“No la vas a cagar, ¿cierto Danny?”. Eso fue lo que supuestamente le preguntó el elenco al director Danny Boyle durante la filmación de Trainspotting 2, la secuela del clásico de 1996. La respuesta corta es: no. No la cagó. De hecho, T2 es todo lo que esperábamos: es divertida, cruda y está llena de esa nostalgia que implica reencontrarse con alguien después de 20 años.
El film, que parte de elementos de la obra literaria de Irvine Welsh, Porno, retoma la acción en tiempo real: Renton (Ewan McGregor) regresa a Edimburgo para enfrentar lo que sucedió hace 20 años. Sick Boy (Jonny Lee Miller) ahora es un extorsionista adicto a la cocaína y potencial dueño de un burdel, y Spud (Ewan Bremner) está jodido de la cabeza por tantos años de consumo de heroína. Francis Begbie (Robert Carlyle), por su parte, salió de la cárcel y busca venganza.
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Hasta este punto, todo suena familiar. De hecho, la película es similar a The Force Awakens en el sentido en que toma muchos de los elementos originales y los actualiza de formas ingeniosas y autorreferenciales: vemos a Renton en un carro; suena de fondo Lust For Life, de Iggy Pop; y hay una serie de cameos muy bien realizados.
Sin embargo, en lo que se diferencia T2 es en lo desencantados que están los personajes del mundo que los rodea. Ewan McGregor y Jonny Lee Miller mantienen la misma química de la primera película, pero en sus conversaciones ahora prima la nostalgia. Y ver eso es desgarrador. “¿Por qué están tan obsesionado con el pasado?”, pregunta Veronika (Anjela Nedyalkova), la nueva socia de Sick Boy. Y la respuesta sería la misma que darían quienes van a ir a ver la película: para conectar con una parte de su juventud. Para entender cómo llegamos acá.
Es una idea ingeniosa por parte de Boyle. Aunque T2 se pasa en ocasiones con las referencias al pasado —a pesar del ritmo veloz y una buena dirección, los flashbacks suelen ser muy largos—, hay una decisión consciente detrás de esto: desde la reutilización de la música, hasta la introducción de sus clásicas escenas cómicas. En realidad Boyle pudo haber hecho cualquier cosa como secuela de Trainspotting, y de todas formas la gente habría ido a verla. Afortunadamente hizo esto.
Este artículo fue publicado originalmente en i-D, nuestra plataforma de moda.