Artículo publicado por VICE México.
Dios bendiga las fiestas de navidad de los trabajos que mantienen nuestros departamentos y fiestas de fin de semana. Son esa hermosa ocasión para pasarte de tragos, hacer un par de ridículos y comentarios poco apropiados, y decirle a la persona que trabaja en cuentas no tienes la más mínima idea de quién es, que por favor te diga su nombre completo.
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Creo en los clichés: soy esa persona incómoda al que le gusta generalizar; pienso que todas las personas son iguales y es difícil que me saquen de esta idea. No lo intenten, no los voy a leer o escuchar y terminaré por bloquearlos de Instagram. Así que después de esta confesión —y debido a mis grandes dotes para clasificar gente— y mis gratas experiencias en cenas de navidad de mis distintos trabajos, me dediqué a hacer perfiles de todos los individuos que vas a ver en estas celebraciones decembrinas.
Acá están todas las personas que podrás encontrar:
Tu jefe
Este es bastante obvio: tu jefe va a estar ahí, con personas a las que jamás podrás hablarles porque claramente no se va a juntar contigo en la posada. Si a diario te chinga la vida y te hace sentir que no sirves para nada, ¿por qué crees que con alcohol de por medio se va a portar mejor?
Tu jefe va a estar ahí. Bien lejano y verás lo lejos que estás de pertenecer a su círculo social; pensarás en renunciar luego del tercer ron. No lo hagas. Tienes renta que pagar.
La persona con drogas gratis de la que no sabes su nombre
Habrán drogas, mis estimados. Una fiesta de navidad sin drogas es irreal. No existe. Papá Noel despierta eso en los seres humanos. Ahora, probablemente, tú no consumas drogas, y eso está bien, pero, ¿te imaginas ver a todos tus compañeros de trabajo brincando y disfrutando y tú ahí en una esquina pensando en cuánto dinero hacen?
El problema real es que siempre hay una persona que tiene drogas y las regala. Pero jamás lo has visto en la oficina y no sabes cómo se llama. Casi siempre tiene un corte de pelo bajo, una polo y zapatos bastante limpios. Te tocará hablarle, sonreírle y pedirle —si es que no llevas—.
Tu enemigo número uno
Todos tenemos enemigos. Sean sinceros. Hay alguien que nos caga en la oficina. No soportamos a ese alguien y de igual forma tenemos que obligatoriamente tratar con esa persona.
Estará muy cerca de ti en la fiesta. Se cruzarán miradas. Incluso se sentirá como un coqueteo bien extraño made in David Lynch. La misión es no demostrar el odio nunca. Guardarlo. Ponerle candado.
Recursos humanos
Va a estar. Mirándote. Observando cada paso en falso que das, y tú no vas a saber cómo diablos comportarte. ¿Saludas? ¿Sales corriendo? ¿Le ofreces un trago? De igual manera vas a pensar que te va a correr por tu comportamiento inadecuado en la fiesta de la oficina.
Te recomiendo que te alejes, que estés a un kilómetro de esa persona. No le saques plática. Sonríe si por casualidad te pasa cerca. Huye después.
Tu crush
Camaradas, no me vengan con cuentos de que no les gusta nadie de su oficina. Sean sinceros. He pasado por demasiadas decepciones amorosas como para creerles sus pinches mentiras. Es natural. No se pongan a esconderlo.
Ahora, esta persona casi siempre tiene pareja, además, sabemos que es un poco inadecuado estar con personas de la oficina. Vas a tener que controlarte. Portarte bien. Porque si por alguna extraña razón llegas a tener oportunidad con esta persona, y estás bastante borracho, lleno de comida y seleccionando rolas de Aleks Syntek, vas a destruir tu única oportunidad.
Mas personas de las que no conoces su nombre
Esto me pasa siempre. Me saludan personas que sí, sí las he visto merodeando los pasillos. Saben cosas de mí. De mi chamba. Pero yo todavía no tengo la más mínima idea de qué hacen en la oficina, cómo se llaman; o si de repente son los dueños de la empresa.
Perdón. Y esto es algo muy mío, olvido nombres, caras, conversaciones. La única manera de surfear estas olas es sonriendo y diciendo que quieres ir al baño. Nadie quiere platicar con personas que quieren ir al baño.
El intern
¿Qué pedo con los interns? La verdad los envidio un chingo. Algunos son como personajes de American Pie. Siempre oyendo a Kanye West. Bailando y moviendo la cabeza como si tuviesen 18 años.
La cantidad de alcohol que beben es impresionante. Es como si todo el año se prepararan para esta fiesta. Practicaron en su casa luego de dejar de escuchar por cinco minutos Graduation y ver qué Yeezy nuevos le piden a sus padres. Van a querer platicar contigo. Y, en un momento muy específico de la peda, van a decir las palabras más despreciadas en este tipo de ocasiones: “Te quiero un chingo, bro”. El secreto está en calcular cómo diablos reaccionar y no perder la cabeza.
Les deseo mucha suerte; esto va a suceder y espero que todos estos consejos sirvan de algo. Que estén bien.
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