Bienvenidos una vez más a Trabajo Sucio, nuestra nueva serie de expediciones al Jardín de MUNCHIES. Invitamos chefs, bartenders y figuras del mundo de la gastronomía para explorar nuestro jardín en el techo y hacer lo que sea que los inspire con nuestros productos frescos. En esta entrega, la reina de la gastronomía y reina culinaria de Top Chef Gail Simmons viene para hacer una comida sencilla que pronto se convierte en algo elaborado.
Gail Simmons se detiene cuando siente que su teléfono vibra, mientras cosechaba un puñados de tomates.
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Acaba de recibir una foto de su hija de dos años Dahlia Rae, sonriendo y sosteniendo un vaso con un popote. “La primera leche de chocolate de la bebé”, dice con un suspiro que da paso a una risa, resignándose al inevitable descubrimiento de los placeres del azúcar por parte de su hija. “Estamos jodidos”.
La jueza de Top Chef y veterana del mundo culinario ha llegado al Jardín de MUNCHIES para recolectar unos cuantos productos frescos y preparar una comida, descansando de una agenda bastante apretada. Gracias a algún milagro, se ha hecho tiempo entre una multitud de apariciones televisivas, presentar el Clásico Food & Wine en Aspen, asesorar a estudiantes de una iniciativa social en Babson College y servir a las juntas directivas de media docena de organizaciones de caridad o culinarias en Nueva York para participar en la fundación de una compañía de contenido, Bumble Pie Productions, con su socia empresarial Samantha Hanks. La primera serie, Star Plates, se estrenó el 27 de septiembre y pone al frente a celebridades como Mindy Kaling y Colin Hanks a lado de chefs de alto nivel como Susan Feniger y el ganador de Top Chef Michael Voltaggio.
Y aún así, incluso con tantos proyectos girando en su cabeza, su hija está en primer lugar de sus pensamientos.
“Solamente cuando tienes un hijo te das cuenta de cuánto azúcar hay en el mundo. ¡Tienen un apetito insaciable!”, dice Simmons. Afortunadamente, sin embargo, Dahlia Rae es una niña con apetito mundano. “Tiene gustos muy extraños para tener dos años de edad. Su comida favorita son las aceitunas sin ninguna duda. Lo que más le gusta hacer en el mundo es ir a Sahadi’s y ordenar a los chicos”.
Después de recolectar la abundancia que dejó el final de verano, Simmons se dirige a la cocina con una charola llena de tomates heirloom, berenjenas japonesas (que parecen surgidas de un cuento de hadas), pepinos armenios (parecidos a serpientes), chiles shishito y un ramillete de hierbas. “Siento que estoy en un programa de concursos”, dice Simmons mientras arranca hojas de menta y romero de las ramitas que tiene, antes de mezclarlas rápidamente en una marinada con aceite de oliva, limón y ajo para preparar unos trocitos de cordero y hacerlos a la parrilla.
Pica en trozos gruesos las berenjenas, los chiles y los tomates, luego los baña en el aceite de oliva, las semillas de chile, ajo, sal y pimienta. Simmons los extiende en una charola y los mete al horno para asarlos lentamente mientras prepara el resto del banquete.
Prometió una comida sencilla, pero no está satisfecha con un solo platillo.
“Ya sabes, los bebés de 2016 comen de manera distinta”, dice Simmons mientras rebana y corta en cubos, señalando que Dahlia Rae pide regularmente pudín de chía para desayunar y le gusta rebanar la sandía con un cuchillo de juguete rosado. “¡Ni siquiera tenía chía hasta hace cinco años!”.
Simmons cree que exponer a su hija a un extenso mundo gastronómico continuará enriqueciendo su paladar y ayudándole a tomar decisiones sanas en el futuro; a pesar de la leche con chocolate. “Llevamos a mi hija al mercado de agricultores cada domingo y prueba absolutamente todo. Con suerte eso le servirá, pero no hay garantías”.
Mientras la carne se empapa en los sabores de las hierbas y el ajo, Simmons desenvuelve bellos camarones jumbo y los adereza con otra marinada simple, esta vez agregando un poco de paprika ahumada.
Coloca el cordero en la parrilla tan fácil que me recuerda cuando sirvió magistralmente 30 tragos de whiskey perfectos (aunque esta vez no es tan impresionante) en su episodio de Chef’s Night Out. (“Pensé, ‘Estoy en un reality. No me puedes engañar para que beba en cámara’”, dijo respecto a la grabación del video. “Y luego de 30 minutos, solo pensé, OK, esto es imposible”.)
Tan pronto como los trozos de cordero salen de la parrilla con un sellado perfecto de cada lado, el camarón toma su lugar en las brasas.
Pero el camarón solo es la decoración para otro componente: un gazpacho cremoso que podría confundirse con una salsa Romesco. Sigue la receta clásica catalana para la salsa —almendras marcona tostadas, cubos de pan rústico—, pero intercambia los pimientos ñora por tomates rojos frescos del jardín. Todo se licúa, transformándose en una perfección aterciopelada.
Luego de que los camarones se cuecen sobre las flamas, Simmons los acomoda sobre un poco de la sopa, decorada con cebollas verdes y pepinos en cubos.
En este punto, las berenjenas y los chiles se suavizan con el calor del horno y se han transformado en bocadillos blandos y caramelizados. Simmons los extiende en una fuente a manera de cama para el cordero, los huesos forman un sencillo entramado con las verduras asadas. Encima de todo, acomoda un laberinto de aros de cebolla a la parrilla y un chorrito de limón.
Una comida sencilla.
A medida que parece apaciguarse, Simmons de pronto tiene una idea: pan a la parrilla y tomates, restos del gazpacho. Al aderezar las rebanadas con un poco de aceite y una pizca de cebollines, convierte los desperdicios en otro platillo para añadir al banquete.
Pero eso no es todo. Para su acto final, Simmons decide mezclar un cóctel improvisado con tomatillos amarillos del jardín. Al ser ácidos y caramelizados se llevan muy bien con el ron blanco. Revuelve los tomatillos con un poco de jarabe simple y hojas de albahaca, añadiendo una nota herbal a la bebida.
Lo termina con el licor, le agrega hielo y lo agita. Listo para beber.
Mientras el equipo de MUNCHIES se lanza al banquete —tomando los trozos de cordero por el hueso, sin detenerse a usar objetos fastidiosos como cubiertos— Simmons da un paso atrás, sonríe y admira un buen trabajo de cocina.