Este post apareció originalmente en Tonic, nuestra plataforma dedicada a la salud.
Digamos que estás teniendo una mañana bastante sólida en el gimnasio. Acabas de terminar una sudorosa serie de repeticiones y estás contento de lograr un nuevo récord personal. Claro, vas a llegar un poco tarde a tu reunión de la mañana, pero eso no debería ser un problema, puedes elegir una canción más corta en la regadera. Excepto que olvidaste tus chanclas. ¿Ahora que?
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En cualquier sitio con regaderas compartidas, vas a encontrar los desechos corporales obvios después del entrenamiento: sudor, células cutáneas, mechones de pelo. (También debes saber que una encuesta reciente encontró que el 62 por ciento de la gente orina en la regadera con regularidad.) Algunos activistas medioambientales recomiendan orinar en la regadera como una manera de conservar el agua y reducir el uso del papel higiénico).
Pero, ¿qué tan asqueroso es quitarse el calzado en el vestidor realmente? Le preguntamos a Marilyn Roberts, profesora de ciencias de la salud ambiental y ocupacional en la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Washington, si alguna vez pondría los pies en unas regaderas compartida sin chanclas.
“Eh, no”, dice Roberts. “Si estás en una regadera pública, no tienes ni idea de quién ha estado allí, quién la ha usado, con qué frecuencia se limpia”.
La profesora explica que el grado de limpieza de tu regadera depende de una serie de factores, la mayoría de los cuales están fuera de tu control. ¿Cuántas personas entran y salen cada día? ¿Qué tan sucias estaban esas personas? ¿Tenían mugre y suciedad en sus zapatos?
Porque no es sólo cabello y sudor lo que puedes encontrar en los mosaicos del suelo. Lo que hace que los vestidores sean un poco más sucios que cualquier otra instalación compartida es el ambiente cálido y húmedo. Muchos no tienen buena ventilación, lo que esencialmente los vuelve una fiesta silenciosa para hongos, moho y bacterias. Si usas regularmente los vestidores sin ninguna protección de hule en tus pies, Roberts señala que es bastante probable que te contagies de tiña, pie de atleta, o algún otro tipo de infección por hongos.
Roberts dice que cualquier vestidor que tenga cientos de personas entrando y saliendo necesita limpiarse al menos una vez al día, e idealmente debería lavarse cerca de tres o cuatro veces diariamente. No es sólo una consideración para los usuarios del gimnasio. Especialmente en regiones como el noroeste del Pacífico, donde Roberts vive y da clases, el moho de la regadera es un problema persistente incluso en las residencias privadas debido al clima húmedo. “Dios no permita que estés en una casa de fraternidad, donde los baños se limpian quizá una vez cada tres meses”, advierte.
Un escenario menos probable pero mucho más aterrador es que podrías contraer una infección bacteriana tal como el SARM, una cepa de estafilococos resistente a los antibióticos. El pie de atleta y otras infecciones de las uñas de los pies pueden ser extremadamente graves.
En última instancia, si usas los vestidores de un gimnasio donde limpian regularmente, probablemente estarás bien. Pero si vas a un centro de salud universitario u otro sitio donde sólo limpian una vez al día o una vez a la semana, sin duda querrás gastar un poco más de dinero en unas chanclas. Para evitar infecciones, generalmente basta con que tus pies eviten el contacto con el piso de la regadera.
Si olvidaste tu calzado, inspecciona el lugar, y si no ves limpias las regaderas, es mejor que no las uses. Si tienes cortes abiertos o abrasiones, ni siquiera lo pienses; si eres propenso a las infecciones, tuviste pie de atleta anteriormente o tienes afectaciones inmunológicas, necesitas tomar medidas adicionales para protegerte, y tal vez deberías considerar guardar un talco antimicótico en tu maleta del gimnasio.
Dicho esto, un día usarás las regaderas del gimnasio sin protección. Podría ser hoy al rato, o incluso después de que acabes de leer esto, rebelde sin causa. En ese caso, sécate los pies como un campeón después de bañarte y oréalos antes de ponerte los zapatos. Roberts añade que si desarrollas algún tipo de “erupción en la piel” que sea algo que no hayas visto antes y no desaparece en unos cuantos días, por el amor de dios, consulta a un médico, especialmente si te arde o si te da fiebre.