Ojalá Pablo Casado no hubiese abierto la boca en ‘El Hormiguero’

Pablo Casado

Empieza la lucha por mudarse a la Moncloa y los candidatos a la presidencia están dispuestos a cualquier cosa con tal de acaparar el prime time de los programas de entretenimiento. Hace unos días, Pablo Iglesias estuvo absolutamente acorralado en el programa El Hormiguero. Un día más tarde, y en un tono más distendido, Albert Rivera pasó por el programa. Ayer fue el turno de Pablo Casado, el candidato del PP.

Nada más empezar la entrevista, le regala unos tomates que, dice literalmente, “unos niños autistas le habían dado en Almería”. Los tomates vienen en una caja de cartón donde se puede leer una etiqueta la palabra “premium”. El público aplaude mientras Pablo Casado coge un tomate y se lo lleva a la boca. Motos le dice que no por ese regalo le va a ablandar para la entrevista.

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Lo primero que te enseña Pablo Casado en su entrevista en El Hormiguero es que hay que engañar y sobornar a tus hijos. Porque claro, tus hijos no son lo suficientemente mayores como para entender que estás presentándote a unas elecciones y les dices que participas en un concurso, y que si todo sale bien y papá gana el concurso, les va a comprar un perro.

La sonrisa y el orgullo con el que Casado pronuncia estas palabras es realmente creepy. Sinceramente cree que lo está haciendo bien, y lo peor es que habrá españoles que dirán que es el puto amo por hacer esto. Se siente un héroe engañando a sus hijos y enseñándoles que sin él en casa podrán tener lo que ellos quieren, que es un cachorro.

Lo de “comprar” un perro ya es otro tema. Porque no dice adoptar, o ir a recoger en una protectora. Les está inculcando que con dinero se puede comprar todo, también su felicidad y la de un animal que tendrá la “suerte” de nacer de una raza pura y vivir una vida de lujo mientras la empleada del hogar que ya ha dicho Casado que tiene, lo saca a pasear cada mañana.

Si miente a sus hijos, ¿cómo no va a mentirnos a nosotras? Dice que lo de que va a bajar las pensiones es una fake news, que no tiene enemigos, que en el PP hay personas muy valientes, que en España quien la ha hecho, la ha pagado, que la fragmentación del Partido Popular ha sido por culpa de la crisis, por culpa de un par de sinvergüenzas que han traicionado el partido (se llama corrupción, Pablo, y no han sido solo un par de casos), y por culpa de Cataluña.

Asegura que no es derechita cobarde, que tanto Aznar como Rajoy lo han hecho muy bien, que es hasta de mal gusto hablar de ministerios (pero él, claro está, ya ha hablado sobre ellos y lo ha dejado todo muy repartidito).


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Uno de los momentos más repugnantes de la entrevista es cuando Motos le dice a Casado que ha leído en la Telva que cuando iban a la Universidad Casado le dijo a la que ahora es su pareja: “Vas a ser la madre de mis hijos”. Así, directamente.

Porque claro, la manera de ligar de un chico hetero blanquito machito es entrarle así a una mujer, con afirmaciones, declaraciones de intención y sentencias definitivas. Sin darle la oportunidad a la mujer de poder decidir. Y nada, que Casado insistiendo que “ya lleva dos”, como si meter la semilla y desaparecer de casa para que los cuide alguien que no es él fuera el sueño de cualquier señoro.

Aniquilar las autonomías cuando te da la gana es fácil con Pablo Casado. Si Abascal quiere hacerlo en Andalucía, cómo no va a hacerlo él en Cataluña. Dice que lo primero que va a hacer si es presidente de Gobierno es aplicar el 155 el tiempo que haga falta, cerrar TV3 si la cadena sigue al servicio del independentismo ilegal con una línea editorial en programas que “no es resoluble”.

Porque claro, hacer humor de una situación política no es libertad de expresión, es un acto propio de rebeldía, algo diabólico que hay que evitar. Porque ni Dani Mateo se puede sonar con una bandera ni en Polònia pueden hacer un gag con Millo, el Fairy o el “arranca setas”, mala traducción del arrenca cebes catalán.

Dice que hay profesores que adoctrinan a los hijos de los catalanes y no les dejan hablar en su idioma. Mire, señor Casado, como charnega y catalana que soy, le desmiento que alguien nos haya obligado a hablar jamás en catalán ni que me hayan mirado raro alguna vez por no hacerlo. Colaboro en TV3, en mis redes escribo en español y le digo que no he recibido ninguna llamada de dirección diciéndome cómo debía expresarme. Lo que dice usted es tan falso que dudo que alguien se lo pueda creer, pero como usted mira más TV3 que yo, ha estudiado en colegios catalanes toda su vida y le han mirado mal por hablar en español en la calle, quizás lo sepa mejor que yo.

Después de Bill Clinton tocando el saxofón y Durán i Lleida a la batería, viene Casado a El Hormiguero a tocar el bajo. Ya podrían plantearse hacer un grupo y llamarse Conservadores Anónimos, Misóginos Empoderados o Buitres Cadavéricos. Quizás les vaya bien y todo. Por mí podría haber estado todo el programa tocando “Uptown Funk”, las tres mismas notas repetidas en bucle, con una base debajo de playback para subirla si se equivocaba. Porque aquella actuación, a pesar de ser la de un hombre que no tiene ni idea de música robando el protagonismo a profesionales que han estudiado durante años para acabar tocando en un plató, fue lo más decente que se vio durante toda la entrevista.

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