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Surfista seguidor de QAnon mata a sus 2 hijos en México

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Cuando Abby Coleman se comunicó por primera vez con la policía en Santa Bárbara el sábado pasado, dijo que no estaba preocupada por la seguridad de sus hijxs.

Su esposo, Matthew Coleman, de 40 años, se había llevado a su hijo de 2 años, Kaleo, y a su hija de 10 meses, Roxy, sin ella, a pesar de que habían planeado irse de campamento juntos.

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Ella le dijo a un policía que le devolvió la llamada que “no creía que [su esposo] le haría daño a sus hijxs, ni creía que sus hijxs corrían peligro”.

Pero dos días después, un granjero encontró los cuerpos de Kaleo y Roxy en unos matorrales cerca de un rancho en México. Ambos niñxs habían sido apuñalados más de una docena de veces.

Horas después, el FBI detuvo a Matthew Coleman cuando cruzaba la frontera de regreso a Estados Unidos, y pronto confesó haber matado a sus hijxs.

¿Su razón? Había sido “iluminado” por QAnon y otras teorías de conspiración, y creía que sus hijxs iban a “convertirse en monstruos”. Coleman le dijo al agente del FBI que lo interrogó, que sentía que la única forma de “salvar el mundo” era asesinando a sus propios hijxs.

Los horribles y trágicos asesinatos de lxs pequeñxs han sacudido a la comunidad de Santa Bárbara donde Coleman vivía y trabajaba.

Coleman era muy conocido en los campamentos de surf en la playa de Santa Clara, donde enseñaba a niñxs de ocho a trece años a surfear.

Entre otros proyectos, la escuela de surf que tenía con su esposa incluso había puesto en marcha una iniciativa para enseñar a surfear a jóvenes víctimas de la trata, la mayoría de ellas adolescentes.

¿Quién es Matthew Coleman?

Coleman nació y se crió en Santa Bárbara, según una biografía publicada en la página web de su escuela de surf llamada Lovewater Surf Co.

Dice que aprendió a pescar y navegar cuando era niño, pero se enamoró del surf y compitió en el equipo de surf de la Universidad Point Loma Nazarene.

Coleman luego se mudó a España antes de viajar a más de 230 países en una “misión de surf”. Regresó a Santa Bárbara, donde se casó con su esposa en 2017 y estableció su escuela de surf.

No hay nada en las redes sociales de Coleman que sugiera un interés en QAnon o en cualquier otra conspiración. Su perfil de Instagram está lleno de fotos de lo que parece ser una vida idílica, parece un padre atento y un esposo amoroso.

En una publicación de finales de mayo de su cumpleaños número 40 se le ve rodeado de amigos en un barco, con la leyenda: “No podría estar más emocionado por los próximos 40 años”.

La teoría conspirativa de QAnon, que tiene millones de seguidores en todo Estados Unidos, postula que un grupo secreto de élites está operando una red mundial de tráfico sexual de niñxs y que el expresidente Donald Trump está trabajando para desenmascararlo.

¿Qué pasó?

Abby Coleman le dijo a la policía que ella y su esposo estaban planeando irse de campamento juntos el fin de semana pasado, pero que el sábado Matthew Coleman se fue con los dos niñxs en su camioneta sin decir a dónde iba.

Matthew Coleman no respondía a las llamadas ni a los mensajes de su esposa, por lo que horas después ella se comunicó con la policía para lograr ponerse en contacto con su esposo. Cuando el policía que llamó no tuvo éxito tratando de localizar a Coleman, Abby dijo que “no creía que [su esposo] le haría daño a sus hijxs, ni tampoco creía que sus hijxs estuvieran en peligro”.

Pero 24 horas después, Abby Coleman volvió a llamar a la policía y denunció oficialmente la desaparición de lxs tres. Usando la aplicación “Find My iPhone” en su laptop, Abby pudo ver que el teléfono de su esposo estaba a unos 400 km, en Rosarito, una ciudad turística en la costa del Pacífico en México, justo al sur de la frontera con Estados Unidos.

El lunes volvieron a localizar el teléfono de Matthew Coleman cerca de la frontera de México y Estados Unidos, y en ese momento, el FBI envió a un agente para interceptarlo mientras cruzaba de regreso a los Estados Unidos en su camioneta, sin lxs niñxs.

Cuando descubrieron que Coleman viajaba solo, el FBI se puso en contacto con las autoridades de México, quienes les dijeron que un granjero que trabajaba en un rancho cerca de Rosarito había descubierto los cuerpos de dos niñxs que coincidían con las descripciones de Kaleo y Roxy el lunes por la mañana.

En una entrevista con agentes del FBI ese mismo día, Matthew Coleman confesó haber asesinado a sus dos hijxs.

¿Por qué lo hizo?

Coleman confesó haber matado a ambxs niñxs disparándoles en el pecho con un fusil de pesca submarina, según una declaración presentada por la agente del FBI Jennifer Bannon ante la corte el miércoles. Las autoridades mexicanas dijeron a AP que Roxy había sido apuñalada 12 veces y Kaleo 17 veces.

Coleman dijo que había salido de la casa sin decirle a su esposa el sábado y como no tenía una silla de bebé en el carro para su hija, la metió en una caja.

Coleman se registró en un hotel en Rosarito el sábado, donde permaneció dos noches. Las imágenes de las cámara de seguridad lo muestran saliendo antes del amanecer del lunes con sus hijxs, y regresando solo horas más tarde.

Coleman le dijo al FBI que su hijo no murió de inmediato, por lo que “tuvo que mover el arpón y se cortó la mano en el proceso”.

El miércoles, la Fiscalía de los Estados Unidos para el Distrito Central de California acusó a Coleman de asesinato en el extranjero de ciudadanos estadounidenses. Debe regresar a la corte el 31 de agosto.

Cuando le preguntaron por qué los mató, Coleman le dijo a los agentes que “creía que sus hijos se iban a convertir en monstruos, así que tuvo que matarlos”.

Continuó diciendo que “fue iluminado por QAnon y las teorías de conspiración Illuminati y estaba recibiendo visiones y señales que revelaban que su esposa poseía ADN de serpiente y se lo había transmitido a sus hijxs”.

Coleman dijo que estaba “salvando al mundo de los monstruos”.

Cuando le preguntaron si sabía que lo que hizo estuvo mal, le dijo a los agentes que “sabía que estaba mal, pero que era el único plan de acción que salvaría al mundo”.