Hablamos con los culpables del reggaeton de Iñigo Errejón

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En sus novelas y artículos, Julio Verne predijo unas cuantas cosas que acabaron materializándose, existiendo más allá de sus escritos: el submarino eléctrico, los telediarios, las videollamadas o el helicóptero son algunas de ellas. El creador del Capitán Nemo hiló tan fino que predijo incluso la publicidad aérea o internet. Pero lo que no podía imaginarse, lo que ni de coña contemplaba como una opción era que en el futuro no hubiera “ni hombres ni mujeres sino solo gilipollas” —eso lo dijo otro visionario, Irvine Welsh, un poco más tarde— ni que las campañas electorales se parecerían al Musical.ly (RIP).

2019 nos ha traído no uno ni dos sino cuatro procesos electorales distintos con sus consiguientes campañas y con las consiguientes idas de olla de publicistas a sueldo y campañas ciudadanas —unas más ciudadanas que otras, todo hay que decirlo—. Y, entre todas las tretas y artimañas para conseguir que metamos su papeleta en el sobre y el sobre en la urna, los partidos han apostado este año por las canciones y covers musicales.

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Que si el trap de la Colau, que si el A Vox le pido… Para completar esta lista, a finales de la semana pasada hacía su aparición Madrid te necesita, una versión del Mía de Bad Bunny en apoyo a Más Madrid, un tema del que no se puede decir que no sea pegadizo en el que varios de los capos de la agrupación madrileña —Rita Maestre o el propio Errejón— aparecen haciendo el gesto del músico puertorriqueño.

Hablamos con uno de sus creadores, Iago Moreno, sobre cómo fue el proceso creativo, la relación entre el reguetón y el populismo, la música urbana como turismo de clase para los oídos de la clase media aspiracional y las estrategias de campaña de Carmena y Errejón materializadas en este tema cantado por Alba Suárez en coordinación con Antxon Arizaleta, Guillermo López y Mario Caballero.

VICE: En esta campaña estamos viendo bastantes iniciativas culturales, y especialmente musicales, que apoyan a las diferentes candidaturas pero que se supone que no nacen de ellas. ¿De dónde sale Madrid te necesita, la versión de Bad Bunny para apoyar a Carmena y Errejón?
Iago Moreno: De El Observatorio, un espacio que creamos para poder colaborar en campañas —electorales, sociales, institucionales— como agencia de comunicación política. Un think tank, vamos. Afortunadamente, al margen de las burocracias internas, las intrigas palaciegas, los egos y las puñaladas que retransmite el periodismo de las cloacas con tanta pasión. Eso nos interesa bien poco.

¿Por qué os decantáis por un reguetón?
Está claro que no hemos inventado la pólvora. En América Latina esto es algo super común. En 2017, mientras el presidente de Ecuador (un tipo deleznablemente derechista) versionaba el Shaky Shaky de Daddy Yankee como tema de campaña, en Venezuela la revolución bolivariana ya estaba cambiando la letra del Despacito para llamar a la Asamblea Constiuyente. Y como siempre nos hemos sentido “con un océano atravesado” al pensar lo que pasa ahí, es algo que hemos visto desde hace tiempo con mucho interés.

Pero supongo que Brasil fue el punto de inflexión. Ver a un candidato fascista, Jair Bolsonaro, ganándose el voto de la juventud a través de una ofensiva cultural capaz de utilizar desde el trap a la música de las favelas para blanquear su mensaje le hace a uno recapacitar. Si en todo el mundo hay gente joven que usa la música que suena en su barrio para hacer política, si hasta los mayores enemigos de la democracia hacen uso de estas estrategias ¿por qué íbamos a ser menos?


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“Y si el pueblo pide reguetón no se lo v’o a negar”, dice J. Balvin. ¿De qué manera entronca el género con el populismo?
Hacer política desde abajo y hablando para todo el mundo implica desprenderse de los tapujos y ser sinceros con nosotros y nosotras mismas. Hemos crecido escuchando rumba, reguetón, rap, ahora trap ¿por qué íbamos a impostar algo que no nos es propio? Las bandas sonoras de los partidos, al menos en este país, suenan artificiales, no son sinceras. Queríamos rehuir de eso, y por eso escogimos el reguetón. No es tacticismo ni oportunismo, sino ganas de hacer algo que nos gustase también a nosotros, aunque el tema central lo tuviésemos que edulcorar.

¿Hasta qué punto la creación “de laboratorio” de este tema(no nace de artistas simpatizantes, sino de un think tank) utilizando un género popular no es un gesto antipopulista en cierta forma, no es parte de una revalorización elitista de lo popular?
Podría serlo. Pero la situación es más complicada. En El Observatorio pensamos cómo afinar lo que hacemos a las necesidades de una campaña. Pero lo hacemos construyendo con lo que tenemos a mano, y eso es básicamente la música y la cultura de la que nos nutrimos en el día a día. En los locales donde ponen el trap y el reguetón que nos gusta no nos conocen por bajar a hacer etnografías, sino por por pedirles que cierren con una de Kaydy Cain.

En esta campaña hemos visto como VOX ha planteado algunas de las opciones más originales —canciones, cuentas de memes…—de “guerrilla” en redes. ¿Por qué crees que sucede así y de qué manera Más Madrid le está disputando este territorio? ¿Tiene esto algo que ver, aunque sea ligeramente, con la disputa de ideas como la de patria a esta derecha?
En los memes nos ganan, es cierto. Pero es que pasarse tecleando barbaridades con dedos grasientos y llenos de restos de Cheetos les da mucha experiencia. Nosotros aspiramos a otra cosa, a inspirar a mucha gente joven a tomar la palabra y sumarse a una guerrilla cultural, musical, creativa y organizativa que encauce las ganas de cambio que tiene toda nuestra generación, incluso la que no se identifica con una etiqueta concreta como la de ser de “izquierdas”. Contra la corrupción, la precariedad, el machismo, las casas de apuestas… Ya toca.

¿Se ha convertido el reguetón en el nuevo indie, en un signo de estatus para las clases medias aspiracionales de los centros de las ciudades que pasa, precisamente, por la asimilación únicamente estética de lo popular, algo parecido al “turismo de clase”? Sobre ello reflexionaba Víctor Parkas en este artículo.
El tema que hemos hecho para Más Madrid está pensado para gustarle a gente muy diferente, incluyendo a la prensa. ¿Es una versión “edulcorada”? Claro que sí, evidentemente. Pero cuando tienes que acercar a tus padres en un coche a algún lado, ¿a que no le pones un tema de Bad Gyal o un disco de Berri Txarrak? Pues con una canción de campaña pasa algo parecido. Pero esto es una cosa, y lo que está pasando con el reguetón entre la juventud es otra. El reguetón comercial se ha puesto de moda, de eso no hay duda. Los tres artistas más escuchados de nuestro país el último año fueron Ozuna, Bad Bunny y Maluma. Y es cierto que hay mucha hipocresía alrededor de ello, pero siempre será mejor esa hipocresía a tener que aguantar la retahíla de antes respecto al reguetón.

Este debate lo abordó muy bien Víctor Lenore en su libro Indies Hipsters y Gafapastas y es verdad que hoy ya estamos en otra fase y ahora el problema es lo inverso. Es posible que no dure mucho, la cumbia para pijos, así como empalagosa ya empieza a ponerse de moda entre la gauche divine y la progresía hipster.

https://www.youtube.com/watch?v=u5M5zk3qqjY

Sigue a Ana Iris Simón en @anairissimon.

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