Escuchar a Rawayana es como meterse de cabeza a un mundo extremadamente relajado en donde solo se sienten buenas vibras, se ven colores psicodélicos y se escuchan sonidos que parecen sacados de la brisa de una isla soleada. Ese lugar se conoce como “Rawayanaland” y tiene las puertas abiertas a cualquier persona que esté dispuesta a desconectarse de la rutina y el aburrimiento de la ciudad.
Desde que escuché a los venezolanos por primera vez, con ese revuelto de sonidos que ellos bautizaron como “trippy pop”, he estado en un viaje de ida y vuelta a ese paraíso sabroso, donde un brócoli gigante sale imponente entre el mar y todo el día hace calor. Un montón de incursiones psicodélicas y extra sensoriales a las que me ha llevado su música -con alguito de ayuda ;)- que quise comparar con la idea que los propios integrantes de la banda tienen de “Rawayanaland”.
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Y así fue que después de un poco más de un mes de espera y apretado en un carro con Beto Montenegro (cantante) y Andrés Story (baterista), supe exactamente qué y cómo es esa isla, y si mis viajes se parecían a la idea que ellos tienen de ese mundo.
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NOISEY: Ustedes definen su sonido como trippy-pop, ¿qué significa esa idea del trip o del viaje en su música?
Andrés: Desde que se creó la banda el concepto general era crear una alternativa para que el público se desconectara un poco de la cotidianidad. Siempre hablándole a la gente joven como nosotros que han pasado por malos momentos gracias a la situación política que se vive en Venezuela. Es por eso que con nuestro estilo de música siempre hemos querido que la gente se meta en un viaje sensorial, darle a la oportunidad de desconectarse momentáneamente.
¿Cómo hace uno para llegar a Rawayanaland? ¿Hay algún camino que hay que tomar?
Andrés: Pues no es como una secta, no tienes que pasar un ritual para entrar jajaja. Inicialmente se pensó como un imaginario junto con los seguidores de la banda y entre todos establecimos lo que había y lo que no había en “Rawayanaland”. Como todo en Venezuela estaba tan polarizado en ese entonces, fue como una reacción hacia lo que estaba pasando. Es como una idea de algo mejor, con libertad de pensamiento y con buenos espacios para las artes. Para llegar ahí solo tienes que escuchar la música y listo.
Beto: ¡Ya tú estás ahí brother!
¿Por qué decidieron que la bandera de ese lugar de tranquilidad y paz fuera un brócoli gigante y no una planta de marihuana?
Andrés: La verdad no somos una banda así super marihuanera a pesar de lo que la gente piensa. El concepto de la isla ya existía desde el principio del grupo y, aunque no empezamos con la idea del brócoli, todo se redujo a las decisiones de nuestro diseñador gráfico. Nosotros vemos el proyecto como algo mucho más amplio que la música y, aparte de los que estamos en tarima, hay un montón de gente que trabaja detrás. El talento de todos está involucrado y entre todas las libertades que tenemos cada uno, nuestro diseñador propuso la idea del brócoli que por muy loco que suene, fue bien vendida y caló. A la gente le ha gustado tanto que creo que ya nunca nos podremos escapar del brocoli jajaja.
¿Una vez allá se puede volver al mundo real?
Beto: En realidad todo suena muy infantil de cierta manera, pero en nuestro contexto la idea era invitar a la gente a que sumara. Por eso nuestro primer disco se llama Licencia para ser libre, que para nosotros es como un documento oficial para poder proponer lo que uno quiera sin ningún tipo de prejuicio. El que esté dispuesto a escuchar la música siempre será bienvenido, no es cuestión de salir y entrar sino de siempre estar ahí.
¿Hay espacio para los políticos en ese lugar?
Beto: Por supuesto que sí, yo tengo amigos políticos que les gusta mucho la banda. Realmente la idea es no excluir a nadie, pero lamentablemente aveces los políticos caen en su propio juego y se meten en cuestiones bastante patéticas. Aún así todos los seres humanos tenemos derecho de demostrar lo contrario, ahí no se excluye a nadie.
En sus videos se siente mucho el tema de la psicodelia, como por ejemplo en “A tu nombre”, cuando se disfrazan de espermatozoides y empiezan a rodear a un tipo con un fondo súper frito detrás, ¿se pensó más cómo un sueño o cómo una experiencia con LSD?
Andrés: En ese video había referencias a otras obras que están en esa onda psicodélica, pero también estaba muy reducido al contexto de la canción. Esos elementos sensoriales eran necesarios porque si te fijas en la historia, el protagonista no puede de la cabeza con todas las alucinaciones que le produce la chica y entonces lo que empieza a pasar se convierte en una unión entre los sueños vividos y la psicodelia. Es algo surreal por naturaleza.
¿Será que a este mundo le falta que la gente se meta un buen trip de vez en cuando y se relaje?
Andrés: Sin dudas. Sobre todo en nuestro país donde estamos viviendo una situación donde cada vez hay menos espacios para el entretenimiento y el ocio. Digo el ocio en el buen sentido de la palabra que, a nuestro criterio, es sumamente importante para el desarrollo de toda sociedad. Capaz sí, lo que le hace falta al mundo es un poco más de esto y, aunque no tengamos la seguridad para afirmar que nosotros seamos la respuesta, si es cierto que en términos generales hay que desconectarse un poco más.
Gracias panas.
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