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He aquí todas las teorías sobre quién intentó deshacerse de Erdogan

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El intento de golpe de estado asestado en Turquía en la madrugada del sábado pasado ha motivado más de 6.000 detenciones, casi 300 muertes y la destrucción del edificio sobre el que se levantaba el parlamento turco, enclavado en Estambul, la capital del país. Y si bien el golpe no ha conseguido derrocar al autoritario líder del país, el cada vez más cruento Recep Tayyip Erdogan, su estridente fracaso ha dado lugar a toda suerte de teorías — algunas más plausibles que otras — sobre quién estaría detrás del mismo.

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Al gobierno turco le faltó tiempo para señalar al primer presunto culpable. Erdogan denunció furioso al clérigo suní moderado Fethullah Gülen, uno de los disidentes de su régimen, que vive en un exilio autoinfligido en Saylorsburg, Pennsylvania, a 130 kilómetros de Filadelfia. Según Erdogan y su formación islamista, el clérigo habría dirigido durante años a un numeroso grupo de seguidores en las Fuerzas Armadas y en otras instituciones del estado turco, hasta gestionar algo parecido a un “estado paralelo” de opositores a Erdogan.

Sin embargo, la naturaleza violenta del golpe no parece ajustarse a las características de Gülen y de sus seguidores,más partidarios de orquestar sus maniobras en la oscuridad que de sembrar el caos en las calles. Gülen ha desmentido pública y reiteradamente tener implicación alguna con el golpe. Es más, es de los que piensa que el golpe ha sido orquestado por el mismo Erdogan, en el enésimo intento por justificar las purgas constantes que el líder ha orquestado en Turquía bajo amenaza o sin ella, perseguido real o imaginariamente, desde que está asentado en el poder.

Gülen se ha abstenido de hacer declaraciones a VICE News. En su lugar, el consulado de Turquía en Nueva York ha referido a los medios de comunicación que buscaban conseguir declaraciones del líder exiliado a un comunicado que fue colgado en su página web el domingo pasado y en el que se tacha a Gülen de terrorista.

Gülen versus Erdogan: el golpe como momento decisivo

Lo que el golpe en Turquía sí ha provocado es que asistamos al despliegue “de una disputa sobre quién estaría en condiciones de reivindicar el liderazgo de los turcos musulmanes que viven en su país de origen y de los que lo hacen en el resto del mundo”. Así lo cree Jonathan Laurence, un miembro de la cúpula del departamento de Política Internacional de la fundación Brookings Institution, y profesor de Ciencias Políticas en la universidad de Boston. [Turquía es la mayor economía y el motor fundamental de entre todos los países en que se habla la lengua turca y donde la mayoría de la población es de confesión musulmana, como es el caso dos de los más importantes exportadores mundiales de petróleo: Azerbaiyán y Kazajistán].

“Si este ha sido un golpe apoyado por los gülenistas, entonces no creo que haya sido orquestado por Gülen”, asegura Laurence. “Claro que es posible que alguien percibiera la señal de advertencia y que tal fuera el último recurso. Erdogan ha despedido a centenares de jueces, ha detenido a varios editores y está cada vez más cerca de fulminar los últimos bastiones de Gülen”.

Turquía bloquea WikiLeaks tras la difusión de emails del gobierno. Leer más aquí.

Muchos turcos seculares vislumbran desde hace tiempo a su ejército como a un bastión contra el islamismo más insidioso. Mientras tanto, Erdogan no ha parado de hacer enemigos, tanto entre los intelectuales turcos, como entre los defensores de la libertad de prensa; por no hablar de los kurdos, los conservacionistas, la comunidad LGBT, el poder judicial, y de su descarnada disputa con Fethullah Gülen.

Tanto Erdogan como Gülen se han aprovechado a lo largo de los años de señalarse acusatoriamente el uno al otro, ha comentado Laurence. Y eso ha desembocado en la orquestación de represalias y de medidas no precisamente democráticas”, como la orden de Erdogan de cerrar todas las escuelas gülenistas que quedaban en Turquía. Muchos gülenistas reaccionaron entonces filtrando detalles del mareante nivel de corrupción entre los más fieles colaboradores del presidente turco. Las filtraciones provocaran que Erdogan, a su vez, señalara entonces a los jueces y a los policías responsables de las acusaciones de corrupción de ser seguidores de Gülen, algo que le vino muy bien para despedirles o degradarlos a todos.

Tras el intento de golpe, el presidente ha orquestado una nueva operación de acoso y derribo de todos los funcionarios y burócratas de quienes se sospecha que podrían ser gülenistas. A Erdogan la situación le ha permitido llevar a cabo una definitiva operación de limpieza de lo que él percibe como la amenaza gülenista.

Entre los perseguidos estaría el general Akin Otzürk, excomandante general de las Fuerzas Aéreas turcas, quien, según publicaron algunos medios de comunicación este lunes, habría confesado ser uno de los cerebros del golpe fallido. Claro que tales declaraciones fueron fulminantemente desmentidas pocas horas después. Sea como fuere, algunos expertos, como Michael Rubin, un ex miembro de la cúpula del Pentágono que trabajó durante años en Oriente Medio y Turquía, consideran que la implicación de Oztürk serviría antes para disculpar a Gülen que para implicarle.

“Es imposible que ningún general del Ejército sea seguidor de Fethullah Gülen”, ha comentado Rubin. “Para alcanzar ese rango habrá sido sometido a toda clase de escrutinios y se le habría exigido no tener ni el más remoto vínculo con Gülen”.

