Cuando entra en la conversación el nombre de Steve Albini, todos estamos listos para encabezar una ceremonia apoteósica en su honor. La figura de Albini representa no sólo horas inagotables de placer auditivo, muchas veces no apto para oídos pusilánimes; Steve es en sí mismo una figura más o menos coherente que nos ha vendido buenas ideas para contrarrestar el tedio indie desde hace ya varias décadas, lo mismo denunciando los vicios de una industria musical voraz -a través de sus escritos más serios y clásicos como The problem with Music que simplemente cagando el palo en sus numerosos rants, en los cuales ha despotricado lo mismo contra Sonic Youth – acusándolos de haber traicionado el espíritu de la independencia- que contra Odd Future.
Además de sus propios proyectos musicales -Big Black, Rapeman, Shellac- Albini clama haber producido, o por lo menos haberse hecho cargo a nivel de ingeniería de audio, de una cantidad de discos desbordante. Ya ni siquiera sé en cuántos vaya el conteo hoy en día. Muchos de estos discos son legendarios y se han invertido ríos de tinta hablando de ellos.
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Sin embargo, Mr. Independence también tiene en su haber como productor discos insospechadamente horrendos. No estoy diciendo que sea su culpa, una banda pinche con ideas pinche generalmente dará como resultado discos pinches, independientemente de su director artístico, su productor o su ingeniero. El único alarde que muchos de estos grupetes podrán hacer a lo largo de su insufrible existencia será el de haber grabado un disco con Steve Albini.
Así que a propósito de las omnipresentes listas con “lo mejor de Albini”, aquí les va una con siete discos horribles producidos por Steve con los que he tenido el infortunio de cruzarme. La moraleja es muy sencilla: hay veces en que ni el productor -o en su defecto, ingeniero- más experimentado y arriesgado hará de tu disco algo relevante.
1-. Just Fred – Fred Schneider
En esta lista, de ninguna manera planeo ir del mejor al peor. Pero si hay algún disco que debe encabezarla, que quede claro que se trata de Just Fred, creación de un tipo que generalmente me cae bien: Fred Schneider -el de los B-52’s-. En algún momento Fred decidió alocarse con pésimos resultados. Y en medio del batidero se dió la oportunidad de ser chistosito -para hacer del disco una experiencia aún más desagradable- y grabar la clásica “Coconut”. Si algo hay que reconocerle a Just Fred es que se trata de una porquería más omenos consistente, salvo en coconut, nunca mejora ni empeora. La voz de Schneider nunca agarra la fuerza necesaria como para acompañar la pretendida velocidad y crudeza de la música. Y todo intento por impregnarle a ésta música fallida suciedad, distorsión y furia nunca logra hacerla más creíble. Una pena.
2-. More You Becomes You – Plush
En su momento a este disco le llovieron alabanzas, y se comparó al genio creativo de su creador con el de Burt Bacharach. Y sí, es sencillo y tiene cierta elegancia. En efecto, suena a Burt Bacharach. Para ser más precisos, suena a una sola canción de Burt Bacharach todo el tiempo. Aburridísimo. Pero es 1998, el mundo se preparaba para un nuevo milenio en el que habría de comerse cualquier cosa, por aburrida que fuera, siempre y cuando se venda como Indie. Albini comparte aquí el crédito de ingeniero con Robert Weston III.
3-. Ugly – Screaming Females
Un disco con estas características y así de horrendo habría tenido sentido quizás en 1997. Quizás hubiera funcionado como en el soundtrack de un par de episodios de “Daria”. Y de paso nos habría hecho olvidar una camada de bandas post-grunge dizque-punks sin razón de ser, fronteadas por mujeres. Sin embargo Ugly es del 2012. Su vocalista Marissa Paternoster es un desastre, uno lleno de clichés malogrados. Quizás pensaron que contratando a Albini y pidiéndole que los hiciera sonar como si estuvieran tocando dentro del baño podrían lograr algo. Pero no fue así. Albini se lleva el crédito de ingeniero.
4-. Nursing Home – Let’s Wrestle
Un disco tetísimo creado por una banda con un nombre igual de bobo que la música que contiene, con canciones de títulos provocadores como “Bad Mammaries”, “In the Suburbs”, “I’m so lazy”, “There’s a Rockstar in my Room” y claro “For my mother”. Me imagino que la idea que le plantearon a Albini fue “ayúdanos a sonar como lo más desangelado de 1994, y al final sólo añade esas chispas de frescura indie 2010”.
5-. Payola – Berri Txarrak
Si lo tuyo es el power rock completamente desaliñado y en ocasiones ligeramente melódico, del tipo del que lleva más prisa por escupir que por llegar a algún lado. ¿Para qué molestarse en llamar a Albini como productor? Demasiado timorato, Payola, con una de las bases rítmicas más acartonadas que he escuchado en mi vida, no logra ser interesante por ningún lado. Ni por sus letras en euskera, ni por tener de invitados a miembros de Rise Against. Grabado y mezclado por Albini.
6-. “Happy” in Galoshes – Scott Weiland
Un álbum plagado de las payasadas vocales de Weiland, quien en repetidas ocasiones trata de sonar a David Bowie y lo único que logra es recordarnos a Axl Rose cantando en el baño mientras sufre de retortijones estomacales. Sobre Albini debemos ser justos: no participó en la grabación de todos los tracks, pero sí lo hizo, por ejemplo, en la infame “Blind Confussion”. Aún así, se salvó de producir la miserable versión de “Fame” incluída aquí, en la que Scottie se hace acompañar….¡de Paul Oakenfold!. sí, malditas drogas.
7-. Walking Into Clarksdale – Jimmy Page & Robert Plant
Este es un momento divertido, en el que Albini sale al quite a favor de dos tipos muy cascados en todos los sentidos, y que de alguna manera deberían representar todo eso contra lo que Stevo se rebela constantemente. Dentro de toda su aburrición, el disco pudo haber sido peor. Al respecto, Albini les reconoce la capacidad de haber logrado un disco que no se pierde en pirotecnia y superficialidad, y aunque dijo que el par se caracteriza por su auto indulgencia, no le parecieron malas personas. Grabado y mezclado por Albini y producido por Plant.