard Wetsman. Eso significa que las actividades que son gratificantes para la persona promedio —obras de caridad, videojuegos— no se sienten tan gratificantes para las personas que luchan contra la adicción.

“La adicción es un cerebro enfermo que intenta sentirse normal”, dijo Wetsman. “Lo más importante que hay que entender sobre una persona con adicción es que no actúa de esa manera porque siente lo que tú sientes y está eligiendo actuar de una manera diferente. Lo elige porque no siente lo que tú sientes, y si tú te sintieras como ellos, probablemente también lo estarías haciendo”.

Acepta que el concepto de “recaída” es complicado

John Mendelson, médico del Área de la Bahía que se especializa en adicciones y medicina interna y director médico del programa de tratamiento Ria Health, cree que debemos cambiar el lenguaje en torno a la adicción. Estar “caído” es un estado de desgracia ante Dios, señaló. Mendelson prefiere decir “volver al uso perjudicial de drogas”, lo cual, aunque es un término un poco más largo que “recaer”, al menos evita los matices morales.

“Las adicciones tienen ciclos donde la situación se agrava y periodos donde mejora”, dijo Mendelson. “Lo que llamamos tratamiento exitoso en medicina es cuando las personas tienen intervalos más largos entre los períodos de agravamiento y cuando dichos episodios son más cortos”.

De hecho, agredir a una persona que ha recaído puede orillarla a un mayor consumo. A medida que sus cerebros privados de dopamina se retuercen y buscan un salvavidas, los seres queridos pueden replantear mentalmente la recaída como una experiencia positiva, una que puede enseñarle a la gente cosas útiles sobre su adicción.

“[Las personas con adicciones] pueden aprender: ¿Qué necesito hacer diferente para seguir adelante? ¿Cuáles fueron las vulnerabilidades? ¿Qué cosas voy a cambiar en mi vida para que no vuelva a suceder?”, dijo Grawert. En otras palabras —para citar un lema que escuché a menudo en las reuniones de AA—, la recaída es parte de la recuperación.

Prepárate y equípate para ayudar a tu ser querido en caso de emergencia o sobredosis

Si tu ser querido ha estado consumiendo grandes cantidades de benzodiacepinas o alcohol, dejarlos de golpe podría causar convulsiones o la muerte y es posible que requieran una desintoxicación supervisada por un médico, así que si lo estás ayudando a mantenerse sobrio de inmediato, prepárate para cualquier viaje de emergencia al hospital.

Es importante tener a mano tiras reactivas de naloxona y fentanilo si tu ser querido usa opiáceos. “Las consideraciones de seguridad son realmente importantes”, dijo Pat Aussem, consejero profesional con licencia y vicepresidente asociado de Partnership to End Addiction. “Si alguien ha recaído en los opioides, es esencial que tenga naloxona a la mano. Puede revertir una sobredosis”.

Habla sobre el tratamiento

Bien, entonces la adicción es una enfermedad cerebral y la recaída es parte de su curso. Es fácil de entender, pero posiblemente un poco más difícil de asimilar cuando tu ser querido empeñó tu computadora para comprar drogas o te arrojó una caja de cartuchos de acero de óxido nitroso al rostro, o tuvo una sobredosis y terminó en la sala de emergencias (otra vez). ¿Cuál es el equilibrio adecuado entre facilitar la adicción de las personas y regañarlas? ¿Cómo se pueden mantener límites saludables —lo cual puede implicar distanciarte— sin hacer que una persona con adicción se sienta abandonada?

El primer paso, dijo Grawert, es tener una “conversación valiente”: una charla empática y honesta con tu ser querido sobre volver al tratamiento (o tal vez entrar por primera vez a uno) para su adicción. Un sistema de apoyo podría ser una reunión de 12 pasos, terapia de adicción, rehabilitación para pacientes hospitalizados o ambulatorios, medicación o cualquier combinación de esas medidas.

No es una conversación fácil de tener, en particular si tu ser querido miente para ocultar su recaída (es parte de la enfermedad). Pero ayudar a esa persona a comprender la importancia de recibir tratamiento para la adicción es esencial no solo para su bienestar, sino también para el tuyo. De lo contrario, es posible que te encuentres en el papel de terapeuta sustituto. “No puedes desempeñar papeles duales como miembro de la familia” —o amigo— “y pseudomédico. Eso conduce a peleas, agotamiento y estrés en ambos extremos”, dijo Grawert.

