Y2K y la revolución de las máquinas
Al final del siglo XX el mundo era un lugar tenebroso. Mientras que la gente guardaba provisiones de agua y juraba que los computadores se iban a poner en nuestro contra, los videos musicales se convirtieron en extraños portales hacia nuestros propios miedos.
Era muy claro ver que no nos estábamos sintiendo tan cómodos en la Tierra, cuando empezaron aparecer todos esos clips cuyas escenografías son en el espacio y ese extraño gusto que surgió por los conjuntos deportivos metálicos.
Videos by VICE
Britney Spears backstage durante su tour “Oops I Did It Again”, 2000.
“Mo Money Mo Problems” de The Notorious B.I.G.
Aunque pudimos haber estado nerviosos por el futuro distópico, gracias a Neo y The Matrix por lo menos ansiábamos usar esos atuendos. Momentos clave incluyen a “No Scrubs” de TLC, que nos hablaba de chicos holgazanes al predecir el comienzo de la tecnología en la ropa y el verdaderamente desconcertante “Larger Than Life“ de los Backstreet Boys.
“No Scrubs” de TLC
Pero el reconocimiento más grande se lo lleva el clásico subestimado de Jessica Simpson, “Irresistible”. Cualquier princesa del pop que intenta renovar su imagen al de una mujer sexual con retoques en el pelo y un ritmo español, vale la pena ser mencionada. Con pantalones de cuero tipo campana en un desierto industrial urbano futurista poblado por ninjas, “Irresistible” combina tantas obsesiones culturales del 2002 que no puede ser ignorada.
El (incómodo) amanecer de un mundo global
Cuando Internet pasó de ser algo que salía en los programas de ciencia y tecnología a una parte de la vida cotidiana después del colegio, muchas cosas cambiaron. Y aunque a la gente aún le gusta usar términos como “aldea global”, cuando el planeta se abrió de repente fue diferente. A nosotros nos tomó algunos años descubrir cómo procesar esa sobrecarga de información.
Esto fue incómodamente notorio en nuestro lento despertar hacia la conversación sobre la apropiación cultural. Hoy estamos debatiendo las trenzas de boxeador de Kim Kardashian mientras elogiamos la habilidad de Prada para utilizar la ropa como medio de expresión de la experiencia de los inmigrantes, pero las cosas no fueron siempre tan variadas.
Gwen Stefani y sus Harajuku Girls en “Hollaback Girl”.
Podrías escribir una tesis sobre la presencia de las chicas blancas que se ponen tatuajes de henna, cadenas en la cadera y aretes elaborados en la nariz, pero Gwen Stefani ha surgido como la representación de cómo no involucrarse con la etnicidad de alguien más.
Gwen Stefani en “Luxurious”.
Cuando Love. Angel. Music. Baby. —el álbum debut de Gwen—, cumplió 10 años en el 2015, Hazel Cills de VICE lo recordó como un “Frankenstein racista del pop”. Pudo haber sido la única en rodearse de un grupo de mujeres asiáticas silenciosas y serviles, pero no fue la única en fetichizar la cultura de Harajuku. El disco sí tocó otros temas que se sienten insistentemente actuales, el más notable es el de la presión de las intérpretes femeninas por tenerlo todo sin esfuerzos.
Antes de la vida sana está el ‘sexercisio’.
Después de ver varios clips para este artículo, esta tendencia verdaderamente se siente arraigada en nuestra obsesión por los jeans ultra descaderados, blusas que son tan cortas que muestran la parte de abajo de las tetas y córsets con todo. Claro que la fusión de la moda y los deportes ahora se siente continua, así lo llamen athleisure wear o sports luxe, el movimiento nació en el momento que nos dimos cuenta que nos queríamos ver igual de brillantes y nuevos como esa entrada de milenio.
Cristina Aguilera en 2002, “Dirty”.
Antes de la revolución de la comida cruda, los jugos verdes e Instagram, nuestro gusto por la visión hipersexualizada del fitness de los ochenta permanecía. Estaba “Call on Me de Eric Prydz, “Hung Up” de Madonna y la increíble visión pagana del video de ejercicios de Goldfrapp, “Alive“. Pero nuestro corazón le pertenece a la máxima expresión de la vida sana: “The New Workout Plan” de Kanye West. Qué podemos decir, nos encanta Kanye sonriente.
Avril Lavigne, 2002.
Claro que Avril no estaba llegando al nivel de fluidez de Alessandro Michele y el himno malcriado incluye un mucha mierda sobre otras chicas para poder ser un clásico del nuevo feminismo. Pero su mensaje de que ella puede hacer todo lo que los chicos pueden hacer podría posicionarla como una precursora a Carly Rae Jespen o Taylor Swift. Solo que con mucho más delineador y pelo planchado.