En realidad, Otzürk “ha estado combatiendo contra los infiltrados de la organización de Gülen” en las Fuerzas Armadas. Lo dice Ahmet Sik, un periodista de investigación turco que ha escrito un libro sobre Gülen titulado El ejército del Imán. La confusión sobre cuál habría sido la implicación del general en el intento de golpe “se explica por el hecho que la agencia estatal Anadolu, cuya credibilidad debe de ser seriamente cuestionada, denunció que el general había confesado su crimen — claro que tan pronto trascendió una copia del documento original quedó claro que no solo no admitió crimen alguno, sino que negó todos los cargos que se le imputaban”, cuenta Sik.

Una foto de archivo del general Akin Oztürk, disparada en 2013, cuando era comandante general de las Fuerza Aéreas. (Imagen por Stringer/EPA)

Los golpistas eran incompetentes… y/o fue todo un montaje

Rubin, quien ahora es miembro académico del American Enterprise Institute, una think tank de derechas radicada en Washington considera difícil de creer que Erdogan haya orquestado un golpe de estado falso para seguir ampliando los horizontes de su curiosa percepción de la democracia — una teoría que ha cobrado peso a lo largo de los últimos días.

La “absoluta incompetencia” del golpe podría despertar las dudas de algunos, que se preguntan si alguna vez tuvo alguna posibilidad de ser un éxito, admite. Las imágenes que han trascendido muestran a soldados y a altos rangos del ejército siendo detenidos por la policía el viernes por la noche, apenas unas horas después de que el golpe se ejecutara.

Los golpistas lograron cerrar los dos aeropuertos principales de Estambul, por mucho que ambos reabriesen a la mañana siguiente. Igualmente, uno de los puentes de acceso fundamentales a la capital volvió a abrir apenas una hora después de que fuera conquistado por un grupo insuficiente de rebeldes. Pese a todo, Rubin asegura que el hecho de que la operación parezca la amateur no es motivo suficiente para cuestionar su veracidad. “Hay que reconocer que la gente, a veces, la caga”.

Se ha hablado mucho del presunto temor de Erdogan a ser derrocado. En realidad, se ha especulado con que podría caer de manera similar a la que se llevó por delante a Mohamed Morsi, otro islamista elegido democráticamente a quien el ejército de Egipto se quitó de encima tan pronto como tuvo ocasión, en 2013.

Pese a todo, Erdogan proclamó este domingo que “el levantamiento ha sido un regalo de Alá, puesto que gracias al mismo el ejército turco será sometido a una limpieza exhaustiva”.

Para Bessma Momani, profesora de Ciencias Políticas en la universidad canadiense de Waterloo y autora del libro Arab dawn: arab youth and the democratic dividend they will bring, la limpieza en cuestión no se ha reducido al ejército. Además de los 6.000 soldados y oficiales a los que se detuvo tras la insurrección del viernes, Erdogan también ha suspendido a cerca de 3.000 jueces civiles.

“Ellos no son parte del golpe militar. ¿Por qué extraña razón un grupo de abogados estaría conspirando por hacerse con el control del estado?”, se pregunta Momani. “Lo que pasa es que Erdogan quiere introducir algunas reformas constitucionales que le darán más poder todavía. Hasta ahora los jueces habían sido uno de sus mayores obstáculos. Ahora cuenta con la excusa perfecta para deshacerse de ellos”.

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Quizá tampoco debería de extrañarnos que haya surgido una corriente de opinión entre parte de los partidarios de Erdogan. Esta sugiere que si alguien se pusiera a buscar huellas, encontraría las de Estados Unidos en algún sitio.

La conexión estadounidense

“La gente se pregunta qué es lo que hace Gülen en Estados Unidos”, asegura Michael Reynolds, profesor asociado en el departamento de Próximo Oriente de la universidad de Princeton. “Ya sabes, a fin de cuentas fue un exagente de la CIA quien le gestionó el visado”. (parece que es cierto).

“¿Jugó Estados Unidos algún papel en el golpe? ¿Tenía Estados Unidos algún conocimiento de que había un golpe a punto de ser orquestado en Turquía?”. Eso es lo que se preguntan algunos turcos, opina Reynolds.

Claro que todo depende de la perspectiva desde la que uno se lo mire todo. Cualquiera podría defender cualquiera de las dos hipótesis, asegura Laurence.

“Si te interesa trazar un retrato de Erdogan como el de un déspota autoritario, existen varias evidencias esparcidas para demostrarlo. Y si deseas retratarlo como a uno de los líderes más democráticos de Turquía, también podrás recabar las evidencias necesarias”, opina. “El factor más complicado de todo ello es si Erdogan cree o no que Fethulla Gülen vive en una confortable urbanización residencial en las montañas de Pennsylvania bajo la protección de Estados Unidos”.

En declaraciones emitidas el sábado en Estambul, Erdogan hizo un llamamiento a su homólogo Barack Obama para que este extradite a Gülen de Estados Unidos y se lo devuelva a Turquía.

“A mí me parece que si somos socios estratégicos como somos, lo mínimo es que cumplas con nuestra petición”, señaló entonces Erdogan.

Pese a todo parece que la posibilidad de que la extradición se lleve a cabo parece improbable. “Nosotros ya les adelantamos que se investigará en profundidad la situación de Gülen”, ha declarado el secretario de Estado John Kerry.

A primera hora de ayer, Turquía exigió oficialmente el regreso de Gülen.

“No sigan protegiendo a un traidor”, ha dicho, a su vez, el primer ministro Binali Yildirim.

Asli Pelit ha colaborado en este artículo

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