Este artículo se publicó originalmente en VICE Países Bajos.
Por primera vez, la pandemia nos ha obligado a muchos a enfrentarnos seriamente a nuestra propia mortalidad. Son sentimientos con los que nos cuesta lidiar, puesto que la sociedad moderna nos enseña a temer a la muerte en vez de aceptarla como parte natural de la vida.
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Claudia Crobatia, una neerlandesa de 36 años que se define a sí misma como influencer y coach de sensibilización a la muerte, cree que existen formas más sanas de entender el fin de la vida. A través de su sitio web, Crobatia ofrece sesiones para aprender a lidiar con el dolor por la pérdida de un ser querido y a superar la ansiedad que provoca nuestra propia muerte. También, reseña cementerios de los Países Bajos y otros países del extranjero.
Hemos pedido a Crobatia que comparta seis consejos con nosotros para combatir las ideas negativas sobre la muerte, ya sea la nuestra o la de un ser querido.
Imagina tu propia muerte
“Cuando aceptas que vas a morir un día, puedes explorar lo que eso supone para ti. Puedes empezar pensando en las experiencias que has tenido con la muerte en el pasado y lo que crees que pasa al final. Así, la muerte se vuelve menos abstracta y aterradora.
Contemplar tu propia mortalidad es un arte tan antiguo como la humanidad. El dicho latino memento mori, “recuerda que morirás”, inspiró a incontables generaciones de filósofos y artistas romanos. Pero en la sociedad moderna occidental, evitamos pensar en el fin de nuestra existencia. Gracias a los avances médicos, la muerte no es una realidad tan aplastante como lo era antes. Además, la secularización de la sociedad nos ha dejado sin rituales significativos de duelo, como acompañar a la persona moribunda en el proceso o cuidar el cuerpo después de la muerte. Incluso los rituales que seguían los seres queridos para mostrar el duelo, como llevar ropas de un determinado color, están desapareciendo.
El movimiento de sensibilización a la muerte busca cambiar todo eso. Ser consciente de tu propia mortalidad es el primer paso. La idea es visualizar cómo te gustaría que fuese tu muerte durante una “meditación sobre la muerte”. En internet puedes encontrar cómo hacerlas. En mi curso, primero te pido que te imagines dónde quieres morir. ¿Estás en casa o en el exterior, con un paisaje bonito? ¿Hay alguien contigo o estás solo? Visualizar tus últimos momentos en la Tierra como tranquilos, sosegados y serenos puede calmar los miedos poco a poco.
Ponle nombre a la bestia
Cuando nuestros seres queridos enferman y no les queda mucho más tiempo de vida, solemos evitar el tema de la muerte y no queremos admitir que es realmente lo que está sucediendo. Es entendible, pero si decides aceptar la realidad y experimentar esas emociones difíciles, puedes transformarlas poco a poco.
Cuando mi padre murió en el hospital con 83 años, me senté con él, le sujeté la mano y le dije que se dirigía a un lugar de máxima libertad. Dije que estaba bien dejar ir y que lo quería muchísimo. Aceptar y estar en el último momento de una persona es realmente precioso para la persona que se va. Le ayuda a dejar la vida más fácilmente. Puede incluso ser una bonita experiencia si no te cierras al dolor.
Piensa un plan de muerte
Hablar de la muerte con tu familia y amigos puede otorgar mucha claridad y una visión objetiva, aunque estés sano y creas que no hay una razón para creer que vas a morir pronto. ¿Quién sabe las ideas extravagantes que pueden tener tus padres sobre el más allá? Quizás tu pareja ya sabe cómo quiere que sea su funeral.
Tómate el tiempo necesario para trazar un plan para cuando llegue tu momento. La muerte es algo tan personal como la vida. ¿Qué canción te gustaría que escuchara la gente? ¿Qué te gustaría llevar puesto? ¿Quieres que te incineren o prefieres tener un funeral ecológico que permita que tu cuerpo se descomponga?
Escribe todo lo que te parezca importante y compártelo con un par de seres queridos. Pero primero, explícales por qué lo haces para que no se lleven una idea equivocada.
Analiza minuciosamente tus miedos
Aceptar la muerte no es tan fácil como parece. Trata de averiguar qué es lo que te asusta. ¿Es la forma en la que vas a morir? ¿Tienes miedo de sufrir cuando tu cuerpo se descomponga? ¿O es el miedo de no existir y ser olvidado finalmente?
El miedo a la muerte puede estar causado por un trauma, como ver a un familiar morir o, peor aún, por pensamientos catastróficos. Esta forma de pensar no ayuda porque, a menudo, la realidad no es como predecimos. No puedes cambiar lo que va a ocurrir, pero sí controlar el momento presente.
Da un paseo en un cementerio
Exponiéndote a la muerte, automáticamente te familiarizas con ella. Para ello, puedes dar un paseo en el cementerio más cercano, por ejemplo. Consejo: investiga un poco antes si hay algún famoso enterrado ahí: sus tumbas suelen ser muy interesantes y especiales. Mientras grababa un vídeo sobre el cementerio de Gouda [un pueblo neerlandés famoso por el queso], encontré la tumba de la hija secreta del poeta chileno Pablo Neruda. Es una historia muy triste porque nació con hidrocefalia [acumulación excesiva de fluido en el cerebro], así que Neruda la abandonó a ella y a su madre.
Los cementerios son lugares perfectos para analizar lo que piensas sobre la muerte. Si quieres ir más allá, puedes leer libros como los del pensador americano Ernest Becker sobre la negación de la muerte u obras del autor estadounidense Paul Koudounari en las que describe las culturas y tradiciones funerarias de todo el mundo.
Reconoce que vivir eternamente podría ser aburrido
Darse cuenta de que la muerte es inevitable puede cambiar la perspectiva que uno tiene sobre la vida. Yo veo belleza tanto en la vida como en la muerte y en la naturaleza finita de nuestra existencia terrenal. Si nos fijamos en el concepto de inmortalidad, por ejemplo, en criaturas míticas como los vampiros, nos damos cuenta de que a menudo se dice que no suelen encontrarle sentido a la vida.
Puesto que la esperanza de vida media es de unos 80 años [en los Países Bajos], somos muy conscientes de lo que queremos hacer con nuestras vidas. Dentro de nuestra mortalidad, celebramos la vida. Nos vemos obligados a no esperar demasiado para hacer las cosas que queremos hacer. Por eso no deberías tener miedo de aceptar tu propia mortalidad.