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Ronda Rousey apareció este martes en el programa televisivo The Ellen Show y se sinceró sobre su estado de ánimo inmediatamente después de su derrota frente a Holly Holm el pasado mes de noviembre. En principio, Rousey había ido al programa para hablar de su aparición en la revista Sports Illustrated, pero la presentadora consiguió que antes de eso comentara su derrota frente a Holm.
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Rousey ofreció algunos detalles del combate, incluyendo el hecho de que básicamente Holm la noqueó en el primer intercambio; Ronda asegura que, aunque en ese momento se mantuviera en pie, no recuerda la mayor parte de la lucha.
La presentadora inquirió un poco más sobre lo que sentía Rousey, especialmente acerca de si está preocupada por la posibilidad de que el daño físico sea permanente. La luchadora, sin embargo, confesó que realmente lo que la preocupaba era el daño mental provocado por la derrota.
“Honestamente, estaba en esquina de la infermería y solo pensaba: ‘¿Qué será de mí, si esto no es lo mío?’ En ese mismo instante literalmente pensé en suicidarme. Pensé que yo no era ya nada: ‘¿Qué haré si ya no le importo una mierda a nadie?’ Entonces levanté la vista y vi a mi marido, Travis. Le miré y solo pensé: ‘Necesito tener hijos con él, necesito seguir viva’”.
Es increíble este tipo de sinceridad de parte de una luchadora como Rousey. Poco antes de esta declaración, Ronda había explicado que dedicaba grandes energías a evitar mostrar cualquier tipo de vulnerabilidad durante una pelea precisamente porque los luchadores atacan cualquier tipo de debilidad.
Queda claro, pues, que el principal enemigo de Rousey en su vuelta al ring no será la siguiente luchadora a quien se enfrente… sino ella misma.