Un retrato de Frida Kahlo con un cigarrillo en la boca sirve para presentar la última exposición de Invisible-Export. Aunque no se incluye en el espacio físico de la galería en el Lower East Side, la fotografía en blanco y negro marca inmediatamente el tono de la exposición. Vemos a Kahlo fumando, cogiendo el cigarrillo con delicadeza con una mano cargada de anillos mientras da una profunda calada. Esta imagen junto con el título de la exposición, Frida Smoked, parece casi un desafío: Frida fumó; pero también lo hicieron otras mujeres artistas y muchas otras mujeres en general.
Fumar fue considerado hace mucho tiempo como una actividad reservada únicamente a los hombres y se convirtió en un acto de rebelión en siglo XX. Un decreto prohibió incluso a los neoyorquinos fumar en público bajo pena de multa y arresto. Esta exposición reúne las obras de seis mujeres artistas —Genesis Belanger, Anne Doran, Celeste Dupuy-Spencer, Ilse Getz, Irini Miga, Amanda Nedham— que rompen con el discurso habitual para ofrecer una nueva perspectiva sobre el tema. Cada una de las obras tiene menos que ver con Kahlo y la representación arquetípica de la asociación mujer-cigarrillo y más con la compulsión empedernida de estas artistas de estudiar este hábito.
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Solo una de las obras hace referencia al contexto histórico: Tomato Surprise de Anne Doran (1998), es un collage que retrata el final de los 80 a partir de una colección de anuncios e imágenes de publicaciones impresas de esa época. La discreta relación con el cigarrillo está en la fotografía de una mujer desnuda que sostiene uno con la mano sobre su pecho, un interesante ejemplo de la cosificación de las mujeres en la publicidad. El resto de la exposición se centra más en las cualidades estéticas de los cigarrillos. Dos trabajos de Ilse Getz, Musical Nightmare (1981) y Cigarette Collage VII (1965), muestran vitrinas llenas de cigarrillos más o menos consumidos.
Las cuatro esculturas y dos pinturas de Genesis Belanger yuxtaponen formas geométricas de cigarrillos gigantes, casi fálicos, mientras que en la obra de Amanda Nedham los cigarrillos representan animales de granja.
La exposición no plantea ningún debate sociopolítico, lo que es una pena teniendo en cuenta la larga relación que tiene el cigarrillo con el feminismo, capitalismo y consumismo. Sin embargo, las obras —que a priori poco tienen que ver unas con otras— ofrecen una nueva mirada hacia el objeto y lo que este representa, rechazando el cliché del cigarrillo como accesorio.
Frida Smoked se puede ver hasta el 19 de junio en la galería Invisible-Exports de Nueva York.
Traducción de Rosa Gregori.
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