Una vez que tu ser querido ingrese al tratamiento, tendrá un padrino, un compañero de apoyo o un terapeuta que los hará responsables, para que los miembros de la familia no tengan que hacerlo. Además, los profesionales se dedican a esto por una razón. La mayoría de las personas no están calificadas para realizar este nivel de trabajo, e incluso si lo están, actuar como consejero o médico de tu propio ser querido plantea serios problemas de límites y éticos.

Cuando decides tener esa conversación, lo mejor es abordarla desde un lugar de preocupación y curiosidad, según Diana Anzaldua, fundadora del Austin Trauma Therapy Center y psicoterapeuta en información sobre el trauma. “Un ejemplo podría verse así: ‘Me preocupo por ti, ¿está bien que te pregunte sobre tu consumo de alcohol y de drogas?’”, dijo Anzaldua. “Si están de acuerdo, puedes responder con: ‘¿Estás bien? Noté que estabas bebiendo de nuevo y pensé que estabas en recuperación’”.

Si tu ser querido rechaza tu solicitud de hablar sobre su consumo de sustancias, entonces debes respetar que es posible que no esté listo para abordar sus comportamientos o cambiarlos, dijo Anzaldua. Las personas con adicciones también tienen derecho a marcar sus límites, incluyendo algunos en torno a discutir su consumo.

Establece límites

Si haces la vista gorda ante una recaída (tal vez finges que no encontraste su escondite o que no hueles el humo cuando fuman), corres el riesgo de apoyar o reforzar comportamientos poco saludables, lo que también se conoce como facilitar. Así que tengan una conversación sobre el tratamiento, por difícil que sea, y establece algunos límites. Los límites te ayudarán a preservar tu salud mental, los esfuerzos de tu ser querido por mantener su sobriedad y tal vez incluso tu cuenta bancaria. Es posible establecer límites que fomenten comportamientos saludables.

Mucha gente tiene límites en torno al dinero y la forma en que son tratados en su hogar. “Quizá alguien quiera que el dinero se destine a alquilar un cuarto en un sitio de recuperación”, dijo Aussem. “Un familiar puede dar dinero directamente al casero en lugar de a su ser querido que está luchando contra la adicción, porque el dinero puede ser un detonante para esa persona”.

Mi familia sintió que estaba facilitando mi consumo de drogas al permitirme vivir en casa, pero no tienes que expulsar a tu ser querido. Algunas personas crean límites que requieren que la persona con adicción se vaya por una noche si consume sustancias o que duerma en la cochera. Otras personas optan por no proteger a la persona con adicción de las consecuencias de sus acciones. Mis padres optaron por no sacarme de la cárcel, por ejemplo.

“A veces la vida enseña buenas lecciones”, dijo Aussem. “La vida tiene una manera de mostrarle a alguien que sus acciones tienen consecuencias sin que tú tengas que estar en medio”.

Evita las situaciones detonantes

Si la persona por la que estás preocupado vuelve a consumir en entornos sociales con otros amigos, puede ser difícil saber si debes confrontarla o si debes actuar como si no pasara nada, o saber si al quedarte estás facilitando su comportamiento. La mejor manera de apoyar a alguien que sufre un trastorno por uso de sustancias es evitar la exposición a situaciones que podrían involucrar alcohol o drogas, dijo Grawert. “Si esta situación surge involuntariamente, es mejor tratar de encontrar una manera de que tu ser querido y tú se retiren del entorno vulnerable tan pronto como sea posible”, dijo Grawert.

Si no es posible, puedes preguntarle si dejar de consumir drogas en su compañía es un apoyo para su recuperación. Y si ya está intoxicado, puedes esperar e iniciar una conversación sobre su consumo de sustancias cuando ambos estén fuera de la situación.

Cuídate

La adicción es una enfermedad familiar, lo cual no solo significa que tiene un componente genético, sino que una persona con adicción afecta a todos los que la rodean. Es importante que obtengas ayuda, porque de lo contrario, querer a un adicto puede convertirse en una adicción en sí misma. Aprendí eso en Al-Anon (soy lo que los miembros llaman un “doble ganador”), un grupo de 12 pasos para personas que se ven afectadas por el uso de sustancias de otra persona.

Al-Anon es un gran recurso para aprender sobre el cuidado personal y establecer límites. Te ayuda a salir de la montaña rusa emocional de lidiar con un adicto y, paradójicamente, al crear distancia y trabajar en ti mismo, puedes ser de mayor utilidad en su recuperación.

“No hagas lo imposible para tratar de ayudarlos”, dijo Erica Caparelli, trabajadora social y psicoterapeuta. “La esperanza es que encuentren el camino cuando sea el momento. Lo único que puedes hacer es apoyarlos en su viaje”.

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