¿Qué pasa cuando mueres solo?

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Es una tarde de invierno y Jo y Pam entran a una casa con terraza en Liverpool. Hay una nota en el tapete de la entrada.

“Andrew*, ¿puedes avisar en la oficina que estás bien? Matt”.

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En la sala hay una butaca, una mesa con un control de Sky, un inhalador y un recibo telefónico abierto. En la cocina hay un plato sucio. Se ven los restos secos de catsup y frijoles refritos.

Hace unas semanas, Andrew se sentó en la butaca y murió. Murió solo, igual que otros miles de personas en Inglaterra cada año, una cifra que crece rápidamente. Su casero lo descubrió después de que la firma de contaduría para la que trabajaba llamó a la policía para reportar que no sabía nada de él. Todavía no le hacen una autopsia completa pero se cree que la causa de muerte fue un problema un cardiaco.

Jo y Pam tienen un trabajo sombrío. Ellas dirigen el equipo de “gestión de muerte” del consejo británico. Su trabajo consiste en sustituir a los familiares o amigos al hacer todos los preparativos para los funerales de la gente que muere sola. Ellas organizan el funeral, ordenan su testamento y sacan sus pertenencias de su hogar.

Una vez que entramos a la sala, Pam y Jo sacan su “bolsa para buscar” y un recogedor de basura extensible. En algunos llamados usan trajes de protección, guantes y protectores de zapatos. A veces rocían aromatizante antes de empezar. Sin embargo, esta vez no fue necesario porque se llevaron el cuerpo de Andrew desde hace algunas semanas. “Normalmente es mucho peor”, dijo Jo. “Las cosas te llegan a la altura de la cintura y hay moscas por todas partes”.

En cada trabajo, la pareja busca pistas de posibles familiares: primos lejanos, ex parejas o hijos. “Para esto buscamos fotografías, cartas o tarjetas de felicitación ‘Para mi tío…’ o cosas así”, dijo Pam. “Son personas solitarias que mantienen su distancia y que mueren sintiendo que no tienen a nadie en el mundo”.


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Jo y Pam revisan primero su habitación. Hay un armario con camisas limpias y planchadas que Andrew usaba para el trabajo. Es una casa sencilla con pocas cosas, aunque se nota que a su dueño le gustaba el deporte porque hay cajas con programas del club de fútbol Everton y de cricket, y boletos de hace más de diez años. Andrew no tenía pareja, hijos o hermanos. Las únicas señales compañía son los álbumes de fotos de viajes para ver partidos de cricket o del Everton en el extranjero, a veces solo y a veces con personas que parecen sus amigos.

Según un informe del Centro de Longevidad de Reino Unido, el número de hombres que viven solos aumentó de 911 mil en 2014 a 1.5 millones en 2015. El estudio reveló que más de 1.2 millones de hombres mayores de 50 años viven en un aislamiento social entre moderado y alto, mientras que 710 mil hombres mayores de 50 reportaron un algo grado de soledad.

La gran mayoría de los casos que recibe el equipo son hombres. “Los hombres tienden a aislarse más de sus amigos y familiares”, explicó Pam.

Jo y Pam también están en busca de un testamento, documentos financieros y objetos de valor. “Sabemos dónde buscar primero”, dijo Pam. “La gente normalmente guarda su dinero en tazas, calcetines o colchones”. Encontraron el testamento de Andrew en una bolsa de tela en su recámara. Más tarde descubrieron que las dos personas beneficiadas —su padrastro y su ex pareja—también ya habían fallecido. Pero aunque estuvieran vivas no iban a recibir nada porque la empresa que lo autorizó ya no existe.

Tienes que distanciarte de los casos para hacerlo bien, aunque siempre hay casos desgarradores que no te puedes sacar de la cabeza.

Jo y Pam dijeron que alrededor del 90 por ciento de la gente sin familia no deja testamento. Si hay cosas de valor, pasan a ser propiedad del consejo. Dependiendo de lo mucho que deje la persona fallecida, es probable que solo cubra una parte del funeral. El costo promedio del funeral básico actualmente está alrededor de las 3,900 libras esterlinas (casi 100 mil pesos), el precio fijo con el aumento más rápido en Reino Unido en la última década, por encima de la inflación en la renta, la comida y los servicios.

Generalmente, si una persona no tiene los medios para cubrir el costo de su propio funeral, Jo prepara un “funeral de salud pública”. Es probable que nadie se presente. Tampoco va a tener una lápida y en algunas zonas donde la tierra es escasa, como Londres o Gales del Sur, el cuerpo se entierra en una fosa común. Con el incremento de 11 por ciento en los funerales de salud pública en los últimos cuatro años, el equipo de Jo está organizando cada vez más servicios de este tipo.

En la recámara de Andrew, Pam encontró un estado de cuenta donde dice que Andrew tiene 40 mil libras en una cuenta bancaria. El casero de Andrew les dijo que David*, un amigo de Andrew, había ido a la casa después de la muerte de Andrew y se llevó uno de sus anillos, su pasaporte y su cartera para “cuidarlos”, a pesar de que no tenía derecho a hacerlo. David también sabe que Andrew tiene 40 libras en su cuenta y habló por teléfono para insistir en que el jefe de Andrew debería ser el encargado de repartir los bienes.

Pam le explica que está equivocado.


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“Pasa todo el tiempo”, dijo. “Siempre aparece alguien de la nada y se quiere aprovechar”.

El invierno es la época más ocupada para Pam y Jo. Durante esa estación, una persona mayor muere en Reino Unido cada siete minutos, una cifra que a menudo se ve opacada por los altísimos niveles de la escasez de combustible. Mañana, el equipo tendrá que visitar más propiedades y buscar objetos que les ayuden a contactar amigos o familiares. Es un trabajo sombrío pero necesario.

Pam y Jo llegaron a este trabajo por su deseo de ayudar a las personas vulnerables; Pam era trabajadora social y Jo era enfermera. “Tienes que distanciarte de los casos para hacerlo bien, aunque siempre hay casos desgarradores que no te puedes sacar de la cabeza”, dijo Pam. “Muy rara vez vamos al funeral, y normalmente somos las únicas presentes”, dijo Jo.

El equipo encontró en el fondo de un cajón la foto de un niño pequeño que resultó ser Paul*, el ahijado de Andrew, el único que podría tener derecho a sus bienes. En este tipo de casos, el abogado del consejo trata de localizar a los amigos o familiares lejanos del difunto con ayuda de árboles genealógicos y bases de datos, un proceso que puede tardar varios meses. El resto de los bienes pasan a ser propiedad de la Corona y se invierten en fundaciones caritativas.

Después, se cierra el expediente de la persona y el equipo recibe un nuevo caso.

*Se cambiaron los nombres.